La peor secuela, más allá de los 300 mil muertos que ya se le imputan en el mundo a este virus sin fecha predecible en el fin de sus contagios es, precisamente esa: no saber hasta cuándo seguirá enlutando. Aunque según las últimas declaraciones parece que será hasta siempre.
“Puede no irse nunca”, ha dicho el director de Emergencias Sanitarias, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Mike Ryan hace tres días, cuando aquí seguíamos ensimismados en el descenso de nuestra curva, creyendo que cuando la aplanáramos, y algunos días después, volveríamos a la “normalidad”.
• Vea aquí la conferencia de la OMS, donde Mike Ryan se refirió a la posibilidad de que el virus se vuelva endémico
Pues este sábado el doctor Francisco Durán ha reafirmado el comunicado de la OMS, sugiriendo que podría volverse endémico y Cuba tendría que adaptarse a vivir con él, “a trabajar para que el número de casos sea el menor posible”. Controlarlo, vigilarlo, aislar los casos, ingresarlos…De alguna manera otros virus (Cólera, Dengue, Zica, Chikungunya…) nos han instaurado protocolos de enfrentamiento.
Pero ahora que el virus tiene potencial para quedarse —además de los científicos que intentan “domesticarlo” a mediano y largo plazo con vacunas para fortalecer la inmunidad innata—, la población también tendrá que mirar más allá de una curva que venimos descendiendo, a intervalos. Porque incluso ya sabemos que en el mundo la disponibilidad y el acceso a semejantes tratamientos no están hechos para la mayoría, y aquí dependemos, en buena medida, del Turismo. El riesgo parece perpetuo.
Por eso, el doctor Francisco Durán, director de Epidemiología, del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) aseguraba en su conferencia que el país, en lo adelante, tomaría todas las medidas necesarias. Eso incluye mantener aún el cierre de las fronteras, tal y como ayer notificaba el Ministerio de Turismo en una declaración, ante el rumor de que una aerolínea americana reanudaba sus vuelos a Cuba.
En su página web, SouthWest Airlines planteaba, no obstante, que según el “plan actual, el servicio no se reanudará antes del miércoles 1 de julio”.
Hacia lo interno, el panorama sigue necesitando las mismas restricciones que el 24 de abril, cuando alcanzábamos el pico con la mayor cifra de casos activos (847). Que tengamos menos de la mitad (321) de los casos de entonces no nos “desarticula” los riesgos.
Este 16 de mayo, por ejemplo, todas las miradas se voltearon a Matanzas, con 19 de los 22 casos reportados. Sin embargo, el único positivo informado en Florida, Camagüey, quizás arroje luego más de 19 confirmados, a cuentagotas, porque su fuente de infección no es precisa. La cantidad de “descontrolados” debieran preocuparnos más que la cantidad de confirmados.
55 positivos sin fuente de infección hasta ayer, sigue siendo mayor que los 22 confirmados de hoy. En consecuencia, los casos índices u origen de esos 57 (con los dos que se suman de este parte) pueden estar multiplicando exponencialmente el virus en una cola. Los 22 de este sábado ya estaban ingresados. ¿Entendemos?
Mientras, las altas continúan “en altas”, hoy con 35, y su acumulado (1460) ya cuadruplica la cantidad de hospitalizados (321). Las pruebas alcanzan su récord con 2 460 muestras, “se apretaron los cinturones”, dijo Durán. Y por tercer día consecutivo no se informan fallecimientos.
Pero las cifras de lo que pudiera venir no son concluyentes. Y esa secuela, la naturaleza endémica de un virus, es aterradora hasta para quienes lo han sobrevivido y experimentan ahora insuficiencia respiratoria, tos, cansacio, dolores musculares…