Agradecimientos

Considerado uno de los filósofos más relevantes de la civilización china, entre tantas sentencias, Lao Tse dijo: “La gratitud es la memoria del corazón.” Y, aunque la historia que cuenta también tiene matices lamentables, así se siente Silvio Miguel Rodríguez Betancourt, profesor jubilado, de 76 años de edad, hipertenso y diabético, vecino del Edificio No. 15 en el reparto Carrazana, en la ciudad de Morón.

“Quiero dar fe de un testimonio de lo ocurrido al mediodía del domingo 1ro. de septiembre en áreas del parque de diversiones Luis Alfonso Velázquez Flores. Había comprado una bolsa de detergente en una shopping de la Avenida Tarafa. De regreso al hogar, entré por una calle que da acceso al parque de diversiones, pasé por una caseta de tiro que hay allí y fatalmente me caí en un hueco. Para levantarme, traté de auxiliarme de un poste de hormigón, pero para sorpresa mía no me pude poner de pie.

“Cada vez que lo intentaba, mis piernas no me respondían. (…) De inmediato me puse muy nervioso y sudaba a mares. Entonces sentí que se aproximaba un ciclista. Yo gritaba: ‘por favor, ayúdame a levantarme’. Él me miró en el suelo y siguió su camino. Iba apresurado. Surgió de la nada, en pleno mediodía, un segundo ciclista, me observó y continuó su trayecto. A lo mejor, lo esperan ansiosos en su casa por algún medicamento, pensé.

“Por fin, decidí intentar de nuevo, aferrarme al poste, y nada. Escalé un poco, pero me derrumbé al piso de nuevo. En ese momento pasó un tercer ciclista. Le grité ‘por favor ayúdame a salir de aquí’. No me contestó. Me miró en mi desgracia y siguió su camino.

“Unos minutos después vi (…) a mi luz salvadora: Yoandy Vargas Fajardo, de 29 años, cuentapropista. Junto con su suegra Yaiquis Galindo Bertot, de 39 años y vecinos de Delfín Moreno, No. 28, en el reparto Carrazana, me ayudaron. Otros avisaron a mis familiares y ellos dos me ofrecieron los primeros auxilios. Aparecieron mi suegro y mi hijo y me trasladaron a mi hogar (...).

“Cuando recuerdo aquella amarga experiencia, y cómo me vi solo y desamparado, solo tengo agradecimientos para Yoandy y Yaiquis, gracias a los dos puedo hoy contar esta historia.”

Pero si de agradecer se trata, la carta remitida por Sixta Elia Leiva Sifontes, residente en calle Independencia, edificio Uno, apartamento 12, Orlando González, municipio de Majagua; de tener una respuesta positiva, también pudiera ser un buen ejemplo.

Sixta manifiesta que en la comunidad Manga, próxima al central Enrique Varona, en Chambas, hace aproximadamente un año se rompió la turbina del pozo que abastece de agua en ese lugar a más de 80 casas.

“El agua se recibe en pipas, cuando aparece y les parece, cada ocho o nueve días, y ni siquiera los habitantes tienen envases adecuados y suficientes para tan prolongado período. El camión pipa va desde la localidad de Manuel Sanguily, en Venezuela, hasta Manga. Creo que con el combustible que gasta puede alcanzar para que los tractores y las pipas de Chambas puedan llevar el agua cada tres o cuatro días. Eso sin contar que hay pipas que llevan agua a determinadas personas.

“Esta situación es del conocimiento del Poder Popular en Chambas, ¡y nada! Incluso, los lugareños aportaron dinero y compraron una turbina que constó 11 000.00 pesos, pero no resolvió el problema. En ese lugar viven varias personas ancianas, enfermas, encamadas, como es el caso de mi madre. La solución, ¿en manos de qué o quiénes está?”


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