Servirle la mesa a la Asistencia Social (+Infografía)

Nadie imaginaría un comedor del Sistema de Atención a la Familia (SAF) como un lugar de lujo donde se elige a la carta o se sale con todas las expectativas cubiertas. Sin embargo, un menú balanceado, la elaboración ideal, lo confortable del lugar y la higiene adecuada, son apenas la punta del iceberg de un sistema que no siempre, en todos los sentidos, sirve bien su mesa.

Surgido en el año 1998 por resolución del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), el SAF resulta un programa priorizado de la Revolución que pretende proteger a personas vulnerables y de bajos ingresos con una alimentación saludable. Aun cuando su esencia original no se ha desvirtuado, el desfase ronda de boca en boca y se mastica; pero no siempre se traga.

PROTECCIÓN PARA TODOS

En Ciego de Ávila suman 55 las unidades de este tipo que acogen a 1 216 personas que, en lo fundamental, tienen bajos ingresos, limitaciones físicas, son deambulantes o jubilados con pensiones mínimas que apenas les alcanzan para subsistir.

Para terminar en esta lista, el trámite se efectúa de modo personal o por recomendación de personas, autoridades e instituciones competentes. Se evalúa la situación, se elabora un expediente y se presenta a los consejos de la administración municipales para su definitiva aprobación.

En este mecanismo se verifica, también, si el ciudadano cuenta con los recursos económicos para costearse la prestación. Entonces entra al ruedo la Dirección Provincial de Trabajo y Seguridad Social (DPTSS), al aprobar una chequera mensual para aquellos casos considerados como insolventes, subvención independiente de la pensión que pueda recibir el ciudadano por concepto de jubilación o asistencia social.

Orlando Díaz Rodríguez, subdirector de Prevención, Asistencia y Trabajo Social en la provincia, explicó que, hasta el cierre de febrero, 65 personas se circunscribían a esta opción en el territorio, la cual contempla un pago de 45 pesos para cubrir el costo de alimentación.

La Resolución 96/2017 del MINCIN, regula lo relacionado con el SAF. Desde los horarios hasta los requerimientos de un menú completo: arroces, platos fuertes, sopas o potajes, viandas, ensaladas y postre. El precio no debe exceder la cifra de un peso, a lo que se suman otros agregados a pagar si el beneficiado desea consumirlos.

En octubre del año 2018, la Comisión Permanente para la Atención a los Servicios, de la Asamblea Provincial del Poder Popular, verificó la frecuencia del plato fuerte, de las viandas y hortalizas, el nivel de satisfacción de los comensales y las condiciones constructivas e higiénicas de las unidades. Los resultados no fueron alentadores.

A juzgar por las estadísticas arrojadas son demasiadas las unidades que tienen rotos equipos de cocción eléctricos sin aparente solución y, en su defecto, se emplea la leña. En el mejor de los casos, el carbón y las escasas entregas de gas licuado.

Las condiciones de almacenaje de los suministros, de las cocinas y las opciones de refrigeración no son las ideales, y el agua fría, los televisores y los condimentos son “agregados” que van y vienen.

Mujer cocinandoMejorar las condiciones de trabajo del personal es parte de las demandasUn poco de esto constató Invasor en su visita a la unidad La Admirable, en el municipio cabecera, que, aun con una imagen agradable y limpia a primera vista, sus condiciones infraestructurales obligan a lidiar con problemas para almacenar los productos y, hasta hace poco, la vajilla para completar las mesas era un dolor de cabeza.

Raúl Madrigal Clavelo, administrador de la entidad, explicó que en el plan de reparación y mantenimiento de 2019 se incluyó la instalación, sin dejar de reconocer en buen cubano, que “para lograr una comida de calidad hay que lucharla”.

Que no siempre el plato contiene lo necesario, que la calidad de la atención depende del turno de guardia, y que la elaboración no es óptima, se suman al rosario de quejas de los asistenciados, que suelen tener caracteres complejos y prefieren, pozuelos al hombro, llevar su comida a casa.

Lo cierto es que el tema no es nuevo, pues en el año 2015 el sitio web Cubadebate reseñaba cómo la Comisión de Salud de la Asamblea Nacional del Poder Popular se refería a estas y otras deficiencias reiteradas en el SAF. Cuatro años después, no puede decirse que estamos en el mismo punto, pero tampoco que se avanza a buen paso.

El POLLO DEL ARROZ CON POLLO

Si hubiera que establecer prioridades, diría que “con la barriga llena, el corazón anda contento”, pues la alimentación viene a ser el principio y el fin del objeto social del SAF, eslabón que, por supuesto, no ha estado excepto de las limitaciones económicas del país.

La entrega de alimentos e insumos a estas unidades pasa por el habitual proceso de planificación de nuestra economía, a partir del cual se elabora una demanda conjunta donde intervienen el Grupo Empresarial de Comercio y la DPTSS. Se tienen en cuenta las normas diferenciales de consumo para casos sociales, que hacen hincapié en el balance nutricional y la asiduidad de la oferta de cada uno de los platos (hasta 126 variedades aprobadas).

José Enrique Lemus Frómeta, subdirector de la Dirección Provincial de Economía y Planificación, explicó a Invasor que, de acuerdo a esto, cada mes están asegurados alimentos de los grupos considerados básicos. Entre ellos arroz, granos, aceite, pan, azúcar, sal, conservas y salsas de tomate, harina de trigo, pasta alimenticia, carne de cerdo y pollo, croqueta, embutido, vísceras, ahumado y salado, huevos, pescado, yogur, crema untable y mezcla para natilla.

Tabla de menú Sin embargo, del papel al plato no siempre se encuentran todas las verdades, y son varias las veces en el año en las que las frutas, las hortalizas, el cerdo y el pollo son desplazados por el perenne picadillo y el arroz con chícharos.

Por eso, Wualkiris Civila Pérez, administradora de La Sombrillita, ha creado hasta su propio organopónico y, ante el menor bache, saca sus reservas y, de paso, amortigua los costos. Mientras, se hacen malabares para combinar los embutidos, el picadillo y los huevos con la disponibilidad de cerdo y pollo, suficientes solo para tres y siete frecuencias al mes, respectivamente.

Digamos que conformar la oferta pende del hilo de administrar los recursos y ordenarlos de tal modo que, entre desayuno, almuerzo y comida, se cumpla la ingesta de 2 169 kilocalorías. En esta lid, no todos los empeños tienen el mismo color y los resultados en cada unidad suelen ser dispares.

Pedro González Alfonso, subdirector de Gastronomía del Grupo Empresarial de Comercio, refiere que, trimestralmente, se concilia el monto de alimentos destinados al SAF, según el aporte de los proveedores. En esta lista se incluyen las Empresas Mayorista de Alimentos, Cárnica, Acopio, de Productos Lácteos y Avícola. Es de suponer que el menor fallo en los ciclos de entrega repercute en el plato de los asistenciados.

Aquí surge otro cuello de botella, porque le toca a la Gastronomía de la provincia asumir los incumplimientos y mueve la distribución según las reservas de su Centro de Elaboración, y las opciones, por ejemplo, giran en torno a la jamonada, las croquetas, y las cabezas y vísceras de cerdo.

A la larga, esto genera pérdidas, que aun cuando está establecido que las direcciones provinciales de finanzas y precios las subsidien, en la práctica son suplidas con otras utilidades y la ansiada variedad del menú roza los límites.

En la lista de productos incumplidos por los proveedores en los últimos meses, destacan la harina de trigo, espaguetis, diversos tipos de ensaladas, y algunos insumos salidos de la Empresa Cárnica, que ahora presenta roturas en la caldera. En otros casos no se trata de faltas, sino de que los números no cubren la calidad.

Luego de cierta impunidad en los modos de hacer, reajustes, cambios de administradores y reiterados controles, se ha ajustado un tanto la pata coja de esta mesa, sin que las realidades indiquen que este sea el fin del asunto.

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