Tres strikes y un virus en Ciego de Ávila

La provincia no logró mantener a raya la transmisión, justo cuando parecía que lo había conseguido. Volvemos a estar “al bate” frente a la COVID-19

Aunque el peligro estaba latente y la COVID-19 no se había borrado de la faz avileña a la altura del 1ro. de mayo, con una tasa de incidencia de 18 por cada 100 000 habitantes y las vacunas cubanas en el horizonte, parecía que esta provincia había vencido a la pandemia. 12 días después, nos “ponchábamos” con un reporte de 25 positivos, que sería el inicio del fin de los eufemismos: la situación ya no es complicada, tensa o difícil. Es crítica.

Para entender la magnitud de este rebrote, con 1 494 casos en apenas 37 días, deberíamos hablar de causas y condiciones que, a grandes rasgos, podríamos resumir en dos variables: eficacia del protocolo de actuación y comportamiento de la población.

Pesquisa-Aislamiento-Diagnóstico

La frente del doctor Alberto Moronta Enrique no muestra las arrugas de preocupación que le provoca este momento porque su juventud contrarresta el rictus, y la voluntad de sobreponerse lo hace pasar del desasosiego a la convicción en el mismo gesto. Apenas estuvo 20 minutos en la reunión del Grupo Temporal para el enfrentamiento a la COVID-19 del municipio de Ciego de Ávila, el martes 15 de junio, y dejó a todos con la misma inquietud: el Hospital Provincial General Docente Doctor Antonio Luaces Iraola, que él dirige, está muy cerca de agotar sus capacidades de atención.

40 kilómetros al norte la situación no es mejor. Con un test de antígenos positivo fue que la abuela de Gladys Valdés Santana llegó al Hospital Provincial Roberto Rodríguez, de Morón. “Le hicieron un electro y una placa de tórax, y como le veían un poco de moteado neumónico en la base de los pulmones la dejaron ingresada ahí”, narra la nieta casi doctora. Un test positivo es una de las tantas razones por las que llega a un centro de aislamiento o un hospital cualquiera de los más de 1 000 ingresados de estos días. Pero no siempre es tan fácil.

“El domingo —dice Norman Gutiérrez Villa, director de higiene y epidemiología en Morón— ingresamos a 25 sospechosos a las 10:00 de la noche porque no había camas disponibles.” Tal problema hace el recorrido inverso todos los días. El martes 15 de junio las estadísticas del doctor Kesnel Lima Ruiz, director municipal de Salud en la ciudad capital, anunciaban casi un centenar de personas, entre sospechosas y contactos, sin aislarse por falta de camas.

Lo sabe también Yulianela Rodríguez González, residente de pediatría en el Roberto Rodríguez, que ya ha entrado cinco veces al “hospital COVID” instalado allí. Esas salas nunca han estado como ahora. “Llegué a tener 50 niños”, explica vía Messenger desde el aislamiento donde espera para irse a casa. La cifra actual de menores contagiados es muy similar.

La avalancha de casos mantiene en jaque las capacidades de aislamiento y hospitalización en los dos municipios más poblados porque entran más al sistema que los que egresan. Al cierre del 14 de junio, por ejemplo, la provincia computó 1 614 ingresos (en todas las categorías) y dio solo 344 altas. Con ese balance, y sabiendo que se debe evitar el entrecruzamiento de pacientes, va siendo cada vez menos posible aislar a todos los que lo requieran.

• Lea también la Crónica apurada para combatir el miedo en un centro de aislamiento.

“Hay que tomar decisiones rápidas y sobre la marcha”, enfatizaba Ramón Borges González, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Ciego de Ávila, mientras dirigía la reunión del Grupo Temporal y se analizaba el número de personas identificadas como contactos de casos confirmados que, después de cinco días, no habían sido aisladas ni muestreadas con PCR, porque este último paso, en teoría, debe realizarse en un centro de aislamiento.

Lo más preocupante es la certeza de que, aun así, no se trabaja con las cifras “reales”. Salvo excepciones puntuales, ningún territorio logra pesquisar el 100 por ciento de la población vulnerable y dispensarizada a diario. Para Morón y Ciego de Ávila, con el nivel de transmisión que muestran hoy, esto es muy peligroso, por cuanto las sintomatologías sugestivas a COVID-19 sin detectar son “cabos sueltos” y luego terminan por colapsar los servicios de urgencia de hospitales y policlínicos.

Y personas con síntomas sí hay. Solo el martes 15 de junio se reportó un total de 638 atenciones por infección respiratoria aguda: 277 levantadas por la pesquisa; 31 en los cuerpos de guardia de ambos hospitales; y 277 en las consultas municipales. Si algo ha caracterizado este rebrote es la mayoría de casos sintomáticos, en una relación de dos a uno.

Es por eso que el doctor Norman está seguro de que, si los primeros casos de Morón entraron de fuera, la alta movilidad de las personas ha podido regar besos, estornudos y gotículas de saliva por colas y visitas. De ahí salen los “cabos sueltos”. El evento comunitario en el Reparto Militar responde a eso. “Es una cuadra donde, al parecer, las personas se visitan.”

Que las personas no “paran”, incluso, con medidas restrictivas, cierres de perímetros y más de un centenar de zonas en cuarentena, es un reclamo frecuente en los grupos temporales de enfrentamiento, una problemática cuya solución pasa por la responsabilidad individual y la acción fiscalizadora de los factores de la comunidad y las fuerzas del orden interior.

Cuando se le pregunta a Víctor Abel Tamayo Rodríguez, coordinador del programa y objetivos de la defensa, y miembro del Grupo Temporal que define las estrategias de Morón frente a la COVID-19, él apunta al mismo blanco que había identificado hace un par de semanas el doctor Alfredo Nodal Jorge, director del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM): las reuniones familiares por el Día de las Madres fueron el punto de giro entre la meseta y el despegue de los contagios.

A la vez, la puerta de entrada a los 28 controles de foco institucionales (incluido un evento) que hoy tiene el territorio —25 de ellos en Morón— podría ser el incumplimiento de las medidas indicadas. Así lo cree el doctor Eduardo Artiles Pardo, subdirector del CPHEM. “Esa cantidad de focos en centros de trabajo es el resultado de no hacer la pesquisa diaria ni chequear las normas higiénicas establecidas, relacionadas con el lavado de las manos, los pasos podálicos, el uso del nasobuco y el distanciamiento.”

Norman coincide. “La gente quiere que le hagamos PCR a todos los trabajadores cuando sale un confirmado —se queja—, que no es lo lógico, porque el laboratorio ya tiene demasiada carga. Lo que debemos hacer por protocolo es aislar a los contactos íntimos, los del mismo departamento, pero cuando haces la pesquisa y preguntas nadie se declara como contacto del positivo.”

Ese es el tercer strike con el que nos ponchamos cada día ante las sliders de la COVID-19. Los informes de la Dirección Provincial de Salud confirman “la pobre obtención de contactos en la entrevista epidemiológica” que refiere el epidemiólogo moronense. Cinco por cada confirmado es el dato oficial en Morón, cuando hasta los recién nacidos en el parte nacional promedian (por desgracia) ocho o nueve, y el promedio provincial es de 8.2.

En la trinidad pesquisa-aislamiento-diagnóstico el último eslabón es el laboratorio de microbiología, mas, a la vez, es el inicio de la cadena. Para aislar a los contactos de contactos o sospechosos debe mediar un PCR-RT positivo que, en los últimos tiempos, ha demorado más de lo aconsejable. Malas experiencias en ese sentido abundan, sin embargo, el laboratorio instalado en el Hospital Provincial Roberto Rodríguez ha estado trabajando al límite. En lo que va de junio ha promediado 1 212 muestras analizadas y habría que recordar que la demanda es muy alta: un aeropuerto internacional con tres vuelos diarios de 500 pasajeros, 456 contactos directos como promedio y más de 800 sospechosos con test de antígeno positivo.

Nada de eso justifica, no obstante, la falta de coordinación y organización que han vivido algunos pacientes, una situación que añade estrés a la espera de un resultado o del aislamiento.

Y la disciplina, ¿pa´ cuándo?

La fotografía del bulevar avileño a las 9:00 de la mañana, o la calle Martí en Morón rayando el mediodía, desmentirían cualquier elogio a la disciplina y el apego a las medidas establecidas para la fase de Transmisión Autóctona Limitada, si se nos ocurriera creer que un parque vacío a las 6:00 de la tarde es norma y no excepción. Y si bien no deberíamos juzgar a la totalidad de la población por el comportamiento de unos cuantos, lo cierto es que la percepción de riesgo, en sentido general, pareciera estar en extinción.

parqueOsvaldo Gutiérrez GómezSi esta imagen fuera la de todos los días y desde más temprano, quizás no estaríamos tan mal

Bastaría analizar, como lo hemos hecho, los principales indicadores del contagio para comprobarlo. O añadir que, en lo transcurrido del presente mes, la Inspección Sanitaria Estatal ha aplicado más de 800 medidas punitivas a administraciones estatales y personas naturales.

Lea la cobertura por semanas estadísticas en el mes de junio:

Ciego de Ávila vs. COVID-19: estamos peor y no sentimos miedo.
Ciego de Ávila vs. COVID-19: otra semana de malos agüeros.
Ciego de Ávila vs. COVID-19: de mal a peor.

Todo ello, cuando se ha confirmado la circulación en el territorio de nuevas cepas del virus, entre ellas la conocida como Sudafricana, caracterizada por una mayor contagiosidad. Ese incremento de la virulencia, aunque no es directamente proporcional a la letalidad, sí es un factor determinante en el número de enfermos que podrían desarrollar formas graves o fallecer, a partir de la velocidad del contagio.

Una sola estadística lo demuestra. Entre enero y abril últimos, en Ciego de Ávila fallecieron cuatro personas. El reporte se mantuvo así hasta el 20 de mayo. A partir de ahí, se sumaron 17 más hasta el cierre de esta edición, con un descenso en el promedio de edades, ahora de 67 años.

Según las fuentes consultadas, a la provincia todavía le quedarían varias semanas para lograr frenar este rebrote, atendiendo a los números que hoy exhibe. Los cálculos y las estimaciones, sin embargo, se hacen sobre la base de que el protocolo de enfrentamiento funcione sin baches y contando con un aumento en la disciplina, expresada en detener la movilidad, arreciar el distanciamiento y usar el nasobuco. En términos beisboleros, después de poncharnos en el turno anterior, nos toca batear de jonrón a la hora buena (digamos que este domingo, Día de los Padres).


Comentarios  
# Ruben Escalante 19-06-2021 12:11
La realidad es que la situacion se ha ido de las manos y es muy complicada actualmente, lo mas triste es que no se vislumbra mejoria, continuan entrando los turistas y algunis vienen enfemos, Cuba no acepto la ayuda del Proyecto Covax de la OMS, cosa que continuo sin entender, y si deberian hacer Test a todos los contactos de casos confirmados aunque el funcionario de Salud se dice en el articulo que no es Logico y que el Laboratorio tiene sobrecarga, es bueno recordar que solo se controlaria la epidemia, cumpliendo todas las indicaciones para este caso y hacer PCR a todos los contactos, testear, testear y testear ah y vacunar con vacumas de probada eficacia, eficencia y efectividad, solo asi se controlara el virus y es lo que se ha hecho en lugares que se esta viendo mejoria, aunque al ritmo de contagios que van sera dificil a estas alturas.
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