Proyecto Reverbero: alumbrar la enseñanza

Retomar el Reverbero no supone seguir por donde se quedó, sino un volver a empezar que amerita reflexiones; construir un proyecto no es cosa de un día, y mantenerlo vivo, tampoco.

Cuando se hicieron públicas las primeras fotos de las autoridades de la provincia reunidas hace poco con Orlando Concepción en el teatro Reguero, la sensación general fue de alivio por saber del resurgir del proyecto sociocultural Reverbero.

Entre las opiniones, alguna luz se arrojó sobre el hecho de que no era solo para alegrarse, sino también para sacar alguna reflexión.

Cuatro años van ya desde que en las inmediaciones del parque Agramonte, de Morón, se invirtieran casi 300 000.00 pesos (MN) para reanimar la zona. La Compañía volvía a casa, luego de andar por los campos de esta y las provincias vecinas, a donde llevaron no solo teatro.

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Se prometía un espacio para que el teatro callejero tuviera un escenario cómodo, y también para que la ciudad ganara un lugar de paseo, cultura comunitaria, peñas con niños, venta de artesanías y ofertas gastronómicas.

“La transformación no solo será estructural, sino que espiritualmente Reverbero pretende marcar pautas e insertarse en el ambiente cultural de la ciudad con una cartelera variada, orientada a todos los públicos y al trabajo comunitario, sello de la agrupación”, decía este diario en 2017, cuando el mayor obstáculo era apenas la falta de cemento para terminar el estanque.

Después de la inauguración, en Morón las noches de muchachos conversando, música y carritos de helado se fueron alternando con la pérdida de los peces y patos del estanque, o de las luces de las farolas, ante la ausencia de veladores y jardineros. El deterioro de las obras y las áreas verdes dejaba desamparadas las expectativas de la gente, y de la Compañía.

Ciertamente, sabía mal que se construyese para nada una glorieta de columnas jónicas y anaranjadas en el parque de mejor arquitectura en toda la ciudad. Y por tres años estuvo ahí, vacía, a pocos metros del teatro donde Orlando añoraba aún su proyecto sociocultural.

Reverbero no solo pudiera ser ejemplo de la falta de comprensión sobre el papel social de la cultura, que a juzgar por criterios vertidos en el IX Congreso de la UNEAC, empeora en los municipios. Reverbero es también un ejemplo de la incoherencia de dedicar un presupuesto no despreciable a una obra, y luego no ser capaz de mantenerla con simples cuidados. Una plaga  que "erosiona el alma y el bolsillo" cuando viene a cortarse tarde.

Y si ahora Orlando Concepción se declara feliz porque al fin el Reverbero no tendrá que esperar porque se le asigne personal de Servicios Comunales, y podrá disponer de sus utilidades para financiar eventos, no puede dejar la expresión de que "ahora sí", semánticamente ligada a un "antes no" que, no obstante, no le amarga las ganas.

Entre la satisfacción de ver constructores subidos a los andamios otra vez, y la intención de comprobar la potencia del proyecto, sirvan estas líneas como un recordatorio, para que al Reverbero no le haga falta otro cambio de mecha.


Comentarios  
# HGM 22-04-2021 11:53
es muy bueno que se retome el arreglar el parque agramonte lo que hace falta es que existan personas responsables que lo cuiden y lo mantengan limpioy si seria muy bueno que existan puntos con ventas de refrescos, pizzas, granizados, helados,rositas,y sobre todo que vuelvan las actividades recreativas del grupo moron teatro
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