En Lázaro López, la luz de las palabras

Así empezó el primer día del curso 2023-2024 en la comunidad rural de Lázaro López, en Majagua

La mayoría llega a partir de las siete de la mañana, aunque el transporte en el campo siempre es un dolor de cabeza y hay quien atraviesa la enorme entrada de la escuela pasadas las ocho menos diez, cuando el timbre sobre la puerta de la oficina del director anuncia el comienzo del primer matutino del curso.

Acortan como pueden la distancia entre el hogar y la escuela. Algunos vienen en bicicleta, otros a pie; unos en carretones de caballo y otros más “en botella”, ese término tan cubano para aludir al vehículo que puede (o no) llegar y darte un aventón (o seguir de largo). Algunos van de la mano de mamá y otros, los mayores, por su cuenta.

Así empieza el primer día del curso 2023-2024 en la comunidad rural de Lázaro López, en el municipio de Majagua, donde se encuentra enclavada la escuela Ángel del Castillo Agramonte, en la que son educados los muchachos de la zona desde el preescolar hasta el noveno grado. Por sus aulas ha pasado gran parte de la población local y, a golpe de tiza y empeño, su claustro docente muestra genuinos resultados en el trabajo con la Historia de Cuba.

Una pequeña sala-museo, testigo de las raíces aborígenes, mambisas y rebeldes del terruño, un jardín martiano y un viejo refugio subterráneo, devenido galería de artes plásticas, hilvanan la maravilla cotidiana, fruto de la creatividad y la resistencia de un pueblito que ha sabido sobreponerse a las desventajas de vivir la vida cultural y el desarrollo alejado de la cabecera municipal.

Por los senderos que andan los niños y adolescentes en su peregrinar diario hasta la escuela, hace siglo y medio transitaron las tropas independentistas, en el afán por separar a Cuba del peso aplastante de la Corona española. Con tal herencia, no extraña que todo en Lázaro López rezuma un sano orgullo por las épocas pretéritas y que el propio centro educacional lleve el nombre del General Ángel del Castillo, joven patriota camagüeyano caído en combate en estas tierras, el 9 de septiembre de 1869.

Tampoco sorprende, ya que viene al caso, que Lázaro López sea uno de los sitios históricos más importantes de la provincia y que en sus potreros, en 1895, se constituyera definitivamente el Ejército Invasor, con soldados de las tres regiones levantadas en armas: Oriente, Camagüey y Las Villas.

Son los mismos guajiritos de antaño y, a la vez, diferentes a sus padres y abuelos. Son los hijos de una época nueva, llena de retos e inquietudes, de sueños y frustraciones, con las mismas ganas de soñar y de comerse al mundo. Son los pioneros de Lázaro López, la pequeña comunidad campesina en la que este 4 de septiembre también fue encendida la luz de las palabras.

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