Arial 14: Matrices y lo perdurable de la emoción

A los nuevos escritores1 y su poesía les han asignado nombre: Generación Cero. Por “romper” con estereotipos o caminos comunes marcados como pauta. Pero realmente siempre me he preguntado si existe tal generación. Simplemente, la nueva poesía —y también los escritores— son el resultado de una época a la que poco le importa la forma o el contenido. Lo que les ha interesado es decir y colocar el discurso más allá de subjetividades. Algunos los escritores lo han hecho.

PortadaImagen de portada (Ediciones Ávila, 2016)En tal caso, me parece interesantísimo Matrices (Ediciones Ávila, 2016), poemario de Yanarys Valdivia Melo (Ciego de Ávila, 1987) merecedor del premio Poesía Primavera de la filial provincial avileña de la Asociación Hermanos Saíz. Razón no le faltó a William Butler Yeats, citado en el acervo, cuando sentenció que “lo que va a suceder, ya sucedió antes”. Esta idea condiciona los 36 poemas que conforman el volumen y, para ser justos, prescinde de toda palabra que pudiera entorpecer el ritmo.

No escapa de los espacios comunes, cuestión que creo prudente. Porque ¿acaso se puede escribir sin seguir una secuencia análoga de la historia? Las imágenes utilizadas insisten en temáticas universales: el dolor, la muerte, la vida, el amor, la trascendencia.

En otro tiempo, otra mujer esperanzada, inocente aún, / escribirá sus versos también esa noche/ y le parecerán únicos, tan hermosos, de su sola pertenencia, /su dolor tan original como el mío. / El hombre es esto. / Ni más ni menos.

El primer pantallazo que ofrece ni limita ni prohíbe. Nos coloca puntos de partida hacia cómo o por qué, nunca dónde. En ningún momento sitúa algún poema en un sitio vacuo. El dónde queda como péndulo entre la exactitud del verso y la experiencia personal. La suya queda clarísima y la nuestra (como lectores) en constante búsqueda. La cohesión entre idea y escritura no permiten distracciones. El empleo de imágenes claras y precisas advierten un objetivo como símbolo adecuado2.

Si algo hemos de admirar en Matrices es el lenguaje simple. Y, cuando digo simple no necesariamente ausente de hermosos adornos. No somos engañados ni un segundo con cadencias superfluas o vacías de sentido. Asistimos a la justificación de un verso construido con limpieza.

Cuando un amigo muere, /Es como si la sabiduría de los ancianos dejara reposar su mano cálida sobre mi cabeza.

Podemos reclamar en este poemario la ausencia de ciertas pausas que no permiten descansar el sentimiento de dolor que provoca la lectura. Sí, Matrices es dolor. Un testaferro bien concebido para hurgar en la angustia. O, ¿qué es el dolor? En estos versos se nos permite sufrir. Sufrir como causa y no efecto. Si esperábamos retórica nunca se ofrece.

Ya me lo propuse, a los ochenta años dejar de respirar. /De nada sirve vivir un siglo /si las estadísticas no contemplan el sufrimiento, /la falta de amor y la esperanza.

Es discutible si un poema es bueno o malo. O, si un autor es relevante o mondo. También si una obra es trascendental o mediocre. Todo, absolutamente todo, es discutible. Así que, cuando se intenta enjuiciar (literariamente) una obra debe estar desligada de su autor. Aunque esto parezca contradictorio, los críticos literarios de las últimas décadas, en su oficio de hacer grandilocuente la soflama, se han referido a la obra y al autor como un corpus fusionado. Cosa que creo innecesaria.

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Yanarys Valdivia MeloFoto tomada de su perfil de FacebookYanarys Valdivia Melo, artista plástica y escritora. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz.En Matrices lo obvio escapa de zonas oscuras. Cada símbolo es un símbolo y punto. Si queremos leer sobre la muerte se enuncia. Si queremos la reflexión basta con entender que el mundo es cruel; el fin constituye el eterno principio. Si se quiere leer sobre la pérdida también se dice. Cada fraseo, en su conjunto, explica lo que su contenido demanda. Percibo que cada palabra ha sido escogida con minucioso cuidado.

Así como reza la frase de que cada quién es su propio poeta, infiero también que no todo verso es poesía. Si se quisiera encasillar estos poemas como pertenecientes a la Generación Cero, creo que se cometería —o ha cometido— un grandísimo error. En todas sus reglas, Matrices, recurre al “arte puro” de Swinburne, a la feroz poética de Ricardo Reis, Alberto Caeiro y al mismo Yeats, citado anteriormente.

La lectura y comprensión de la idea como propio sujeto nos conducen a dos conclusiones. La primera es que estos textos son concebidos, con total certeza, por un sujeto femenino, —proporcionalmente a la figura femenina—. La construcción de ese sujeto femenino en busca de respuestas o, simplemente, la asunción de lo femenino lejos de lo tierno.

Segundo. La proyección de lo femenino que escapa de sus roles. Sueño que respiro y respiro, estoy aquí, voy hacia ningún/ lugar, no les debo nada. El detalle extraverbal de “no deber nada” es un quiebre entre la preocupación femenina sobre la existencia y el asomo constante de la belleza del dolor. Sendas ideas excluyen trayectos transitados por otros autores contemporáneos de entretejer sujeto femenino y figura femenina.

Lo tenue del verso libre utilizado sintoniza el oído y la vista en una danza fluida si se quiere entender de este modo. No hay una cantidad de versos predeterminados o una extensión editorial obligada. La idea es dicha tanto en tres versos como estos o en un párrafo a media página.

Ensayar el final se hace difícil. / ¿Cómo hallar la forma justa/ de morir con estilo?

Estos poemas son escritos para no provocar rimbombancias. Son leídos suave y ligeramente. Para poder presentarles este libro lo leí unas cinco veces. La primera vez, en el 2017 (a solo un año de editado), me enamoró su espíritu. Todavía leo la dedicatoria con placer: “… estos poemas con la esperanza de que te gusten”.

No logro recordar de memoria algunos versos por cortos que sean, pero la perdurabilidad de la emoción es excitante.

 

1.No necesariamente al referirnos a nuevos escritores es significado de nobel o inexperto. Muchos de los escritores pertenecientes a la llamada Generación Cero tienen en su haber literario más de diez o quince publicaciones seriadas y, al menos cinco libros.

2.Es imprescindible como método la limpieza en el lenguaje. Autores como Ezra Pound (Poetry, I, 6) aconsejan la claridad del verso para una estructura ordenada de las percepciones de carácter literario.


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