Hacedores del arte

Hoy es fecha de festejos. Los 14 de diciembre son el recordatorio para, cada año, homenajear a quienes convierten a la cultura (en su acepción más conocida) en el centro de sus días.

El resto del calendario les toca a ellos agasajarnos con sus diferentes maneras de hacer; los que están sobre el escenario y esos tantos detrás de bambalinas, rostros menos visibles e igual de importantes.

• Lea Cultura tras el telón el trabajo de Invasor dedicado a esos trabajadores detrás de la escena.

Si se mira así, podría hasta parecer injusto, desproporcionado. Eso sucede, a veces, cuando nos dejamos llevar solo por las celebraciones marcadas para resaltar merecidamente a los otros.

El natalicio del poeta de la Generación del Centenario, Raúl Gómez García, se volvió el motivo para señalar una fecha dedicada a los trabajadores del sector de la cultura. Pero, más allá de un día específico, el tributo debe ser labor constante cuando haya una puesta en escena que nos emocione, una canción estremecedora, una danza impactante…

Los aplausos se vuelven esa manera de gratificarlos constantemente, la puntualidad para una función, el silencio o sumarse al espectáculo, la risa, el tarareo, cualquier demostración efusiva o la simple compañía cuando el público es escaso.

En un fin de semana en el Principal, con puestas de Teatro Primero, Polichinela o 40 Megas; en las peñas habituales de la Asociación Hermanos Saíz y la UNEAC; en una exposición de artistas de la plástica y artesanos; en eventos como el Piña Colada, Pueblos Escena o Títeres al Centro; allí los encontramos, nos encontramos.

Y también de recorrido por lugares intrincados, luego de un desastre natural, a modo de consuelo para el alma; montando los cuadros para una muestra o luego cuidándola, programando certámenes, llenando carteleras; ahí y en muchos otros sitios que ahora mismo se escapan de estas líneas, están para recordarnos su casi omnipresencia.

Todos, los más jóvenes, los estudiantes, los más consagrados, artistas profesionales o aficionados, dicen y sienten que se deben a sus espectadores; ser recíproco trasciende las fronteras de un 14 de diciembre y es, desde la simpleza intrínseca del gesto, la más grandilocuente forma de hacerles sentir que su día puede ser cualquiera en el que nos salven con su arte.


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