En el territorio avileño son muchos los jóvenes emprendedores desde la raíz del cuerpo hasta las manos con las que crean. Tres muchachos nos hablan de sus impresiones.
Algo tienen ellos en común que, a simple vista, no se ve, aunque no son necesarios microscopios o lupas para descifrar tal acertijo. Sí, los tres son hombres, avileños, pero no son esas las características que los hacen diferentes.
Muchos atribuirán a la suerte que los recién graduados, o los más jóvenes, lleguen a un centro de trabajo para aplicar lo aprendido durante la etapa estudiantil y, unos meses después, sean ellos quienes enseñen a los más experimentados. Pero no es eso lo más impresionante.
• Maraima es otra joven emprendedora
Hay quien pudiera molestarse por llevar años ocupando la misma plaza, con el mismo sueldo y el mismo jefe, hasta que se aparece un muchachito de universidad o técnico medio a querer renovar métodos de trabajo y, como en ocasiones sucede, es rechazado.
Por sus capacidades, y no por cuestión de suerte, Loanny Artiaga Mendoza, Exnier González Suárez y Carlos Wilber González Robaina se han ganado el respeto de sus compañeros de labor, razón por la que, actualmente, forman parte de la reserva joven en las empresas que, hoy, son punteras en el desarrollo productivo y económico de Ciego de Ávila.
El primero es egresado, hace solo un año, de la Universidad de Camagüey como Licenciado en Economía, y, ahora, se desempeña como especialista en esta área. Durante los últimos 365 días confiesa haber aprendido mucho de su tutor en la Empresa Agropecuaria Cubasoy, a quien le debe la rotación por los departamentos de cobros y pagos, caja y estadística, hasta descubrir que es este su favorito.
A “el flaco”, como se empeñan en llamarle, le espera en el futuro el puesto de Director Económico, y apenas se está iniciando, aunque su título de licenciado diga todo lo contrario. Porque “la universidad te enseña a aprender rápido, pero de esta realidad me falta por aprender bastante”, confiesa él.
Exnier y Carlos Wilber tienen más experiencia acumulada, sobre todo, porque cuentan con 35 y 29 años, respectivamente. El primero, especialista principal de la Unidad Empresarial de Base, productora de vegetales, es un joven centrado en sus propósitos, tanto que se prepara para asumir, en tiempos venideros, la dirección de la Unidad y, para ello, cursa un diplomado en dirección y gestión empresarial. Porque a un joven no se le puede abandonar a su suerte para que aprenda a base de tropiezos, hay que guiarlo y mostrarle cuál de los caminos es el mejor.
El segundo parece inspirado por las ideas de Fidel Castro Ruz, tanto que estudia su pensamiento, en especial, aquel relacionado con la obra de los jóvenes. “Es que Fidel siempre pensó en nosotros como los que continuaríamos su legado, y, al igual que él lo hizo con el de José Martí”, dice, “no podemos hacer menos”.
Así, después de graduarse en la filial avileña de la Universidad de Ciencias Informáticas y comenzar como trabajador en la Empresa Agroindustrial de Granos Máximo Gómez, del poblado Punta Alegre, en el norteño municipio Chambas, el muchacho, criado entre montañas y mar, descubrió cuánta realidad se encierra en las palabras del Comandante en Jefe.
Por eso, su presencia en el Encuentro Nacional de la Reserva Joven no es pura casualidad, tendrá en ellos el más vivo ejemplo de lo que puede hacer la juventud, aun cuando todavía no llega la experiencia. Aunque los caminos hayan sido diferentes, la meta es la misma: superación.