Hay una cuenta sencilla que le baja las ínfulas al último párrafo de ayer cuando escribía “las altas de los úlltimos días, la disminución de casos, el aumento de test y la baja positividad nos permiten hablar de una evolución, ciertamente favorable”. Porque ayer las matemáticas daban cuenta de lo que ya venía sucediendo, pero obviaba lo que está por venir. Y aunque el nuevo cálculo no desmiente al anterior, permite comprender que lo favorable continúa moviéndose por curvas peligrosas.
Si tomamos solo los casos confirmados que reflejan mayor cantidad de contactos veremos que 17 positivos en la semana del 23 al 29 de abril, arrojaron en total 987 contactos. Ellos son los “responsables” de las llamadas arañas epidemiológicas, pacientes que reportan gran cantidad de contactos y son visibles, sobre todo hoy, cuando ocho confirmados habaneros informaron 59 contactos cada uno.
Aplicando la positividad promedio de la semana, que ayer dijimos, está en 2.4, veremos que de esos 987, unos 23 podrían resultar positivos. Es decir, 17 pacientes aportarían 23 nuevos. Igual cómputo pudiéramos hacer con la suma de todos los contactos de los 266 confirmados, del 23 al 29 de abril.
Ya decíamos antes que el Número Reproductivo Efectivo, que era el número promedio de casos nuevos que genera un caso dado, estaba por encima de uno; 1.07, para ser exactos( si bien el dato más reciente de ese indicador está fechado el 21 de abril). Por tanto, a los 266 confirmados de la semana se le podrían sumar 284 más la próxima, y siguiendo esa velocidad podrían llegar a 726 en 17 días.
Y ese es el tiempo que necesitaríamos para que al ritmo actual de las altas (según su mejor semana, que ha sido esta, con 313 y un promedio de 44, 7 por día) los 757 casos activos que tenemos hoy, estén en casa.
O sea: cuando 757 estén de alta, ya tendríamos entonces otros 726. Observamos más una meseta que una escalada.
El nuevo gráfico de los científicos indica, efectivamente, que nuestro nuevo pico para el escenario más favorable roza los 1 000 activos en un día. De nosotros depende que las cuentas matemáticas no se disparen, a causa de cadenas que se nos multiplican exponencialmente en una cola, por ejemplo.