Mucho antes de que la actual situación energética del país hiciera voltear la mirada hacia los puntos de embarque en Ciego de Ávila, a estos ya se les notaba la anemia provocada por quienes en vez del freno apretaban el acelerador frente a los inspectores populares, mejor conocidos como “amarillos”, que intentaban gestionarle “una botella” a otros.
Bien lo sabe Miguel Rodríguez Burgos, uno de los dos inspectores populares que laboran en el punto de recogida ubicado en la carretera al poblado de Ceballos, y quien, hasta la pasada semana, casi a diario, llenaba la hoja donde anota las chapas de los carros estatales que, según dispone la Resolución 435 del 2002 del Ministerio de Transporte, deben detenerse, y no lo hacen.
Son más los que pasan y no paran que los que sí, dice mientras los que esperan asienten con la cabeza para darle la razón.
A veces van tan rápido que Miguel no puede verles el rótulo y, en esos casos, decide no incluirlos en la lista. Sumarle a esto que, como no está autorizado a pedirles las hojas de ruta, se le pueden “fugar” y falsear su destino para “ahorrarse tiempo” y, de paso, la obligación.
No obstante, según manifiesta Manuel Marín Torres, subdirector de operaciones de la Empresa Provincial de Transporte, los incumplimientos se procesan con la mayor celeridad posible y se le notifica a la empresa u organismo incidido, el que tiene hasta tres días para informar de la medida disciplinaria aplicada al conductor del vehículo en cuestión. Aun así, no parece ser ese el “remedio santo” para un mal que aqueja de manera crónica a las carreteras avileñas.
Si bien los conductores de autos ligeros con matrícula estatal no escapan a las violaciones, hasta ahora, el mayor número de quejas recibidas está relacionado con los ómnibus que, aún con capacidades disponibles, desatienden la seña del “amarillo”, conforme detalla el subdirector.
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Posted by Magaly Zamora on Saturday, September 14, 2019
La presencia de los inspectores “azules”, facultados para imponer multas por violar lo establecido, alivia un poco las infracciones. Pero no acuden con mucha frecuencia porque son pocos, explica Rodríguez Burgos.
Lo complejo de ese panorama lo describe el directivo cuando expone que, en estos momentos, su empresa solo cuenta con cuatro inspectores, y que de los 88 puntos de embarque existentes en la provincia, hoy apenas 77 se encuentran cubiertos con “amarillos”, pues la plantilla de estos fluctúa.
En nuestra edición impresa del 11 de mayo, la citada entidad anunciaba que, ante afectaciones con la disponibilidad de combustible, se restablecerían los puntos de recogida dentro del perímetro urbano de la ciudad de Ciego de Ávila y el peso de la ley caería con todas sus fuerzas sobre los infractores. Sin embargo, precisa Marín Torres, la medida fue incapaz de sostenerse en el tiempo por la ausencia de inspectores populares que la hicieran valer.
• Tres meses atrás ya se hacía el llamado de alerta
A pesar de ese escenario, agrega, en la presente circunstancia se han reactivado, en la ciudad cabecera, los puntos de embarque situados en las salidas hacia Camagüey y La Habana. Ello ha sido posible con la incorporación del personal de la Unidad Estatal de Tráfico, de Inspección Estatal y las fuerzas de la Policía Nacional Revolucionaria, quienes deben apoyar en paradas de la capital provincial y el resto de los municipios, en los horarios de 7 a 10 antemeridiano y de 4 a 6 pasado meridiano, al considerarse los de mayor movimiento.
Por su parte, desde el punto de recogida situado en el Piñacito, también en la capital avileña, Nelson Drago Rodríguez tiene los años en el puesto a su favor. Los choferes, como lo conocen, hacen la parada, reconoce “el amarillo”. Y los muchísimos pasajeros que utilizan esta vía para llegar a sus destinos lo agradecen.
Así lo confirma Adalberto Martínez García. Él viaja mucho por ese tramo e identifica el horario del mediodía como uno de los más complejos. “Muchos no paran, pero este “amarillo” logra que la gente pueda irse.”
En los recorridos de Invasor por ambos lugares se escuchaba un criterio en común: luego del anuncio de las medidas ante la actual situación energética del país, la realidad en las carretas avileñas ha cambiado un poco. Ya las anotaciones de Miguel han disminuido y los puntos se ven menos congestionados.
Y aunque los ojos del control siempre deberían estar puestos sobre los puntos de embarque, más allá de cualquier coyuntura, el llamado de la máxima dirección del país en estos momentos es también a la conciencia para evitar que, en medio de circunstancias tan complejas, los carros vayan vacíos y la insensibilidad marche sobre ruedas.