No porque en los últimos meses los titulares hayan sido acaparados por la COVID-19 puede interpretarse que el mosquito Aedes aegypti ha dejado de picar, o que las acciones de prevención y enfrentamiento a las enfermedades transmitidas por este vector han cesado en Ciego de Ávila.
Por el contrario, al cierre del pasado 16 de abril, el dengue marca terreno y demanda acciones de mitigación efectivas al reportarse un índice de infestación de 0.20, de un mínimo establecido de 0.05, que nos da la medida exacta de la complejidad epidemiológica de la provincia.
A esto se suma un aumento de la reactividad y de la tasa de incidencia de casos sospechosos que se movió de un 27.5 por ciento, al cierre del año 2020, a un 44.4 en este primer trimestre de 2021, con mayor incidencia en los municipios de Ciego de Ávila, Majagua, Ciro Redondo, Venezuela y Baraguá, sitios donde tradicionalmente los indicadores se mantienen en rojo.
Domingo Molina Hernández, jefe del Programa de Arbovirosis en el territorio, explicó que a esto se adiciona la disminución de los ingresos de pacientes febriles, que hoy ronda el 48.7 por ciento de los casos identificados, aun cuando el protocolo establece que cortar la transmisión depende del aislamiento oportuno de todos los síntomas febriles inespecíficos.
“Cada semana estratificamos los riesgos e identificamos los municipios incididos para determinar las acciones de enfrentamiento. En este mes se ha trabajado en Majagua, Baraguá y Primero de Enero. Insistimos en la pesquisa activa, en las radiobatidas en las zonas donde se identifican casos sospechosos y focos, y cada municipio tiene establecido un centro de aislamiento.”
Que dos epidemias coincidan en tiempo y espacio debiera ser suficiente para no dejar margen a errores en una cadena de acciones ensayada hasta el cansancio en los últimos meses. Sin embargo, destacan en los informes una baja vigilancia en Florencia, Majagua, Morón y Ciego de Ávila, la reiteración de un ciclo a otro de municipios, manzanas y áreas de Salud como la Norte y la Sur, en la ciudad cabecera, y el ocultamiento de los síntomas; por lo que estos números bien pudieran ser, apenas, un esbozo del problema.
Lo cierto es que el mosquito no ha volado lejos, sino que pica más duro y todavía hay quienes no saben o no entienden de riesgos.