Benigno Cedeño: caballero moderno de capa y espada

Lleva 38 años vinculado a la esgrima y todavía siente por ella la misma pasión de la niñez, cuando pretendía ser tan hábil como El Corsario Negro, D´Artagnan y Los Tres Mosqueteros.

Nació muy lejos de la época en que las afrentas se resolvían espada en mano, en duelos a muerte o a la primera sangre derramada, sin embargo, en su niñez las aventuras basadas en libros de Emilio Salgari, y Alejandro Dumas ocupaban espacios preferenciales en la televisión y el cine.

Todos los niños de finales de los ‘70 y principios de los ‘80 del pasado siglo queríamos ser espadachines, y eso no me lo podrá negar el licenciado en Cultura Física Benigno Cedeño Pérez, de Chambas, cuyo amor por las estocadas sigue intacto hasta hoy.

“Empecé con el profesor Reinaldo Torres Francia, quien todavía sigue vinculado al deporte como trabajador en la Dirección Municipal. Eso fue en 1980. A partir de aquel momento participé en numerosas competencias, de las cuales, las fundamentales fueron cuatro Juegos Escolares Nacionales.”

Si bien sus resultados no sobresalieron en el ámbito nacional, dejó claro que en la provincia era de los mejores. De hecho resultó campeón avileño en las categorías de 13-14 y 15-16 años.

“Después tuve la oportunidad de estudiar en la Escuela de Profesores de Educación Física Comandante Manuel Piti Fajardo en Camagüey, donde seguí vinculado a la esgrima. Asistí a cuatro Juegos Inter EPEF en los que logré, como mejor ubicación, un segundo lugar, por equipos, en la modalidad de espada.”

—¿Por qué escogiste la esgrima?

—Siempre me gustó. La verdad es que primero practiqué voleibol, pero cuando encontré este deporte nunca lo abandoné. Al graduarme en “el Fajardo”, en 1989, volví a Chambas, y desde entonces soy entrenador.

—¿Cómo describiría su vida profesional?

— Me he dedicado a que el trabajo me salga bien y que mis alumnos sientan el mismo afecto que yo les he ofrecido. Hoy me satisface ver por la calle a muchos que estuvieron en mi área y aprecio que me quieren, al igual que sus padres. Entre ellos hemos graduado en cursos emergentes a tres profesores que hoy se mantienen vinculados al deporte, además, nuestra labor ha contribuido a que Chambas se mantenga en los lugares del primero al tercero en la provincia.

— En su caso, ¿cuáles han sido los alumnos de mejores desempeños?

— Léiner Carvajal Esperón se tituló tres veces en torneos escolares avileños. Luego se graduó en la especialidad de Cultura Física. También Roberto Pérez Herrera ganó torneos en igual instancia, ahora estudia para ser Técnico en Deportes, así que pronto debe trabajar con nosotros.

“Entre las muchachas tuve el honor de entrenar a la periodista Yaumara Hernández Cervantes, fallecida recientemente en un accidente de tránsito, quien en su etapa de atleta representó a Ciego de Ávila en seis torneos nacionales.”

— A pesar de las satisfacciones, es obvio que la esgrima tiene carencias notables en la provincia…

— Así es. Necesitamos más implementos. Los alumnos de Chambas, en la actualidad, solo compiten en espada y florete, y apenas contamos con par de armas en cada una de esas especialidades. Para atenuar la escasez hice floretes de alambrón, solo válidos en los entrenamientos. También mandamos a fabricar armas similares de tefrón.

“En cuanto al local de entrenamiento, no era el adecuado. Después del huracán Irma recuperamos un espacio del Combinado Deportivo número Uno, y mediante el aprovechamiento de parles en desuso hicimos una pista que hoy está entre las mejores de la provincia. Esto nos permitirá prepararnos bien y estabilizar resultados en las competencias.”

Y así llega el final del diálogo. El profesor llama a un grupo de alumnas a la renovada pista. Ayuda a ponerse los trajes protectores a dos contendientes. Explica el ejercicio. En un santiamén se cruzan los aceros en un duelo que difiere de los de antaño. No se lucha por limpiar afrentas y mucho menos por arrebatarle la vida al rival. El chasquido de aceros sí implica lucha, aunque hoy se basa en una opción competitiva, y a la vez, formadora de mujeres y hombres capaces de defender causas justas a capa y espada.


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