Con juegos, compañías artísticas y la coronación de una niña como reina Corazón, el proyecto sociocultural celebró dos décadas de arte sanador en Ciego de Ávila. Para 2026, la iniciativa planea sembrar flores, proteger abejas y llevar la inclusión a todos los municipios de la provincia
La mañana del domingo 21 de diciembre se vistió de fiesta en Ciego de Ávila. El Proyecto Sociocultural Corazón, esa iniciativa comunitaria que lleva más de dos décadas promoviendo los derechos culturales y la inclusión social de niños, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad, cerró su año 2025 con una celebración que coronó a su reina y anunció planes ambiciosos para el futuro.
“Hoy hicimos la fiesta de cierre de las actividades del proyecto Corazón del año 2025, muy bonitas, participaron casi todas las compañías que estuvieron acompañándonos durante todo el año”, relata Lupe Díaz Beracierto, coordinadora del proyecto, con el entusiasmo de quien ha visto crecer esta semilla de inclusión durante años.
La jornada reunió a las agrupaciones que han sido pilares del proyecto: la pequeña compañía Polichinela, Pasos y Estilos, y la compañía de jóvenes con síndrome de Down, entre otras que han acompañado esta travesía de arte desinteresado y sanador. Juntas demostraron que el año 2025 fue de consolidación, visibilidad y expansión para Corazón.
Una corona con propósito educativo
El momento culminante llegó con la coronación de la reina Corazón 2025. Pero esta no fue una elección al azar: las niñas participantes debieron responder preguntas educativas sobre el proyecto, demostrando cuánto conocían sobre esta iniciativa que las ha abrazado. La pregunta clave fue cuántos años cumplió el proyecto en 2025 y mencionar algunas de sus actividades fundamentales.
“Tuvimos una niña ganadora que la coronamos entonces como la reina Corazón del 2025”, cuenta Lupe con orgullo. Esa corona simboliza mucho más que un reconocimiento: representa el compromiso del proyecto con la educación, la participación activa y el empoderamiento de la infancia vulnerable.
Un año de logros consolidados
Según el informe anual del proyecto, 2025 fue un periodo de consolidación estratégica. Durante estos doce meses, Corazón desarrolló un amplio conjunto de acciones artísticas, psicopedagógicas y socioculturales dirigidas a cuatro grupos principales: niñas, niños y adolescentes sin amparo familiar; personas en situación de discapacidad intelectual; infantes integrantes de pequeñas compañías de arte infantil; e infancia y juventud de comunidades vulnerables con riesgo psicosocial.
El proyecto fortaleció alianzas estratégicas con organizaciones culturales, educativas y comunitarias como la Asociación Hermanos Saíz (AHS) filial Ciego de Ávila, el Consejo Provincial de las Artes Escénicas, Latin Luli's Productions y la Compañía de Teatro Polichinela. Además, estableció una alianza internacional con CAPSME de Zacatecas, México, que abre oportunidades metodológicas, formativas y de difusión.
La visibilidad del proyecto también se incrementó notablemente, con presencia sostenida en redes sociales y cobertura en prensa local como Invasor, Radio Surco y Televisión Avileña. Los eventos destacados —el 20° aniversario, el Carnavalito, Havanensis, la Cruzada en Júcaro y la participación en congresos— demostraron la capacidad de Corazón para conectar ámbitos culturales, educativos y sociales, influyendo positivamente en la salud emocional y en la inclusión de la infancia y juventud vulnerable.
Flores, abejas y horizontes que se expanden
Pero Lupe Díaz no mira solo hacia atrás. El 2026 trae consigo proyectos que conectan el arte con la naturaleza y la educación ambiental. “Vamos a tener nuestra parcela para sembrar flores y para cuidar las abejas, la campaña de las abejas doradas”, anuncia la coordinadora, adelantando una dimensión ecológica que enriquecerá la propuesta del proyecto.
Y hay más: Corazón pretende llevar su magia inclusiva a todos los municipios de la provincia de Ciego de Ávila. Es una ambición grande que requiere apoyo institucional. “Esperemos que la Dirección Provincial de Cultura nos apoye con los directores de cada municipio”, expresa Lupe con esperanza, identificando el principal obstáculo para materializar este sueño: el transporte.
“El proyecto es por un arte desinteresado y sanador, pero bueno, el transporte sí deben ayudarnos para que todos los niños de nuestra provincia puedan disfrutar de las actividades del proyecto Corazón”, puntualiza. Es un llamado claro a las instituciones culturales provinciales y municipales para que faciliten los medios que permitan democratizar el acceso a esta experiencia transformadora.
Arte que sana, inclusión que transforma
Durante 2025, el Proyecto Corazón mantuvo su esencia: la promoción de los derechos culturales, la inclusión social, la educación ambiental, la salud mental y el bienestar emocional de poblaciones vulnerables. Su trayectoria se fortaleció no solo por la cantidad y diversidad de actividades —talleres, fiestas comunitarias, presentaciones y festivales— sino también por la calidad de las alianzas establecidas.
El intercambio con CAPSME y la formación en arteterapia elevaron la calidad metodológica del proyecto, permitiendo que cada actividad tenga un impacto más profundo en los participantes. Los juegos de participación, las coronaciones simbólicas, los talleres creativos y las presentaciones artísticas no son simples entretenimientos: son herramientas de sanación emocional y construcción de autoestima.

La cohesión comunitaria que generan eventos como el aniversario, el Carnavalito y Havanensis fortalece el tejido social, creando espacios donde niños y jóvenes en situación vulnerable se sienten valorados, escuchados y protegidos. Y esa es, quizás, la mayor corona que puede llevar un proyecto: la certeza de que está cambiando vidas.
Mientras la reina Corazón 2025 luce su corona con orgullo, el proyecto ya siembra las semillas —literales y metafóricas— de lo que será 2026. Porque en Ciego de Ávila, donde la cultura resiste en espacios alternativos y los artistas aficionados ensayan pese a todo, también hay lugar para un proyecto que demuestra que el arte, cuando es inclusivo y desinteresado, tiene el poder de sanar corazones y transformar comunidades.