Este tipo de ilegalidades tiene el ADN de la mítica Hidra de Lerna: cada vez que se trata de dejar acéfala le nacen más cabezas.
La “batalla” de Ciego de Ávila contra las tendederas eléctricas puede leerse en Google. El primer pantallazo de resultados sobre el tema va desde una nota que publicáramos en agosto de 2020, hasta una referencia incluida en la edición digital de Granma en septiembre de 2014. Y sigue.
Este 2021 concluirá con un inventario de 1 445 tendederas, que dan electricidad a poco más de 9 200 personas en toda la provincia; no hay un municipio que no muestre en sus paisajes urbanos o rurales el “tejido” de redes hechas “a mano”.
De ese total, apunta Luis Alberto Hernández San Blas, director comercial de la Empresa Eléctrica de Ciego de Ávila, 150 no se cobran, ubicadas en 12 zonas de tendederas en los territorios de Morón (cinco) y Ciego de Ávila (siete). El año había comenzado con 18.
Jaime Quirós Crespo, director de la UEB Inversiones, es portador de malas noticias. “Todavía no hay financiamiento aprobado para este programa en 2022”. El plan contempla concluir las seis en las que se trabajó este año, golpeado por la falta de recursos que, se adivina, persistirán los próximos 12 meses.
• Lo cierto es que es un problema nacional. En Camagüey, durante el proceso de rendición de cuentas del Delegado a sus electores, se dió a conocer que las tendederas están entre los planteamientos pendientes de solución.
Además del problema social que representa tener viviendas sin electrificar legalmente, las tendederas tienen un impacto económico notable. En 2020 trascendió el análisis de este particular en el Consejo Energético Nacional, donde el vice primer ministro, Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, señaló que “ante los consumos sin pagar y otros delitos no se puede actuar con tolerancia; en tanto la responsabilidad recae en las empresas eléctricas y en los propios consumidores, quienes, conscientes de que no facturan, gastan más electricidad de la necesaria”.
En Ciego de Ávila las 1 295 tendederas que ya se cobran facturan al mes entre 800 y 900 megawatts, consumo únicamente comparable con el de una gran industria como la Agroindustrial Ceballos, y equivalente a 534 000.00 pesos. Proporcionalmente, las 150 que permanecen ilegales consumirían unos 100 megawatts mensuales; también una cifra a considerar.
Tales estadísticas cambiarán en 2022, no porque se erradiquen, como quedó dicho, sino porque comenzarán a incluirse tendederas asociadas a entidades estatales que, hasta ahora, estaban fuera del radar.
O no exactamente, explica Hernández San Blas. “Aunque la indicación data de hace más de una década, sólo organismos como la Agricultura y AZCUBA habían inventariado las tendederas dentro de su jurisdicción. Ahora se trabajará con todos los sectores, de manera que no se siga cargando al presupuesto de las entidades el consumo residencial”.
Es decir, el número de tendederas, lejos de disminuir, aumentará. Sin mucho esfuerzo se puede concluir que este tipo de ilegalidades tiene el ADN de la mítica Hidra de Lerna: cada vez que se trata de dejar acéfala le nacen más cabezas. Recordemos que en la mitología griega sólo Hércules logró descabezarla.
Una brevísima cronología de la última década, de la mano de Google, tal cual lo anunciamos en el inicio de esta nota, basta para comprobarlo.
En 2012, de 13 205 ilegalidades identificadas por la Dirección Provincial de Planificación Física en Ciego de Ávila, unas 8 200 correspondían a tendederas (62.5 por ciento), de acuerdo con una nota publicada en el diario Granma. El propio texto aseguraba que, dos años después, el inventario total de contravenciones había descendido a 9 071 (sin especificar cuántas eran tendederas).
Para 2015 la cifra de viviendas con servicio eléctrico compartido —utilicemos un eufemismo— ascendía a más de 9 000, según la Oficina Nacional de Estadísticas, consultada por la Agencia Cubana de Noticias.
• En 2019, también desde estas páginas, se abordó el tema.
Y en 2020 eran 28 zonas ilegales, unas 1 700 viviendas consumiendo electricidad sin pagar, según una nota de Invasor. Comparado con el año pasado podría decirse que estamos mejor, pero solamente en papeles.
Este periódico abordará en un próximo reportaje, entre otras aristas, cómo incluso en comunidades donde se trabajó en la electrificación de tendederas, después del paso de la Empresa Eléctrica, continuaron naciendo “cabezas”.
Sin dudas esta es una tarea hercúlea.
Hasta que ese tema no se ordene (cosa que dudo), el resto será letra muerta.