Trabajo a distancia, solución y no opción

Cuando en los primeros días del mes de julio el Grupo Temporal de Trabajo para el enfrentamiento a la COVID-19 en Ciego de Ávila comprobó que alrededor del 71 por ciento de los trabajadores del municipio cabecera asistían con regularidad a sus centros laborales, en medio de una espiral de contagios exponencial, no pudo disimularse el desconcierto.

Tampoco la percepción de que más de un año de pandemia no ha sido suficiente para enderezar la implementación del trabajo a distancia, que más que una opción, es solución para prestar servicios y cumplir encargos productivos sin correr el riesgo de enfermar.

Entonces Jorge Luis Perdomo Di-Lella, vice primer ministro, fue tajante en sus conclusiones y llamó a reducir esa cifra, a explotar las reservas en las plantillas, e instó a los directivos a salir de la zona de confort para laborar con la menor presencialidad posible, sin perder vitalidad.

Aunque dicho así parece una jerigonza donde un sentido anula al otro, desde la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social dan fe de que pude avanzarse muchísimo en el trabajo a distancia, en sus variantes de teletrabajo, a domicilio y en el terreno, y que con esto no estaríamos descubriendo la "quinta esencia", sino aprovechando lo refrendado en el Código de Trabajo, donde se establece que los contratos deben especificar lugar, horarios, duración de la jornada, y régimen de trabajo y descanso.

Lea otros acercamientos al tema.

De cierto modo se ha logrado. De un total de 128 582 trabajadores en el territorio, son 79 930 los que permanecen en sus centros, alrededor del 62 por ciento, y 27 213 laboran a distancia; estadísticas que se agradecen en medio de este tercer rebrote, que ya acumula 18 focos institucionales.

Estos avances en su puesta en práctica los ilustra Luis Rodríguez Marín, especialista provincial de Empleo, al señalar que en el lapso de junio a julio se sumaron a esta modalidad unas 6 600 personas y los números pudieran aumentar, si tenemos en cuenta que por estos días miembros de la Oficina de Inspección al Trabajo verifican su aplicación en las entidades de subordinación nacional con tal de que los informes y la realidad se correspondan.

Está claro que el operario de un equipo en la Empresa de Productos Lácteos o el obrero de una minindustria no podrán ausentarse de su puesto, pero que asistan con regularidad quienes realizan trabajo de oficia es, cuando menos, una irresponsabilidad que atenta contra todos.

Si bien el trabajo a distancia puede verse limitado por factores objetivos como los medios tecnológicos o la conectividad, en otras ocasiones median la subjetividad y el hecho de que repetir la fórmula es más fácil que reinventar modos de hacer, donde ni el encargo social de la entidad ni la salud estén en zona de riesgo.

Cuando una actividad pueda realizarse con ocho personas hoy urge prescindir de las restantes, es válido crear turnos de trabajo, y toca a los directivos y técnicos cambiar los métodos para evaluar la gestión del desempeño. Deberíamos concentrarnos en objetivos cumplidos y no en horas presenciales.

Para lograrlo se necesita, también, cuadros y técnicos capaces de definir tareas concretas, tiempo y oportunidad para su cumplimiento.

Hay que entender que un modelo de dirección centralizado, el cual imponga la supervisión constante del subordinado, no ayuda y que estar no siempre es sinónimo de rendir, o sea, se puede ir todos los días a la oficina y, aun así, no cumplir o ser ineficiente.

Concordemos que la salud colectiva y la sostenibilidad económica del país están por encima de la facultad discrecional de cualquier empleador para decidir quién es imprescindible en su puesto y quién trabajará a distancia. Hay que trabajar para vivir y viceversa, y son esas relaciones recíprocas las que definen hoy la línea de enfrentamiento al virus. 


Comentarios  
# Ppcubabo 23-07-2021 16:04
Faltan muchos directivos por comprender esto
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