Aunque han transcurrido cuatro décadas, recuerdo perfectamente la frase que entonces distinguía a la sede del Ministerio de la Construcción: “Revolución es construir”.
Ni en aquellos años, ni a la luz de los actuales, podría negarse el valor que para un país como Cuba tiene la actividad constructiva.Decenas de contingentes impulsaron obras de gran valor económico, científico y social a todo lo largo y ancho del archipiélago.
Lamentablemente la llegada del Período Especial, a inicios de la década de 1990, afectó de forma directa el empuje de esas labores.
Aun así, en terrenos como los del turismo, el programa de viviendas, la voluntad hidráulica y otros de alta prioridad, los constructores mantienen activa presencia.
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Invasor ofrece un grupo de imágenes relacionadas con el quehacer de los hombres de los cascos blancos: como desde hace muchos años los empezó a llamar el grueso de una población que hoy sigue necesitando materiales para construir sueños y obras para cimentar aún más las realidades.
Más duros que el sol abrasador
Aunque afectado, el programa de viviendas prosigue
Las labores de la construcción demandan un gran esfuerzo físico
El albañil, un artista si domina y se propone hacer bien su trabajo
Enchape, una labor que requiere mucha precisión
Los topógrafos también tienen su espacio en cada obra
Trabajos durante la construcción del Laboratorio de Biología Molecular, en Morón
Cuando el material está ahí, la actividad no se detiene
Edificios concluidos en la ciudad de Morón
Revolución es también eso: construir