Peligros de la desmemoria, relato apurado de un año de COVID-19

Intentamos un resumen y una alerta en Ciego de Ávila, pero no es posible resumir un año tan difícil y la alerta tiene que ser más, tiene que ser un peso en la conciencia

Creo que hace 12 meses escribí que 2020 era un año para el olvido. A 2021 le cabría cualquier epíteto, menos el de la desmemoria. No habrá cómo hacer borrón y cuenta nueva con todo lo que hemos vivido; no hay manera humana posible de poner una piedra sobre el dolor y la pérdida, aun cuando se puedan escribir otras tantas historias de triunfo ante la muerte y de resiliencia.

La COVID-19 golpeó a Ciego de Ávila con una fuerza como de otro mundo y le quitó a casi 800 de sus hijos. Después de 365 vueltas sobre sí misma, la provincia respira no sin sentir en las costillas el aguijoneo del miedo. Un miedo que se ceba de la indisciplina, la irresponsabilidad y la temeridad; un miedo que puede relatarse en números, aunque sepamos que no lo son, sino gente. Veamos algunos.

 grafico incidenciaFuente: Dr. José Ramón Artigas

Cuando el 2021 amaneció teníamos apenas 905 casos. Vencido el rebrote de septiembre de 2020, el territorio se adentraba en una situación menos compleja y se avistaba cierto regreso a la normalidad. Pero el 8 de enero se rompió el dique del contagio que, hasta ese momento, venía creciendo subterráneamente, después de un fin de año de protocolos incumplidos.

Comenzó así el segundo rebrote avileño y febrero fue corto, como siempre, pero fiero. En apenas dos meses se reportaron casi 1 000 casos positivos al SARS-CoV-2 y nos parecieron muchos. Hasta que el Día de las Madres nos volvió a demostrar que sin distanciamiento ni mascarillas la COVID-19 no se acaba.

Para mediados de año la variante delta del nuevo coronavirus había desplazado a la beta y su alta contagiosidad cumplió los peores presagios. Entre julio y agosto enfermaron más de 37 700 avileños y esa avalancha de personas terminó provocando la saturación del sistema sanitario y aumentando las probabilidades de morir. Al terminar el mes de julio dijimos, como el poeta, que la muerte nos rondaba obcecadamente, pero ninguna metáfora puede reflejar el sentido exacto de lo sufrido aquí.

Lo peor que podría pasar pasó: hubo horas terribles en las que faltaron camas, medicinas, oxígeno… cementerios. Y el saldo es tan doloroso que debemos reunir valor para no llorar mientras pronunciamos cifras o escuchamos las vivencias en voz de quienes las sufrieron. No, 2021 no puede ser un año para el olvido.

La (otra) presión del oxígeno

Invasor verifica: Ciego de Ávila respira… pero no lo hace aliviada.                                                                                                                                                                                    

Hospital de Morón, un caballo de Troya

La muerte y el más allá.

Tendríamos que estar muy locos para echar tierra sobre el desasosiego de más de 50 000 avileños (11.5 por ciento de la población) que han enfermado desde marzo de 2020 hasta el miércoles 29 de diciembre. Incluso muy desequilibrados si no viéramos el peligro que se nos viene encima.

Las tasas de incidencia todavía no lo reflejan y las vacunas, ¡nuestras vacunas!—forjadas al calor del desvelo y el talento de los científicos cubanos, merecedores de todos los monumentos—, han hecho su parte en ello, pero el avance de ómicron aquí será, ahora o dentro de 15 días, porque no hay excepcionalidad que nos proteja. Tampoco disciplina. No seré yo quien venga a dar regaños, mientras intentamos juntar optimismos y ganas para hacer de 2022 un año mejor.

Sin embargo, bastaría mirar las colas, las ferias, los conciertos, las reuniones familiares. Bastaría entender que la incidencia de casos no ha aumentado en Ciego de Ávila, es cierto, mas no disminuye ─de hecho, viene creciendo en el país en los últimos días─. Se ha mantenido en meseta, incluso, con la vacunación. Y bastaría mirar las estadísticas de viajeros y turistas enfermos: 28 hace dos semanas, 60 al cierre del 29 de diciembre.

grafico correlacionFuente: Dr. José Ramón Artigas

Lo dijimos siete días atrás, estos casos importados son, en su mayoría, turistas que arriban a la cayería. El grueso de los viajeros va directo a sus lugares de estancia o residencia y un por ciento para nada despreciable nunca es contactado o muestreado. Supongo que se esté secuenciando algunas de las muestras de estos casos importados y no me extrañaría que ómicron ya estuviera entre nosotros.

Al cierre del 25 de diciembre permanecían activos 23 focos comunitarios en siete de los 10 municipios y ocho institucionales, la mayoría en hoteles de los cayos. El análisis del doctor José Ramón Artiga sigue apuntando a las brechas por donde se nos va el control: tiempo prolongado entre el inicio de los síntomas y el ingreso, más de tres días para un resultado de PCR-RT después de ingresados, menos del 70 por ciento de los enfermos ingresan el día del diagnóstico.

El experto siempre concluye sus informes con un ¡protéjase! que hago mío en este inicio de 2022. ¡Protéjase!, por favor.


Comentarios  
# Roberto 31-12-2021 09:15
Sayli
buen año para ti...esperemos tus presagios (y los de la mayoría que entendemos y comprendemos que estamos en una guerra) no se haga realidad..pero...como el año pasado, estoy convencido que eso no pasará..volverá el pico..no sé las muertes pq las vacunas están jugando el papel para las que fueron diseñadas..sin embargo, morirse es una posibilidad (las vacunas no protegen al 100 %). En estos momentos, estoy seguro, que la covid circula libremente, pq hay mucha gente con síntomas, que no acude al médico pq aún..a esta altura, se justifican con un catarro..algo que es perdonable para personas con información limitada o niños..pero en un país con una alta tasa de escolaridad, es increíble que aún veas eso. En estos momentos mis suegros están positivos en el hospital, por suerte muy pocos casos, pero ...estuvieron 10 horas esperando la guagua para llevarlos para Las Cañas.!!..ocho horas!!, para llegar a un sitio sin agua corriente ni habla potable ese día, son muy poca limpieza en las habitaciones, ese día...para hacerle un PCR, al otro día..entonces, que hace la gente???..no va..simplemente, esa es la justificación, o una de las causas que no hayan tantos casos activos...y lo peor es que el señor no agarró el covid en una fiesta, si no..el pobre, un viejito de 80 años haciendo cola para comprar un yogurth aguado de soya...así...lo peor de todo esto, es que a veces te da la sensación de la desprotección en la que vives...a mi entender..la mayoría de las cosas, fncionan mal, y no es culpa de limitaciones materiales, es la esencia humana, que hoy se ha perdido..en pleno período especial, con más limitaciones que hoy, el impacto de la escasez se sintió menos. En fin, te quedan muchas horas de análisis sobre la covid....
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