Divisa devaluada

caricatura maltrato Se equivoca el lector si piensa que llegó la hora en que el peso convertible (CUC) bajó su valor en las casas de cambio y en lo adelante el salario cumplirá mejor su rol de satisfacer las necesidades elementales de cualquier trabajador.

Por el contrario, se trata de otra devaluación real de la calidad de los productos y servicios que se ofrecen en divisas, la cual tiene lugar a ojos vista en establecimientos que operan con la doble moneda.

Atrás quedaron los días, a finales de los 90, cuando tuvo lugar la despenalización del dólar y aparecieron las cadenas de tiendas recaudadoras y otros establecimientos que abrieron a los cubanos la oportunidad de apreciar y disfrutar de imágenes y servicios hasta entonces desconocidos.

El personal seleccionado después de un riguroso proceso, en el cual, además de la capacidad, también se tenía en cuenta el porte y aspecto, era instruido en normas de comportamiento hacia el cliente.

A ello se unía el mantenimiento esmerado del orden y la limpieza, que combinaba con la decoración y el buen gusto en la mayoría de los casos, para no ser absolutos. “Buenos días”, “En qué puedo ayudarle”, “Gracias por su visita” y “Vuelva pronto” eran frases cotidianas, al igual que la compostura del personal detrás del mostrador o a orillas de las perchas, presto siempre a acomodar cualquier pieza textil que el cliente situara fuera de su lugar.

Con el paso del tiempo algo ha ido cambiando y lo cierto es que otra imagen, a veces hasta penosa, gana espacio y desluce el servicio pagado 25 veces más caro que el ofertado en moneda nacional.

Salvo honrosas excepciones, el consumidor no recibe toda la protección que afirman las pancartas expuestas en algún lugar visible de las unidades, pues en ocasiones tiene que reclamar que lo atiendan ante la pasividad e indolencia de los empleados.

Es tan común el hecho de que haya que esperar porque cuadren una caja, o porque la empleada vaya a almorzar, que ya nadie pierde el tiempo en reclamar.

Otras posturas alejadas del buen hacer, y no por ello difícil de encontrar, son las conversaciones en voz alta entre dependientes, detener las ventas para recibir y cuadrar mercancía del almacén, o ver a las empleadas en chancletas de baño para descansar los pies.

Recientemente, mientras hacía una cola para adquirir un producto en una de las tiendas “insignes” de la ciudad de Ciego de Ávila, pudimos enterarnos todos de las decepciones amorosas de la empleada, los problemas con el padre de su hijo y la mala opinión sobre los hombres, que la mantenían decidida a no casarse nunca más, todo ello mientras cobraba y entregaba los comprobantes, sin pronunciar jamás un “Gracias por su visita” o “Vuelva pronto”.

Tampoco las unidades de servicio escapan a la demora en la atención a los clientes y a la falta de calidad en lo que ofrecen, como si la desidia se hubiese expandido como un virus.

Es usual, en ocasiones, llegar al mostrador de una tienda y permanecer durante varios minutos sin que quienes deben atendernos nos pregunten qué deseamos; por el contrario, lo puede mirar a uno con cara de pocos amigos si le interrumpe la conversación que tenía.

Hay ejemplos de unidades donde las administraciones no velan o exigen del todo por la buena atención, y en muchos casos no se ve la cara a un directivo en el área de los servicios, por lo que cabe preguntarse qué métodos emplean para conocer el trabajo y la eficiencia de sus subordinados.

Abocados a un cambio de mentalidad, a pensar como país y a cultivar la cultura del detalle como ha sugerido el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, urge traducir las palabras en hechos y comenzar a elevar la exigencia para rescatar la imagen comercial que antaño distinguió a los establecimientos.

En las condiciones actuales de la nación, cuando la economía se resiente y los efectos del criminal bloqueo se hacen sentir con más fuerza en todas las esferas de la vida, se impone la necesidad de aplicar el sentido común, ese que no se adquiere en ninguna universidad, sino que nace del deseo de ser responsables y consecuentes con el momento histórico.

Muchos artículos de primera necesidad pueden escasear hoy en los estantes de las tiendas, pero a ello no deben unirse aquellas conductas indebidas de quienes están para servir, que solo atizan la irritabilidad, el descontento y hasta la formación de criterios desligados de la realidad.

“En prever está todo el arte de salvar”, aseguró José Martí y cabe traer a colación sus palabras en momentos en que la eficiencia, la eficacia y la efectividad en todos los órdenes, resultan tan indispensables en el camino por sortear momentos de crisis.


Comentarios  
# barbaro martinez 09-03-2020 15:13
No es real que el servicio es 25 veces mas caro que el ofertado en moneda nacional.
Es cierto que el % de impuesto sobre el precio del producto es exagerado ,ronda el 220 % y muchos cuentapropias y el mercado informar a la hora de estblecer sus precios lo toman como referencia.
Cuando llegara el dia "0" y la reforma de precios ???

brmh
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# Miguelz 09-03-2020 15:27
En este artículo tan escabroso es mucho lo que podemos agregarle por el tiempo y espacio no es posible, por lo que he podido observar se ha perdido el interés al trabajo y brindar un buen servicio en nuestras tiendas recaudadores de divisas, pero incluyo el comercio en sentido general..además de lo que dice la periodísta, que estamos de acuerdo, vimos el pasado Lunes una especie de mesa redondan por el canal de TV avileña, donde intervinieron las máximas autoriades políticas y administrativas de la provincia refiriéndose a las indiciplinas y los problemas existente en el comercio, la venta de productos por revendedores, que se aprovechan de la escases y acaparan, aún así mencionados los que Pululan frente a las dos Ferreterías, la que se encuentra ubicada frente al Hotel Rueda y la otra que hace esquina en calle Libertad y linea ferrocarril, se mantinen en esos lugares desafiando a las autoridades, incluso Fiscalía Municipal cerca de esas tiendas, quieren el enfrentamiento del pueblo, me pregunto y las instituciones MFP, sus Inspectores, Fiscalía y la Policía para qué las tenemos?
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# Miguelz 10-03-2020 10:33
En este artículo tan escabroso es mucho lo que podíamos agregarle pero por el tiempo y espacio no es posible, sólo me detengo en lo que he podido observar se ha perdido el interés de brindar un buen servicio al pueblo, en nuestras tiendas recaudadores de divisas, las vendedoras les preocupa su vestimenta, las uñas y sobre todo el Móvil o Celular, en el Mundo, eso no funciona así, no permiten uñas largas, bestidos cortos y mucho menos los celulares,..además estamos de acuerdo con todo lo que dice la periodísta, por otra parte vimos hace unos pocos días una especie de mesa redondan por el canal de TV avileña, donde intervinieron las máximas autoriades políticas y administrativas de la provincia refiriéndose a las indiciplinas y los problemas existente en el comercio, mencionaron la venta ilícita de productos por revendedores, que se aprovechan de la escases y los acaparan, aún así mencionados incluso por Díaz/Canel el Presidente de la República, continúan, Pululan frente a las Tiendas, ejemplo; dos Ferreterías, la que se encuentra ubicada frente al Hotel Rueda y la otra que hace esquina en calle Libertad y linea ferrocarril, se mantinen en esos lugares desafiando e irrespeto a las autoridades, incluso Fiscalía Municipal cerca de esas tiendas, pretenden el enfrentamiento del pueblo, me pregunto y las instituciones MFP, sus Inspectores, que incluso les aumentaron los salarios, la Fiscalía y la Policía para qué las tenemos?, esperamos que atúen y después lo haremos nosotros...
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