Sobre reapertura al turismo internacional en Ciego de Ávila

El pronóstico de Iyolexis Correa, delegada provincial del Ministerio del Turismo, confía en la disciplina y profesionalidad de los trabajadores del sector

Desde que se anunciaron las medidas que, paulatinamente, deberían devolver la normalidad al país tras meses de receso en varias actividades económicas, muchos ojos se posaron en la reapertura del turismo a visitantes extranjeros, que tendrá como destino protagónico la cayería norte de Ciego de Ávila. El motivo principal de que el tema sea relevante para los avileños, es que resulta crucial la seguridad de los clientes y de los trabajadores, razones por las cuales Invasor acudió en busca de respuestas a Iyolexis Correa Lorenzo, delegada del Ministerio del Turismo (MINTUR) en la provincia.

Así había opinado Invasor sobre la reinserción del turismo cubano en el mercado internacional.

De acuerdo con la estrategia de recuperación post COVID-19, para la fase dos se previó la reapertura de servicios hoteleros y extrahoteleros, a clientes extranjeros que arribaran al destino directamente a través del Aeropuerto Internacional Jardines del Rey.

El proceso es regido por el Protocolo de Higiene y Seguridad para el Enfrentamiento de la COVID-19, que cada destino o institución del turismo debe adecuar a sus servicios y particularidades. Supervisado por el Ministerio de Salud Pública, el Protocolo establece la capacitación de los trabajadores y la regulación de las actividades conforme a la exigencia de un trato seguro.

—¿Qué servicios será capaz de asumir el destino durante la segunda fase?

—Inicialmente serán comercializados dos hoteles de Cayo Coco, el Hotel Pullman y el Hotel Playa Paraíso, aunque deben abrirse hasta un total de seis más tarde. Se trabaja para que todas las instalaciones sean certificadas a corto plazo, por parte de un equipo conformado por directivos de la delegación del MINTUR y especialistas de la salud avileña.

“En el caso de los servicios extrahoteleros, se certifican también las tiendas y centros comerciales, además de la renta de autos, efectiva sólo dentro de la cayería.”

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—¿Cómo se garantiza que desde el arribo hasta la salida de los turistas se minimicen los posibles contagios?

—El control sanitario parte de que, desde la llegada de los clientes, sea tomada una muestra de PCR-RT a cada uno en el propio aeropuerto, que puede tardar en brindar un resultado definitivo 48 horas como máximo. No obstante, el control de la temperatura corporal debe limitar el contacto con personas sintomáticas, al igual que la presencia de personal médico y técnicos en epidemiología disponibles las 24 horas en cada hotel.

“A los clientes les será comunicado el protocolo sanitario desde el momento de la reserva, y su estancia se limitará a la zona de la cayería. De resultar positivo el test de alguno de ellos, debe ser trasladado hacia el hospital militar de Camagüey, para su aislamiento y cuidados.”

—¿Qué medidas garantizan la salud de los trabajadores?

—Al igual que a los turistas, los trabajadores serán testados a través de un PCR tras la estancia de siete días de trabajo que se tiene prevista. Ya se ha activado el sistema de alojamiento para el personal y cada uno de ellos permanecerá otros siete días en sus casas, donde no debe perderse de vista la vigilancia epidemiológica.

“Todo el tiempo deberán usar el nasobuco y en algunas actividades se dispondrá el uso de guantes. Además, como parte del proceso de certificación, cada trabajador ha recibido en los últimos 15 días la capacitación en los temas que incluye el Protocolo de Higiene y Seguridad para el Enfrentamiento a la COVID-19, según su actividad y centro de trabajo.”

—¿Al interior de los hoteles, cómo transcurrirán los servicios?

—Una de las premisas fundamentales para la seguridad es el distanciamiento físico, acompañado de la desinfección. Es por eso que en los lugares más concurridos de los hoteles serán empleadas mamparas y separadores, y estarán disponibles sustancias desinfectantes para el lavado de manos y en las estaciones de limpieza.

“En las habitaciones se pondrá especial atención en limpiar objetos de uso común, como teléfonos, percheros, mangos de puertas y superficies. Y tras la partida de los clientes será retirado todo el aseo y objetos cambiables.

“En las actividades relacionadas con la elaboración y venta de alimentos y bebidas está indicado disminuir el autoservicio, para evitar la manipulación masiva de vajilla y cubiertos, y suprimir las porciones comunes. El Protocolo también se refiere a la inocuidad necesaria en la elaboración, la limpieza de las cocinas, e incluso, la temperatura del fregado.

“Y respecto a la animación y las piscinas, se establece que los animadores reordenen el sistema de trabajo para evitar que los participantes de las actividades recreativas se concentren en un solo lugar, así como en las áreas de baño. Tanto las tumbonas, como los medios recreativos, deben ser desinfectadas después de cada uso.”

Aunque el reto de brindar un servicio seguro sea mayor durante esta temporada para los trabajadores, y la percepción de riesgo de cada uno de ellos deba estar a flor de piel, conscientes de que son responsables de su propia salud y la de sus familias, el pronóstico de Iyolexis confía en la disciplina y la profesionalidad.

“En marzo, cuando se decidió que los turistas retornaran a sus países de origen, en Jardines del Rey había casi 11 000 huéspedes, y aunque el uso del nasobuco no era obligatorio, no tuvimos ni un solo contagio. Solo con el lavado de manos y el distanciamiento los trabajadores se cuidaron mucho. Así que pienso que ahora que sabemos bien lo que tenemos que hacer, y que está regulado hasta lo más mínimo, todo salga bien.”


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