Producción y distribución: desafíos paralelos a la COVID-19 en Morón

Tener nueve zonas en cuarentena o restricción de movimiento, y una población que pasa más tiempo en casa de lo acostumbrado, es una realidad que pone a prueba las capacidades de producción y distribución del municipio de Morón tras el rebrote de la COVID-19 en Ciego de Ávila.

Al menos así se explica el trabajo de agricultores, mensajeros, personal de salud y autoridades policiales, que se organiza a lo largo del territorio en función de satisfacer necesidades básicas en barrios y centros de aislamiento, con experiencias diferentes en cada lugar.

Oscar Cepeda Caraballo, coordinador del Programa de la Distribución del Consejo de Administración Municipal, refiere que entre las prioridades se encuentra el aseguramiento de la canasta básica del mes de octubre en todas las bodegas, lograda al 100 por ciento en esta fecha.

"Tres toneladas de tilapia, patao y masa de croquetas han sido ubicadas en las carnicerías especializadas y pescaderías, y la producción de la unidad cárnica de Morón ha permitido abastecer al hospital, centros de aislamiento y zonas en cuarentena."

A esta realidad responde también el trabajo de la Empresa Municipal de Acopio, por respaldar el total de 18 libras (lb) per cápita mensuales de productos agrícolas (de un programa que debe llegar a las 30), aunque en la práctica, según trascendió en la reunión del Consejo de Defensa Municipal, el abastecimiento de calabazas, plátano fruta y plátano vianda —que son los productos de que se dispone— ha sido desigual en los mercados agropecuarios estatales.

Este índice se encontraba en 9.17 lb hace apenas cuatro meses en Morón, durante el primer brote de la enfermedad, mientras que el promedio en la provincia no suele superar las 15 lb.

El Combinado Lácteo aporta al consumo 1 484 litros (L) de leche diarios, de un plan de 1 181 L, además del suministro de 94 tinas de helado diarias a la heladería Coppelia, y de queso para el sistema de la Gastronomía.

En la Fábrica de Refresco son elaborados 1 000 L diarios de sirope, junto a 80 paquetes de refresco en bolsas, que se distribuyen cada dos días en los Mercados Ideal.

Mientras, la industria alimentaria ha vuelto a entregar este mes el 100 por ciento de los panes destinados a la red de establecimientos de la Gastronomía, que se encontraba al 70 por ciento, mientras que intenta responder a la alta demanda de derivados de la harina con otros productos como las masas de pizza.

En el aprovechamiento de inventarios ociosos de los productos destinados normalmente al Turismo, destaca la experiencia de venta de productos de Frutas Selectas, tales como mermeladas, frutas y conservas, en el mercado agropecuario El Anón, desde este 22 de septiembre, y con una demanda que se hizo manifiesta desde su apertura.

A pesar de que el Consejo de Defensa Municipal tiene la intención de regular las ventas a la comunidad en la que se ubica el mercado, la solución deberá pensarse con mayor cuidado en los próximos días, puesto que esos productos  no se encuentran disponibles en ninguna otra unidad, y a esta acuden personas de toda la ciudad.

En zonas rojas

Los datos que describen el comportamiento de las industrias y la producción de alimentos se traducen en el aseguramiento del consumo para los pacientes en vigilancia epidemiológica agrupados en nueve barrios de la ciudad.
La cifra, que apenas incluía a cinco locaciones bien dispersas hace unas semanas, se ha multiplicado al ritmo del virus y no solo complica el escenario epidemiológico, sino también el del aseguramiento del bienestar de los implicados.

La comunidad de la calle Oscar Lucero, en cuarentena desde hace casi dos semanas, ha recibido hasta la fecha provisiones de queso, carne de cerdo, croquetas y viandas, según comenta a Invasor Daniela Barrera García, cuya familia se encuentra allí. Si bien la vida cotidiana de su gente se ha visto tronchada por un cordón rojo que impide el paso, al menos el trabajo de mensajeros y personal de salud hacen más fácil el confinamiento.

La experiencia de Acopio en Ciego de Ávila

Para Yunied Solís Expósito, residente de la Calle 6 de Carrazana, donde fue confirmado un trabajador de la salud, la experiencia de la cuarentena es más breve, pero marcada por el hecho de que, puertas adentro, el aislamiento con su hijo pequeño deja otras necesidades.

"Desde el sábado nos han vendido picadillo y hoy nos avisaron de que nos van a vender más. Yo llamé al vendedor de refresco de termo, porque lo conozco, y pudimos comprar refresco aquí, pues a los que tenemos niños nos hacen falta más cosas", explicaba en la mañana de este miércoles.

Sin embargo, en la noche la situación había cambiado mucho. “Nos trajeron helado, galletas de sal, refresco instantáneo, barras de guayaba y viandas”, decía a Invasor.

En su cuenta, la organización de mensajeros que pudieran “ayudar de verdad” demoró unos días, pero para contrarrestarlo estuvo el apoyo de los oficiales de policía y hasta del jefe de sector, “que han cogido sus bicicletas y han hecho mandados de la gente”.

La historia de una joven mensajera avileña

Y la experiencia concuerda con la reorganización del sistema de mensajeros, que se había adormecido con la calma de los meses de verano, y que se discutió este martes en la reunión del Consejo de Defensa.

Para las 239 personas repartidas entre los dos centros de aislamiento para contactos y el hospital de sospechosos improvisado en la Facultad de Ciencias Médicas de Morón, al parecer, las preocupaciones se limitan a sortear con éxito el peligro del virus.

“En Ciencias Médicas teníamos un problema con la limpieza de las áreas, y el lunes entraron dos auxiliares a la Zona Roja, además se entregaron bolsas de plástico que hacían falta”, según declaró Belkys Chávez, directora municipal de Salud.

Janny Lambert Montes de Oca, vicepresidenta del Consejo de Defensa, agregó que en los contactos de las 8:00 am y las 3:00 pm con los tres centros trascendió que en el ubicado en la Escuela Pedagógica también habían quejas debido a la falta de agua fría para tomar, para lo que, como solución, están disponibles los equipos pertenecientes a las oficinas de la Asamblea Municipal del Poder Popular.

Desde la semilla

Aunque nada de lo que se siembra en estos días es parte del menú inmediato de las áreas rojas y verdes de la ciudad, vale mirar también al surco en aras de evaluar la sostenibilidad de un municipio complicado en más de un sentido.

De la campaña de frío reportó Isoel Ramos, director de la UEB Granja Urbana en la Delegación Municipal de la Agricultura.

El panorama revela atrasos respecto al plan del mes, solo explicados en el caso de los frijoles, cuyo rendimiento depende de la indicación proveniente del Departamento de Sanidad Vegetal de no sembrar durante los meses de agosto y septiembre.

Durante la última campaña de frío, Ciego de Ávila sembró apenas el 40 % de los granos planificados.

De 71.15 hectáreas (ha), solo han sido sembradas 26.4 ha, lo que representa el 36.6 % del plan del mes.

De ellas, 8.24 ha corresponden a las viandas, 9.56 a las hortalizas, 6.3 a los granos y 2 a los frutales, único grupo en el que el plan ha sido cumplido, con la siembra de mango.

En el caso de los granos, cultivo bastante extendido del municipio, deben sembrarse 26 ha (entre frijoles y maíz) durante la campaña de frío, cantidad que supera el plan de hortalizas (22.65 ha), con acelga, pepino, lechuga y tomate; y de viandas (20 ha), con siembras de yuca, boniato y calabaza hasta el momento.

La cantidad de patios y parcelas se ha incrementado en 49 este mes, con un acumulado de 2 287 patios y 210 parcelas, datos que, a juicio de Isoel, deben contribuir a superar el indicador de 10 m² por habitante establecido por el Ministerio de la Agricultura. 


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