La mañana fue tejiendo sus colores cuando el sol descubría al mes de mayo. Un enorme arcoíris humano tejía las principales calles de Ciego de Ávila. El bullicio, poco a poco, iba creciendo, con la misma fuerza que la marea humana caminaba en fiesta proletaria.
Vivimos un día de fiesta, y a la vez, de pensamiento; alegría inigualable por encontrar en la multitud a amigos de todas las épocas; reflexión, porque aparte del ambiente carnavalesco, existen millones de trabajadores en otras regiones que no pueden disfrutar de estos jolgorios.
Hay preocupación, además, por los continuos intentos de la ultraderecha imperialista para destruir los proyectos sociales más progresistas del continente, y por hermanos a los que el terrorismo les impide hoy estar junto a los suyos.
Pero el optimismo no decae y Ciego de Ávila lo demuestra. Miles hicieron que las vías vibraran de entusiasmo por ideas justas que vencen por más de 60 años, a pesar de las continuas adversidades.
El 1ro. de Mayo late en la mayoría del pueblo, se refleja en la sonrisa de niñas y niños, en la cordialidad de los colectivos laborales, en fin, en los deseos de construir una patria mejor.
Protagonismo juvenil en el desfile
Los trabajadores de la cultura, abundantes en iniciativas
Tradicional saludo a la presidencia del desfile
Rostros diversos con denominador común, la alegría
Contundente demostración de rechazo a la hostilidad del imperio
La conga y sus matices
El pueblo uniformado desde sus nuevas generaciones
Unidos en la marcha
Con la guardia en alto
La marcada belleza de las mujeres avileñas las distingue en el país
¡Unidos y pa'lante!
Los campesinos, presentes junto a los obreros
Cambian los tiempos, no todos los “guajiros” optan por el sombrero
Con la conga, el desfile adquiere su máximo esplendor