Cuando faltaba un día para la prueba final de Matemática le atacaron los nervios y la incertidumbre. En ausencia de la madre, la abuela le recetó un Clordiazepóxido que la puso a dormir toda la tarde, pero no la salvó del suspenso.
Cuando no la dejaron salir con el novio hasta tarde o no pudieron comprarle el vestido, la estrategia de los nervios y la píldora también funcionó. Papá se fue del país y mamá toma un ómnibus cada día a las 6:00 de la mañana rumbo a la cayería norte, por eso, le ha tocado a abuela ser juez y parte en cada capricho o regaño.
En el momento de llenar la boleta y presentarse a las pruebas de ingreso, no hubo pastilla ni perreta que le retribuyera lo esperado. Entonces, un buen día se dijo a sí misma que una tableta no le resolvería el problema y del botiquín familiar extrajo un blíster. Las observaciones en la historia clínica fueron certeras: “Adolescente con conducta suicida. Paciente deprimida y con baja autoestima”.
Según el Anuario Estadístico de Salud de 2018, entre las primeras 10 causas de muerte en Cuba estuvieron las lesiones autoinflingidas intencionalmente. En el caso de Ciego de Ávila, 12 de cada 100 000 habitantes se quitan la vida, cifra discreta en comparación con provincias como Villa Clara (21) y Sancti Spíritus (18.2), pero preocupante si tenemos en cuenta que mueren más por esta causa que por padecimientos asociados, por ejemplo, a las arterias, arteriolas y vasos capilares (9.4).
A pesar de los múltiples esfuerzos de Cuba por garantizar la calidad de vida y el derecho a la existencia de cada ciudadano, lo que más inquieta a los especialistas es que, por cada suicidio registrado, son muchos más los intentos que no engrosan estadísticas, pero sí encienden alarmas; sobre todo, en el grupo etario comprendido entre los 15 y los 21 años, que reportan en la provincia el mayor número de intentos —junto a las personas de la tercera edad—mediante el ahorcamiento y el envenenamiento, fundamentalmente.
• Lea Caracterización de la conducta suicida en Cuba.
Cada suicidio consumado conlleva a su análisis en la Comisión Técnica Asesora Provincial de la Conducta Suicida, de la cual forma parte el especialista Danis Rodríguez Ceballos, quien confirma que entre los principales motivos que impulsan a los adolescentes a cometer actos de este tipo están la frustración escolar, el bullying o acoso escolar, la baja tolerancia e inexperiencia frente a situaciones complejas, las fricciones familiares, los hogares disfuncionales, la orientación sexual no heteronormativa y los conflictos de parejas.
Para atender a quienes sobreviven a esta experiencia, se articula una estrategia de trabajo desde la Atención Primaria de Salud con los Consultorios del Médico y la Enfermera de la Familia y los Centros de Salud Mental hasta la consulta con psiquiatras.
Sucede que a veces no es suficiente, porque las familias asumen el suicido como un problema del adolescente, sin llegar a sumarse de modo activo al proceso de psicoterapia. En el peor de los casos, la atención no pasa del Cuerpo de Guardia y la consulta de Psiquiatría, porque ambas partes deciden enterrar el asunto bajo el silencio, el estigma, y la promesa de que no volverá a pasar, sin sospechar que la predisposición seguirá en espera de su oportunidad.
• Consulte algunas estadísticas de Ciego de Ávila al respecto.
Al cierre del pasado curso escolar, existían en Ciego de Ávila tres grupos psico-educativos que reunían a adolescentes con actitudes de riesgo y otros con una probada conducta suicida. El procedimiento radica en mostrarles cómo resolver conflictos y lidiar con sus insatisfacciones, pues, a juicio de Rodríguez Ceballos, hoy se dan dos extremos: familias disfuncionales desentendidas del adolescente, y otras sobreprotectoras y complacientes. En cualquier caso, ninguna de las dos opciones es favorable.
Parte de la literatura médica define al suicidio como un fenómeno de idea fija; paradójicamente, no se trata de morir, sino de salir del conflicto. Sin embargo, lo que hoy es un problema, tal vez en unos meses sea un mal recuerdo, y vivir para contarlo es parte de las curvas de la vida, que no merecen, en ningún caso, esperanzas suicidadas.
Hay que realizar un estudio a profundidad y con soluciones para ver que está pasando.