Tres preguntas apuradas a Polito Ibáñez

Ya es sábado cuando termina el concierto que regaló a Ciego de Ávila el Piña Colada. Una ciudad dormida por dos años de pandemia vuelve a salir y a recordar.

La entrevista se logra tras lluvias, el cansancio del día, el trabajo, el tumulto y el agotamiento de un artista trasnochado y que acaba de cantar. La cortesía de Polito Ibáñez hace que una pueda llegar a un camerino a donde ya están los fans para hacerse fotos, y que además pueda hacerle preguntas repensadas durante el día, a las que él responde calmado y coherente, como si estuviera en un set de TV.

Los años pasan y Polito sigue teniendo a los 50 la misma energía que fluctúa del pop rock a la trova y de la poesía a la filosofía. Pero, definitivamente, quienes se saben de memoria Sombras amarillas no suelen ser las mismas personas que esperan hasta medianoche entre los charcos para un concierto al aire libre.

El público de la noche parece un poco “fuera de lugar”, con tantos adolescentes atraídos por el festejo y el elenco de Calendario. Pero a Polito le toma no más de tres canciones conectar con ellos. Un aura bonita barre la plaza al ritmo de las manos tomadas, y no solo con Evocaciones, que ya lleva años en el altar de la música cubana, sino con una todavía joven, Enferma y sufre.

“No te puedo decir que estaba asustado, pero sí estaba a la expectativa de qué podía pasar hoy. El público que está ahí ahora a las casi dos de la mañana, no iba a ser el público mío de los ‘cuarenta y algo’, porque esa gente tiene trabajo mañana, tiene compromisos. Entonces, no te puedo decir que desde el principio conectaron conmigo, porque hay una imagen ahí que saben quién es, pero la música no la conocen en profundidad. Pero yo siento que a medida que fue transcurriendo el concierto, se fue dando una especie de complicidad entre ellos y nosotros. Y con eso no puedo estar más feliz, realmente”.

—Siempre le tenemos más cariño a las canciones que hablan de amor, pero tienes muchos temas que siguen la tradición de la la canción protesta, y que son también políticas, cuestionadoras, filosóficas incluso. ¿De dónde vienen?

—Hubo un Polito que probablemente no llegó a Ciego de Ávila ni a ningún lugar del interior de país, de finales de la década del ochenta, una época de muchas complejidades, del derrumbe del campo socialista, la salida de circulación de revistas como Sputnik… Y ese joven, de 21 años, hizo canciones muy polémicas que, a la postre, pasaron, mientras yo aún estoy aquí. No era nada más yo, era un movimiento de muchos jóvenes.

“Y bueno, de ese tiempo quedó esa manera de abordar los temas, la crítica, la valentía necesaria para hablar de cosas cruciales del país… De cuando estudié en el Instituto Superior de Arte, recuerdo los clásicos. Ningún hombre de los que hoy son paradigmas en las artes, ninguno, fue cómodo para su momento. Fue alguien que se cuestionó la realidad. Y era muy normal que yo actuara a partir de lo que yo quería perseguir, que era un Shakespeare de la literatura —se ríe— un Mozart en la música y un... no sé, un Picasso en la pintura...”.

Las pretensiones de universitario dejaron buenos frutos. Por eso debe ser que Somos números se escribió hace dos décadas y todavía nos resuena: “otros con la moneda en el bolsillo / no alcanzarán lo que sus ojos ven”. Es de las canciones mejor envejecidas de aquel repertorio “más contestatario”.

Polito salió del ISA también queriendo ser un —César— Vallejo en la poesía, a pesar de que no había entrado con los mismos sueños.

Luego del concierto de Polito Ibáñez en #CiegodeAvila, un equipo de Periódico Invasor fue tras el telón para buscar otros detalles sobre la obra del artista. Compartimos el fragmento de un pequeño vídeo. 🎸🍍🎼¡Espera más sorpresas en este Festival de Música Fusión Piña Colada!🎼🍍🎷 #CubaEsCultura #LatirAvileño #piñacolada

Posted by Periódico Invasor on Saturday, July 9, 2022

“Yo llegué siendo un muchacho de origen muy campesino, de un batey que se llama Batey Nuevo en Cienfuegos. Llegué con una desnudez intelectual tremenda, una carencia, así que me tuve que imponer”. Por ahí pasaban ‘los grandes’ profesores del mundo entero. Yo llego cantando canciones de Roberto Carlos, sin haberme leído un libro. Me di a la tarea fuerte de leer mucho, de aprender mucho. Empecé a ir a las peñas y a ver lo que hacían el gran Santiago Feliú, que descanse en paz, Carlitos, Frank, Gerardo… Entonces me di cuenta de que había un tratamiento del texto que era poesía. ¿Y cómo se puede hacer poesía? Pues leyendo poesía”.

Entre las canciones ya esperadas, Ciego de Ávila tuvo las primeras pistas de lo que será el nuevo disco de Polito Ibáñez. La pandemia lo dejó en pausa desde 2019. Pero ya hay planes.

“Tenemos planeado hacer pronto un lanzamiento en todas las plataformas digitales y después hacer un gran concierto en La Habana, y ojalá que en el resto de las provincias. Yo lo voy a licenciar en Cuba por Bis Music —porque se lanzará bajo un sello italiano— y será el mejor regalo que podamos hacernos, tenerlo listo después de tres años, y que llegue a ustedes”.


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