Barry y la Hepatitis B

 barry Inventar es de sabios, amigas y amigos de la Gran Red de Redes, eso que no lo dude nadie. Pero hay inventos que, más que asombrar a cualquiera en este maltratado planeta, sirven para salvar millones de vidas en él.

Hoy quiero que conozcan que, gracias al bioquímico y antropólogo médico Baruch Samuel Blumberg (1925-2011), a quien sus amigos llamaban Barry — y que inventó una vacuna segura y eficaz que regularmente se administra poco después del nacimiento, y se refuerza con una nueva dosis unas semanas más tarde—, millones de personas están protegidas, prácticamente, de forma total, contra el virus de la Hepatitis B, así como zumba y suena.

Nacido del matrimonio entre Meyer Blumberg, un abogado, e Ida Blumberg, ambos inmigrantes judíos europeos, asistió a Yeshiva (una escuela parroquial judía) y continuó en Far Rockaway High School, pero estando en Union College, en Schenectady, New York, entró en la Segunda Guerra Mundial y sirvió en la Armada (Navy) en tareas administrativas.

Una vez que concluye la conflagración bélica y después de completar el grado de bachiller, comienza a estudiar Matemáticas en Columbia, más tarde, cambiaría al Columbia’s College of Physicians and Surgeons, donde logró su doctorado.

El Dr. trabajó entonces en Columbia Presbyterian Medical Center. Luego se trasladó al Balliol College, en la Universidad de Oxford, y allí obtuvo un doctorado en bioquímica. A su regreso a su país natal —Estados Unidos—, forma parte del National Institutes of Health, en el cual dirigió la Sección de Medicina Geográfica y Genética.

Sepan los amables internautas que una artista llamada Jean Liebesman le “robó” el corazón, con ella contrajo matrimonio y tuvieron cuatro hijos y nueve nietos.

Vivió gran parte de su vida en Philadelphia, lugar donde investigó sobre los virus que causan ictericia, en los que el fondo de los ojos y la piel adquieren un tomo amarillo y, además, comenzó a desarrollar los trabajos por los que ha pasado a la historia de la medicina, en los campos de la epidemiología y la virología, los cuales le llevaron desde Japón a África, por todo el mundo.

Las investigaciones realizadas condujeron al descubrimiento del virus de la Hepatitis B, unido al test para su determinación en sangre. Solo dos vueltas al sol después, en colaboración con Irving Millman, desarrolló, nada más y nada menos que ¡la primera vacuna contra el virus que causa la hepatitis B!

La medicina, desde los años 60 había establecido dos tipos distintos de virus que podían desencadenar ictericia, uno que se transmitía como una infección intestinal; y otro que se transmitía mediante transfusiones de sangre.

Dr. Blumberg y sus colegas viajaron por la India, Japón, Filipinas, Escandinavia, África, Canadá y Australia en la búsqueda del virus que se transmite mediante transfusiones sanguíneas, finalmente fue el suero sanguíneo de un aborigen australiano infectado el que produjo el denominado, desde entonces “antígeno Australia”, una proteína encontrada sobre la superficie del virus de la Hepatitis B.

Ese hallazgo llevó a Blumberg e Irving Millman a desarrollar la vacuna contra la hepatitis B, logrando, luego de no pocas dudas, que la industria farmacéutica pusiera interés en este descubrimiento, que le traería la alegría de recibir el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, en 1976.

Sepan que, en un ensayo autobiográfico para el Comité de esos famosos premios, el Dr. Blumberg escribió: “Las vacunas no son productos atractivos para las Compañías Farmacéuticas, (…) solo se usan una vez, o unas pocas veces a lo sumo, y no generan tantos beneficios como las enfermedades crónicas, en las que los fármacos deben usarse durante muchos años”.

Ambos científicos firmaron un acuerdo con Merck & Company para el desarrollo de la vacuna contra la Hepatitis B, la cual, con certeza, ha salvado a millones de personas de desarrollar cáncer hepático.

Sin embargo, en su autobiografía científica Hepatitis B: The Hunt for a Killer Virus (Princeton University Press, 2002), el Dr. Blumberg escribía: “Tristemente la enfermedad hepática todavía está matando (…), a pesar de la amplia disponibilidad de la vacuna; y más de 350 millones están infectados de manera crónica”.

Conozcan los amigos internautas que nunca dejó de investigar y mucho menos de inventar. Estudió la implicación de la herencia en la susceptibilidad a la enfermedad, durante su estancia en una ciudad minera del norte de Surinam y allí realizó el primer registro de malaria en la región.

Se interesó en los trabajadores de las plantaciones de azúcar que provenían de varios continentes y vivían mezclados, dándose cuenta de que las mismas enfermedades endémicas tenían distinta prevalencia y sus manifestaciones clínicas variaban en los distintos grupos étnicos.

Luego de varias décadas dedicadas al estudio de la Hepatitis B, Baruch S. Blumberg inició lo que denominó su “segunda carrera”: fue nombrado director del Instituto de Astrobiología, perteneciente a la National Aeronautics and Space Administration (NASA), ¡Quién lo diría, verdad!

Como su inteligencia sobresalía, la NASA le dio la misión de supervisar los equipos de investigación que buscaban posible vida en asteroides vagabundos y casquivanos; también,  escudriñar formas de vida terrestre en ambientes extremos, como el fondo oceánico y las calderas geotérmicas que producen géiseres.

Recoge el portal cubano Ecured que estas investigaciones contribuyeron a ampliar el conocimiento de los procesos denominados polimorfismos, fundamentales para la comprensión de la evolución, que hace factible que muchas especies se adapten a vivir y prosperar en ambientes en apariencia hostiles.

A finales de los años 90, Dan Goldin, administrador de la NASA, lo llamó para dirigir el Instituto de Astrobiología y le pidió nada más y nada menos que encontrar la respuesta a estas interrogantes: ¿cómo comenzó y evolucionó la vida?, ¿existe vida en algún lugar del universo?, y ¿cuál es futuro de la vida en la tierra, y más allá? Así como zumba y suena.

Para realizar esa difícil e importante labor, buscó a físicos, geólogos, paleontólogos, oceanógrafos, biólogos, y a todos aquellos que pudieran ayudar a reconocer biosferas distintas de la nuestra, pero no pudo llevarlo a feliz término, inmerso en esas investigaciones, falleció, víctima de un ataque cardíaco.

Curiosidades

Cuando entregas un trabajo de la universidad en el último minuto, al final del tiempo pactado, lo haces In extremis.

Sepan, amables lectores de estas breves cápsulas del saber que las suculentas, cuentan con más de ¡10.000! variedades que se pueden cultivar, las más conocidas y comunes son el Aloe vera y los cactus.

La más grave de las hepatitis es la D y los pacientes que la presentan suelen tener antecedentes de Hepatitis B.

Agreguen a su acervo que el salmón es un alimento habitual y razonablemente sano por su alto contenido en proteínas y ácidos grasos omega-3, contiene moderadas grasas, aportando unos 11 gramos de grasa por cada ¡100 gramos! de carne.

El pintor y arquitecto italiano del Renacimiento, Raffaello Sanzio, también conocido como Rafael de Urbino o simplemente como Rafael (1483-1520) pintaba a seres humanos con seis dedos porque —durante esa época—, se creía que las personas que contaban con seis dedos en la mano poseían un sexto sentido.


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