Está pariendo El Peñón para bien de Ciego de Ávila

Debe ser bien difícil encontrar otro lugar de la provincia con tantas ventajas desde el punto de vista natural para multiplicar, nadie sabe hasta qué punto, los frutos que puede dar la tierra.

Alguien le puso alguna vez El Peñón y así se quedó para toda la vida, allá, en un apacible valle de geografía chambera, rodeado por elevaciones que, excepto brisa y nubes, no parecen permitir la entrada de ningún otro agente externo.

Lo inadmisible es que, con esa envidiable posición, suelos de una fertilidad asombrosa, muy dóciles para el laboreo; agua permanente en río y un par de embalses, así como un microclima capaz de traducirse en salud para plantaciones, animales y seres humanos, hasta hace poco tiempo campearan a su antojo allí matorrales y marabú, sin un grano de frijol o cangre de yuca para hacer el triste cuento.

Suelos en uso y fruto

No solo el rescate de las plantas medicinales que un día aportó una pequeña finca ubicada allí, anima a usufructuarios y campesinos, en general, quienes ahora andan todo el día como niños con juguete nuevo entre yuntas de bueyes y aperos de labranza.

“Como se puede ver a simple vista, en seis meses esto ha dado un cambio tremendo”, afirma Osmani Cruz Hernández, presidente de la Cooperativa de Crédito y Servicios Ignacio Agramonte, de Chambas.

“A pesar de que la tierra no da comida de un día para otro, ya esto ha aportado más de 900 quintales de viandas, 581 de hortalizas, 285 de granos…en fin 81 toneladas de alimentos que van directamente a la población”.

cultivo yucaComo los demás cultivos, la yuca se da muy bien aquí

Detrás de ese resultado, en franco crecimiento, no hay más milagro que el de jornadas verdaderamente intensas a la zaga de los bueyes, surcando suelos, o sembrando en ellos yuca, plátano, frijol, boniato, calabaza, pepino, otras hortalizas y cultivos que en las condiciones actuales se tornan estratégicos para la nación.

Invasor ha reflejado el empeño del municipio para incorporar nuevas áreas a la producción de alimentos:

“No podemos desaprovechar esta oportunidad que tenemos en las manos”, comentan agradecidos José Raúl Francisco Quesada y el también joven Oslendi Matos Silot, para quienes “El Peñón es tan noble que ni las plagas entran aquí.”

Tal vez la mejor prueba esté en que, mientras campesinos de otras zonas perdieron prácticamente toda la cosecha de frijol como consecuencia del azote de enfermedades, en el apacible valle se logró acopiar el grano plantado, incluso sin habérsele aplicado, como corresponde, el tratamiento que con productos químicos demanda ese cultivo.

• Aquí usted puede acceder a información reciente acerca del acopio y distribución de productos agrícolas en la provincia:

El duque de estas tierras

De baja estatura, carácter afable, mirada incisiva, andar inquieto y camisa todo el tiempo de par en par, como para abrirle pecho a la tierra y a toda la brisa que baja de la montaña, José Raúl Francisco Duque se siente exactamente eso: el duque de El Peñón.

Vive a varios kilómetros, pero cuando el alba abre sus párpados, ya él y su hijo están ahí, con la bota en el terreno, detrás de esos bueyes que, como bien afirma, “son como mi propia familia, y de esa manera los cuido y los quiero.

“Tenemos cinco yuntas, pero entre ellas hay seis animales que pueden trabajar también de manera individual. Nosotros mismos nos hemos encargado de prepararlos. Esos bueyes son mis tractores. Hacen de todo, no se me ponchan, no necesitan petróleo ni aceite; nada de eso, solamente comida, buen trato, el descanso establecido… Ni aguijón usamos para trabajar con ellos; solo una pequeña varita para guiarlos.”

Como si también a él lo hubiera parido la tierra (en ella vio luz hace 61 calendarios y desde entonces nunca se han separado) José Raúl afirma que así morirá satisfecho un lejano día.

 hombre y bueyesEl nexo entre José Raúl Francisco Duque y sus bueyes es realmente familiar

“Es que durante toda mi vida no he hecho otra cosa, bien o mal, que esto: cultivar el suelo. No sé hacer nada más.”

Callo, lo observo y en silencio saco mi propia conclusión: usted si sabe hacer algo más; sabe enseñar. Lo demostró hace apenas unos minutos cuando le comentó al Secretario del Partido en la Provincia que “si el hombre sirve, la tierra sirve también”. Pero sobre todo lo enseña y lo demuestra, cada día, mientras lleva a vías de hecho esa gran verdad, haciéndole al terreno el parto natural o la cesárea que anticipa los divinos frutos de su vientre.

Mi reverencia por tanto frente a usted y a quienes siguen su campesino linaje, Señor Duque.


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