Lázaro Delgado Valencia en la “literatura sin palabras”

La poesía es su lugar personal para retratar los temas más cercanos a sus inquietudes como ser humano y artista

fotografoCortesía del entrevistado Lázaro Delgado Valencia, en 2004, con solo siete años, desplegó su interés como poeta en un Taller de Literatura de la Casa de la Cultura y, 12 años después, en 2016, vinculó la fotografía como nueva expresión, sin desplazar a la poesía y con la habilidad de saberlas usar al unísono.

“Nunca salté de una para la otra, simplemente me dediqué a las dos”, me dice mientras me permite hurgar en el íntimo lugar desde donde nacen sus inquietudes como ser humano y artista. “No he dejado de escribir, pero se me da mejor la fotografía y me siento más cómodo en comparación con la literatura. Aunque ambas tienen un vínculo. Por eso no escogí una sobre la otra.

“Toda obra artística es una expresión y una manifestación del artista, ya sea literatura o fotografía, van a tener que ver y siempre van a tener puntos en común. La literatura es una forma de profundizar en la fotografía y la fotografía es una forma de hacer literatura sin decir palabras.”

La cercanía y el tiempo que lleva desarrollando su arte como escritor, con un vínculo a la Asociación Hermanos Saíz desde los diecinueve años, asegura un manejo de sus necesidades artísticas para concretar ideas narrativas de una manifestación a otra. “Una cuenta desde la narrativa y la otra expresa desde la imagen”, repite.

“En la literatura tengo elementos más personales y textos que sí guardan relación con historias propias o que les ha sucedido a personas cercanas: amistades, parejas, familiares. En la fotografía no tanto.

“Empecé a hacer fotografía en serio como un reflejo de mi preocupación hacia la arquitectura: cómo se va perdiendo y el estado decadente en que se encuentra. Y fue mi deseo retratarlo, dejar la prueba en las fotos para que la gente vea y tenga seguridad, no solo dejarlo en palabra. De ahí nació el género urbano y paisajístico que practico.”

tenis“Me cogió un aguacero y la imagen estaba”

El enfoque de sus retratos propone describir, a la par de los lugares que visita o frecuenta. Las imágenes, desde los paisajes campestres hasta las ciudades, inundan el lente: las ruinas de una casa, la silueta de ciudades, la costa de alguna playa o la longitud de un edificio tienen la potestad de trascender al observador.

Su primera serie, propuesta del XII Salón Provincial de Paisaje “René Rodríguez” 2023, se centró en las casillas del ferrocarril que se han utilizado por años como viviendas, en Morón. El Salón albergó la obra de ocho participantes, de los cuales tres fueron premiados. El debut para Lázaro no pudo ser mejor: Segundo Premio del salón y el colateral de la Casa de la Cultura.

 casillas

“El Consejo Provincial de las Artes Plásticas abrió la convocatoria a un grupo mayor de creadores y por eso me animé a participar. Mis tres obras, hasta cierto punto, expresan la misma decadencia de la que hablan mi poesía o mis relatos cortos”.

Proyectos y resultados al final del esfuerzo son el conjunto de una idea en la mente del muchacho autodidacta, con estudios en las artes a partir de talleres de literatura. Ser informático de día y dedicar cualquier otro pedacito de tiempo a la creación artística no supone una tarea fácil, aunque tampoco son un sacrificio.

Pero, ¿en qué medida es complejo, o no, el proceso de creación sin conocimientos académicos?

“De un millón de fotos; una buena. Sí, se puede, pero tienes que ser un obstina’o y hacer fotos, fotos, fotos…, y entre muchas, una sirve. Después volver a hacer otro millón pa sacar de nuevo, pero si estudias logras ver antes de hacer, es importante visualizar la foto antes de oprimir el obturador. Solo si estudias puedes estar en tu casa acostado y pensar: quiero una imagen con cierta composición, con ciertas características y a partir de tal idea.

“Entonces dices: ¡en tal lugar puedo hacerla! Te levantas, vas al lugar y observas a qué hora tendrá la luz adecuada. El saber esto puede ahorrar la mayor parte del proceso, o no, dependerá de mi experiencia llegar al día siguiente, presentar la cámara, capturar y que la foto salga como quiero.

“Casi todo lo he aprendido por cursos en línea. Yo estoy en dos escuelas. Una española, en Barcelona, RBG Escuela se llama y tiene algunos cursos gratis. Y una escuela mexicana, Carlos Flores Estudio, con clases en Zoom, la comunidad más grande en la que estoy. Enseñan bastante y entre las dos logré reunir, al menos, lo básico y lo elemental.

“Por eso sería muy bueno que se creara una institución a nivel elemental. Al estudiar la historia de la fotografía quedan huecos y todo tiene su trasfondo y su origen en los pintores. Quizás si empiezan en noveno grado o en duodécimo, niveles medio y medio superior de las escuelas. Ahí sí deberían abrir una carrera de fotografía. Existe la FAMCA (Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual) en el ISA (Instituto Superior de Arte), pero como lo dice la carrera, es para audiovisuales.

“En cualquier caso, tú puedes graduarte de la academia, pero la academia no crea artistas, da las herramientas. A veces el que tiene la vocación, no tiene las herramientas o no tiene la preparación adecuada”.

Y claro, hablar de academia sin influencias es hacer tiros al aire. Escritores, músicos y hasta cineastas se ubican en el “altar” de este joven fotógrafo.

“En la literatura aprecio a Gabriel García Márquez, mi escritor favorito. Pero tengo de Coelho y aunque haya una guerra entre si es o no un buen escritor, para mí vale la forma de administrar sus historias. Él sabe dejarte los pedacitos como migas de pan, engancharte y por muy mal escrito que esté el texto, lo terminas. Lo aprendí y lo adquirí de él.

“Por la música hacia la escritura, Sabina. Tengo mucho de él. Y de la fotografía, si tuviera una influencia marcada, pienso en el cinematógrafo de la serie Dark, de Nikolaus Summerer. Los conceptos de un audiovisual son diferentes, pero los planos, la colorimetría y la composición me encantaron”.

costaCuevas del Turquino, julio de 2016

A base de prueba y error, Lázaro Delgado Valencia transita los textos y las imágenes siempre con algo nuevo para narrar o expresar. Busca las mejores fórmulas para capturar un momento desde su lente y multiplica en conocimientos lo escaso en herramientas. Diez días en la Sierra Maestra y los tres megapíxeles de su antiguo teléfono Huawei valieron hasta hoy. El Pico Turquino quedó en fotos y la experiencia y la naturalidad en el rigor de imponer, cada vez, una mejor historia tras el lente.


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