Un director para el equipo Cuba

Por estos días, si de deporte cubano se trata, no hay tema que más se comente en las redes sociales que el nombramiento del manager del equipo Cuba que asistirá al venidero Clásico de Béisbol. Y claro, abundan las propuestas para la designación.

Las sugerencias que he leído hasta el momento, no son disparatadas ni mucho menos, pues son nombres de un gran historial en el béisbol y, sobre todo, conocedores profundos de este deporte, aunque, vuelvo a lo mismo para recordar que los problemas de Cuba en este deporte no son consecuencia de directores de equipos, sino de la caída en picada de nuestra pelota desde varios años atrás.

Porque aquellos triunfos de Cuba del siglo pasado no fue consecuencia directa de que existieran manager de la talla de José Miguel Pineda, Servio Borges, Jorge Fuentes o Higinio Velez, entre otros. Y que conste —porque no quiero malas interpretaciones— todos rayaron la excelencia en sus funciones, pero dirigieron en un momento de un tremendísimo nivel de nuestra pelota.

La inmensa mayoría de los torneos que ha perdido Cuba en todo este tiempo no ha sido como consecuencia de una mala dirección, sino, el resultado lógico de equipos sin los ingredientes necesarios para aspirar a la victoria.

Por tanto, no creo necesario “romperse la cabeza” para nombrar a quien llevará las riendas, sino buscar fórmulas, en medio de tantas dificultades económicas, para potenciar el béisbol y alcanzar un nivel que permita competir en igualdad de condiciones, o al menos aspirar a superiores resultados.

Es de ilusos creer que nuestra pelota alcanzará la misma calidad de antaño cuando apenas puede desarrollarse el posible relevo generacional, que suman unos pocos juegos en las categorías escolar y juvenil y que no tienen la oportunidad de medir sus posibilidades, incluso, en la categoría sub23. Creer que vamos bien, es el mejor camino para que este deporte siga mal.

Por eso, en mi caso, abogo por jerarquizar nuestra temporada beisbolera y que todo, o casi todo, se subordine a ella. Que ningún torneo internacional, por fuerte que sea, interrumpa nuestras series. No avanzará el béisbol con victorias pírricas, pues con triunfos así, iríamos al fracaso total.

Y si digo dar prioridad a nuestras campañas domésticas, dejo claro también que los managers de los seis conjuntos que intervienen en la Liga Élite deben ser los candidatos y, para tal propuesta, solo cito un argumento: dirigir un equipo hoy es mucho más difícil que en la época dorada de nuestro pasatiempo nacional.

Todos aquellos mentores ilustres que les mencioné en un inicio, primero estuvieron al frente de escuadras provinciales. ¿Por qué estos de ahora no pueden soñar con el equipo Cuba?


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