La implementación del nuevo protocolo de diagnóstico y manejo clínico de la COVID-19 precisa mayores dosis de sensibilidad y empatía.
Minutos después de concluir la entrevista con el doctor Kesnel Lima Ruiz, director municipal de Salud en Ciego de Ávila, a escasos metros de donde había estado explicando cómo enfrenta la ciudad capital el actual rebrote de COVID-19, un par de hermanos se acercó a la ventana de Atención a la Población, en el Gobierno provincial, buscando una respuesta.
Según dijeron, antes habían acudido a los policlínicos Sur y Belkys Sotomayor, porque su madre anciana tenía síntomas respiratorios y no había sido atendida por ningún sanitario. Del último lugar los remitieron a la sede del Poder Popular, en busca de un “ingreso domiciliario” que garantizara el suministro de los medicamentos incluidos en el protocolo. La compañera que escuchaba sus quejas no daba crédito a la historia: no es así como está establecido el algoritmo de manejo a los enfermos.
Pero esa, aunque duela, es una escena que se repite en el día no pocas veces, pues, aunque continúan abriéndose consultas para el diagnóstico de infecciones respiratorias agudas en todas las áreas de Salud del municipio cabecera y se han publicado las vías de comunicación con los puestos de mando, mucha gente sigue desorientada, mal informada o “peloteada”. Si en algo, más que en la efectividad de las medidas, han insistido las autoridades del país ha sido en la sensibilidad, la única que no depende de bloqueos ni recursos.
El testimonio contrasta y se explica, al mismo tiempo, con la realidad de los cinco policlínicos avileños, donde hace apenas 24 horas 40 personas recibían atención médica (incluida la oxigenoterapia y el tratamiento con los antibióticos recomendados) en las salas de observación, ahora de ingreso. Son pequeños espacios que han debido habilitarse sobre la marcha ante el exponencial incremento de los casos positivos y sospechosos en la provincia.
Parecen pocas esas 40 capacidades (no necesariamente camas), mas es demasiado, porque en la “concreta” ha sido necesario innovar para multiplicar los limitados recursos con que se dispone. Y acaso lo que aprieta el pecho con mayor fuerza es la certeza de que la velocidad del contagio seguirá tensando esas y todas las opciones. Al cierre del 20 de julio, de acuerdo con las estadísticas del epidemiólogo José Ramón Artigas Serpa, metodólogo docente del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, de los 751 casos autóctonos reportados en la jornada, 449 residen en Ciego de Ávila.
El doctor Lima Ruiz no está de espaldas a la realidad y reconoce que, aun cuando el protocolo es muy claro y se ha informado en todos los niveles del Sistema de Salud, hechos como el narrado y otros que engordan la opinión del pueblo en las redes sociales en Internet u oficinas de atención suceden, y podrían continuar sucediendo, si cada cual no hace lo que le toca.
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A ese punto, en el que falla lo dispuesto, se puede llegar por muy distintas vías. No es lo mismo que en un momento dado no haya un médico en una consulta, que la consulta sea insuficiente por la altísima afluencia de enfermos, que, incluso estando el médico, las decisiones no desemboquen en una secuencia de acciones que acorten los tiempos de respuesta. Y de todos estos escenarios está hablando la vox populi.
De ahí que el directivo conceda la máxima importancia al completamiento de los grupos básicos del Médico y la Enfermera de la Familia en los 126 consultorios del municipio. “Pero nos ha pasado que dejamos cubierta hace 48 horas la asistencia en la comunidad y hoy amanecimos con 16 bajas, porque los galenos también se están enfermando”, explicó. Solo entre el 19 y el 21 de julio resultaron positivos a la COVID-19 en la provincia 26 trabajadores de la Salud (entre médicos, paramédicos y personal de apoyo).
Lo cierto es, no obstante, que sobre la atención primaria continúan recayendo más y más responsabilidades, con el mismo recurso humano que ha estado 16 meses poniéndole el pecho a la pandemia. Además de programas priorizados que no se detienen, como el Materno-Infantil o el de enfermedades crónicas, los consultorios de barrio son el primer puesto de mando para la pesquisa diaria y, a muchos de ellos, se les sumó la vacunación.
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En ese sentido, Kesnel Lima dijo a Invasor que el Grupo Temporal de Trabajo de la provincia decidió, teniendo en cuenta la eficacia y seguridad demostrada por Abdala, que los médicos de la familia no estén todo el tiempo de cara a la inmunización, pues este proceso se ha organizado con otro personal del sector. De esa manera los galenos pueden dedicarse al resto de sus funciones, dentro de las que se incluye la atención a los ingresos domiciliarios de la COVID-19, una de las actualizaciones del protocolo de diagnóstico y manejo clínico.
Unido a esto, y para perder el menor tiempo posible (factor decisivo en el enfrentamiento a la pandemia), las consultas de IRA de las áreas de Salud se han multiplicado, de acuerdo con la población dispensarizada y el riesgo epidemiológico de las comunidades. El riesgo, por cierto, es altísimo, expresado en una tasa de incidencia para el municipio cabecera de 1 967 por cada 100 000 habitantes, en los últimos 15 días.
Después del análisis de los tiempos de atención y la afluencia de personas a los cuerpos de guardia y los policlínicos, la Dirección Municipal de Salud dispuso:
— Área Norte, de una consulta pasó a tres: una en el policlínico, una en el círculo infantil Año Internacional del Niño y otra en el Palacio de Pioneros Juan Bruno Zayas.
— Área de Salud del Policlínico Belkys: allí funcionan dos consultas en la institución y este miércoles se abrió una en la Academia de Softbol.
— Área Centro: en la actualidad están abiertas dos consultas y se evalúa una tercera, porque la demanda sigue excediendo la capacidad.
— Área Sur: además de la consulta radicada en el policlínico, se abrió una segunda en la Sala de Rehabilitación.
— Área de Ceballos: se decidió trasladar la consulta a la Sala de Rehabilitación para evitar el entrecruzamiento de los flujos en el policlínico del poblado.
Como se ha explicado, la actualización del protocolo no solo introduce la noción del ingreso domiciliario para contactos de casos confirmados y sospechosos con sintomatología leve y considerados de bajo riesgo, sino la aplicación temprana de medicamentos como el Nasalferón.
Pero en medio de las escaseces actuales, también este fármaco ha estado en falta. El doctor Kesnel no puede asegurar que en el futuro inmediato no se produzcan baches en el suministro de este y otros fármacos como la Azitromicina, pero insiste en que el algoritmo de diagnóstico diseñado debe registrar y dar seguimiento a todo paciente con síntomas, aun cuando en un momento puntual no estén disponibles los test de antígenos o el Nasalferón.
El galeno va, incluso, más allá, al ofrecer disculpas a quienes han experimentado en carne propia las fallas puntuales o las indisciplinas, sabiendo que ningún protocolo es infalible si depende del factor humano.
Lo otro que no se puede perder de vista es el muy complejo contexto en el que azota la COVID-19 a Cuba y Ciego de Ávila, con déficit de insumos, infraestructuras insuficientes, recursos humanos agotados y variantes más contagiosas. Sin embargo, lo definitivamente cierto e inamovible es el compromiso de hacer todo lo que se pueda, responder siempre.