“Si no fuera porque me adelanté en nacer y llegué a este mundo antes que la Revolución triunfara, mis oportunidades hubieran sido otras”. Asegura el productor de posturas Gaspar (Nardo) Brito Cepero, una figura emblemática del poblado de Ceballos que a sus 94 años se mantiene activo.
Son pocos los que lo llaman por su nombre, para familiares y conocidos es simplemente Nardo, un apodo cuyo origen se pierde en el tiempo y, aunque no está relacionado con su amor por las flores, cultivo al que dedicó buena parte de su vida, muchos lo creen así.
Atado al surco y a esas minúsculas plantas que cuida como a cualquiera de sus descendientes, asegura “son como mis hijas por eso tengo familia en muchos rincones de Cuba, incluso un poco más allá”. Es que hasta México han ido a parar sus esquejes de guayaba.
No son pocos los que se nutren de los conocimientos de este longevo, que apenas consiguió alcanzar el sexto grado después de 1959, pero goza de una cultura envidiable y su facilidad de expresión le ha permitido exponer en importantes certámenes sobre agricultura.
“En una ocasión formé parte de la delegación avileña que participó en un evento nacional y me sentí comprometido a compartir mis experiencias sobre riego y agroecología, luego me convocaron a participar en una mesa redonda con productores de varias provincias. Les expliqué que yo era casi analfabeto, pero no me querían creer, me dijeron que expusiera al igual que lo había hecho frente al auditorio y así lo hice, sin que los nervios me traicionaran”.
Sus recuerdos se remontan a los duros momentos que vivió con solo 11 años, cuando tuvo que dejar los estudios para vincularse al corte de caña con el fin de ayudar a su familia; luego ocupó el lugar de su padre en el traslado de la dulce gramínea, a la par de los más diestros carreteros.
Desde ese momento se propuso trabajar sin descanso para garantizar el sustento de los suyos y no depender de nadie “todo lo que tengo ha sido conseguido a golpe de esfuerzo, pero lo disfruto”, quizás ese deleite lo hace comprender el mensaje de las plantas.
Con su mochila fumigadora a la espalda se apresura a completar el trabajo antes que comience a llover“Ellas son como los seres humanos, cuando están en situaciones extremas se esfuerzan por darlo todo. Porque fui capaz de entenderlo he tenido buenas experiencias como la de las semillas de mamey contenidas en un mismo fruto pues ellas, aunque más pequeñas, generan posturas con mayor vitalidad, como si sospecharan que de ellas depende la permanencia de la especie.”
Sin desdeñar a los hombres, confiesa que prefiere trabajar con las mujeres, porque ha constatado que pueden ser más eficientes en el cuidado de las pequeñas plantas.
No son pocos los logros que contentan a este defensor del empleo de los abonos orgánicos. Hace 40 años consiguió patentar una de sus mejores creaciones, el aguacate Nardo Brito, y ahora lo podemos encontrar en varias fincas del país, también ha tenido la oportunidad de participar junto a su esposa Georgina (Gina) Ricardo Palacios en competencias de injertadores en otras provincias.
Pero a Nardo también le complace sembrar plantas con propiedades curativas como el Platanillo de Cuba, el Palo Hueso, y el Ponasí, con el propósito de ayudar a quienes tengan algún tipo de afecciones en la piel.
Esa vocación de ayudar fue la misma que tuvo cuando se desempeñó como secretario general del Sindicato de Trabajadores Naranjeros de Ceballos allá por los años ‘40 del pasado siglo. Se emociona al rememorar las peleas con los patronos por un salario justo, conquistas como la reducción de la jornada del sábado o la querella con Joaquín Vázquez, quien pretendía echarlo de su pedazo de tierra.
Recorre cada pasaje de su vida sin omitir un detalle hasta llegar al momento en que fue expulsado del empleo que tuvo por más de 20 años, cuando se negó a traicionar a sus compañeros en la demanda por que se les mantuviera el sueldo pactado.
Quizás esas injusticias lo llevaron a mostrar su desprecio por gobernantes de turno como Fulgencio Batista, la evidencia está en las cédulas electorales que aún conserva, están e blanco, en las cuales nunca plasmó su voto.
Nardo muestra sus cédulas electorales mientras asegura que nunca pudo ser batistiano
A pesar del tiempo en que le tocó vivir los mejores años de su juventud recuerda su desempeño como jugador del equipo de béisbol de Ceballos, mientras comenta con cierta picardía “me gustaba jugar la tercera base porque es en ella donde se puede mostrar la fortaleza del brazo”.
Pero este hombre no solo ha podido presumir en el deporte pues hoy su patio es Referencia Nacional en el Programa de la Agricultura Urbana, y además ostenta la distinción Antero Regalado y la Medalla Romárico Cordero, otorgadas por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, y aunque no posee el Título Honorífico de Héroe del Trabajo de la República de Cuba, muchos lo consideran así.
Gina comparte todas las tareas de la finca