En Cuba hoy yo también elijo

No. No será un ejercicio abstracto, de pura imaginación y nada más. Este jueves, cuando algún que otro reloj de pared emita 10 continuas campanadas y en el Palacio de las Convenciones 605 diputados, por igual a todos los cubanos en edad y condiciones físico-mentales para votar, emitan su voto, yo sentiré que también estoy eligiendo.

Para mí sí está claro que en el voto de ciudadanos como Alexis Estévez Matos, diputado por la mismísima punta de Maisí, o Belkis María Pérez Cruz, elegida por Guane, allá en Pinar del Río, está, de alguna y de muchas maneras, también, mi parecer, o el de mi nieta Daniela, quien desde sus dos añitos y cuatro meses de edad no sabe qué cosa es un sufragio o por qué se elige a un Presidente, pero que tiene todo el derecho del universo a saberlo y a seguir concurriendo a las urnas, como sus padres y abuelos, a la vuelta de un abrir y cerrar de años.

Yo no sé, de verdad, si quienes “rajan” de nuestro sistema electoral terminarán de comprender, de una vez, lo que su ceguera política no les ha permitido ver jamás. Tampoco me desvelaré si nunca les llega esa visión.

Como millones de personas que habitamos esta ínsula, rodeada de mar y no exenta de un tormentoso oleaje norteño, estaré satisfecho a mitad de este décimo día del mes.

Satisfecho sí, del resultado de la votación allá en Palacio y de quienes sean electos para seguir conduciendo este gran yate de cuatro letras: Cuba, porque más de ocho millones 705 000 cubanos, según el listado oficial del Referendo Constitucional del 24 de febrero de 2019, no podemos estar equivocados en torno a quienes hoy nos representan.

Por ello, como muchísima gente en todo el Archipiélago, a fin de cuentas y de jornada, iré a ese refrigerador, cuyos “párpados” no se han apagado ni una vez en estas semanas de apretada coyuntura energética nacional, extraeré una línea de cubanísimo licor y brindaré por este día y por todos los que vendrán.