Diferente por completo a las habituales celebraciones del 1ro de Mayo, la de este año no cede un ápice en cuanto a las convicciones, el optimismo y los deseos de formar un país con prosperidad, a pesar de la pandemia, el bloqueo, sequías y otras calamidades que, por lo general, no dan tregua.
La jornada ratificó la propuesta hecha por la máxima dirección de la Revolución, que pidió convertir las casas en plazas, como respaldo a las ideas que sostienen este proyecto social, con énfasis en la celebración de las dos décadas del concepto de Revolución dado a conocer por el líder indiscutible Fidel Castro Ruz.
Según el sol ganaba altura, también brotaban este 1ro de Mayo las iniciativas de la población, basadas en adornos de sus viviendas con banderas y carteles alegóricos a la efeméride.
Nuestros equipos de prensa fueron testigos de cómo en toda la provincia avileña personas de todas las edades se sumaron al jolgorio proletario con el canto del Himno Nacional a las 8:00 de la mañana, seguido por el aplauso dedicado a quienes combaten de una forma u otra la Covid-19.
Otros escenarios donde abundan las iniciativas son las redes sociales, en las cuales se reportan infinidad de sucesos protagonizados en el país, en pleno respaldo a Cuba y con sólido rechazo a quienes la agreden.
No se puede negar que hoy se extraña la marcha, el fervoroso saludo con muchos amigos a quienes encontramos en los desfiles, el sofocante calor que invade nuestros cuerpos cuando desfilamos, el colorido y las congas.
Pero esas ausencias tienen una compensación difícil de igualar. Quedarnos en casa equivale a salud, a reducir riesgos y proteger familias, significa el homenaje a quienes lo dan todo para salvar vidas, asegurar las producciones y los servicios esenciales.
Es el respeto a un gobierno que cuida a sus trabajadores y los respalda salarialmente durante un momento crítico como el actual, es la solidaridad con los que han perdido seres queridos y la alerta previsora a los que no actúan como se debe y ponen en peligro a los de su entorno.
Mayo llega vibrante de alegría y con la expectativa de que no surjan fisuras para la situación epidemiológica de la provincia. Asoma pletórico de banderas y corazones dispuestos a vencer esta dificultad que atenta contra el mundo.
Por eso, desde cada plaza ubicada en los hogares, se emite el abrazo infinito a quienes hoy no están con los suyos porque luchan en otras latitudes para controlar la Covid-19. A ellos y a ti, gracias y aplausos.
La familia unida
Distanciamiento, sin perder la alegría
Los abuelos, que tanto han trabajado, no se pierden esta celebración
Vecinos listos para cantar el Himno