Béisbol en Ciego de Ávila: Niños, ciencia, sentimientos…

La cercana declaración del béisbol como Patrimonio Cultural de la Nación Cubana premia una tradición que rebasa el siglo de existencia y debe perdurar mientras las semillas de peloteros sean bien cultivadas.

Dos grandes de la pelota en Ciego de Ávila, los profesores Manuel Álvarez Lorente y Pablo Darío Cid Wong, junto a Diorge Agustín Miranda Yero, joven tunero recién llegado a esta provincia, asumieron, el 5 de febrero de 2014, una decisión que debe estar entre las más sabias de sus vidas.

• Ideas expuestas por Miranda Yero en el balance anual de la Dirección Provincial de Deportes acontecido a principios del pasado año.

Unirían fuerzas para enseñar a jugar pelota a niños entre los tres y los ocho años, idea bien acogida por los alumnos y el vecindario de la escuela primaria Águedo Morales Reina, al norte de la capital avileña.

Varias incertidumbres rondaban ante la iniciativa, como la posibilidad de que los profesores fueran llamados a trabajar con otros equipos o les llegaran contratos en el exterior, lo cual ocurrió en varios períodos, en los casos de Manuel y Darío.

Incluso, el nombre fue una incógnita por algunos meses, cuando se pensó en la palabra semillero y en el perenne homenaje al as del pitcheo Omar Carrero Moreno; sin embargo, pudo más el empuje de Los Tigres, que en 2012 regalaron a los avileños su primer título nacional. Los propios niños prefirieron llamarse Tigrecitos.

Surgía así un movimiento que sumó a docentes, alumnos y familia en un grupo entusiasta con infinidad de aspirantes a campeones y la visión de sus profesores encaminada a desarrollar jugadores. De momento, seis de sus alumnos ya forman parte de la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar Marina Samuel Noble, y cuatro están en la Academia de Deportes Múltiples, en Morón.

Lo esencial de este grupo, más allá del desempeño atlético, radica en formar buenas personas. Esa ha sido la prioridad para Miranda Yero en sus últimos seis años, cuando llevó a la práctica sus concepciones y enfiló el camino hacia un proyecto educativo que va a las raíces del cubano.

Aquello de que la pelota viene en los genes de quienes nacimos en este archipiélago no se demostrará científicamente, aunque se siente, y él quiso reforzarlo, apoyado en sus colegas y en glorias del deporte, que rinden honor a sus méritos y fama con la extensión de la mano amiga y de sus conocimientos.

“Nuestro trabajo consiste en la educación de la familia en relación con el desarrollo de las habilidades básicas del béisbol, de manera pertinente, adecuada, lo cual reduce la posibilidad de cometer errores en la enseñanza desde la casa, por ejemplo, la sobrecarga en la actividad deportiva, que limita el goce del niño durante sus prácticas”, afirma el profesor.

Otros errores comunes referidos por el docente son el uso de implementos inadecuados; o sea, no está bien que los pequeñines se ejerciten con bates o pelotas que emplean los mayores, pues demandan esfuerzos superiores y pueden generar lesiones.

“Lo que hacemos es la expresión de los resultados a partir de la aplicación del conocimiento científico con la participación de profesionales de varias ramas, tales como la Medicina Deportiva, la pediatría, la psicopedagogía y la educación deportiva.

“Desde que asumimos este trabajo, primero en la Águedo Morales, y luego en el terreno al norte del Parque de la Ciudad, hemos atendido a 475 niños, siempre con el apoyo de la familia, encargada de continuar en casa lo que enseñamos en las áreas”.

El sentido humanista centra el proyecto, que se pronuncia por un marcado intercambio con diversas comunidades, lo cual fue posible antes de la COVID-19, y debe mantenerse cuando la pandemia no sea un peligro.

Pudiera pensarse que estos meses de receso obligado tienden a desvanecer lo hecho por Los Tigrecitos, pero la intención de que los pequeñines aprendan nuestro deporte nacional persiste en nuestros hogares y en los sentimientos de la mayoría. Justo ahí está el aporte a la propuesta para declarar al béisbol como Patrimonio Cultural de la Nación.


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