Aunque los 10 confirmados de este domingo duplican a los de ayer, tres “detalles” en el parte dominical nos dejan la clara lección de que el peligro no se multiplica por dos, de un día a otro: el multiplicador es impreciso, pero no parece un factor menor. Por el contrario.
Más allá de que en tres casos no se precise la fuente de infección− y ya sumen 78 en el país desde que comenzara la epidemia−, lo preocupante es que esos tres casos de hoy están ubicados en una fábrica, un mercado y una zona de difíciles condiciones sociales. Entre los tres confirmados suman más de 300 contactos declarados, si bien los temores deben andarse esparciendo ahora por todos los que frecuentan dichos lugares.
Y el ejemplo “en paralelo” que puso esta mañana el doctor Francisco Durán, director nacional de Epidemiología, del Ministerio de Salud Pública, llega a ser tan aleccionador, como dramático. Porque 55 días después de no confirmar nuevos casos Beijing vuelve a la carrera contra la COVID-19 (y la Habana no sale de una para entrar en otra); y porque hasta en una tablita usada para preparar pescado, el virus puede aislarse y propagarse (y en esta Isla muchos andan ya por la tercera fase).
De modo que la situación internacional no ha sido lo suficientemente aleccionadora; por más que aquí hayamos podido controlar la epidemia, para colmo “silente” en más de la mitad del total de confirmados. “Y si analizamos los últimos quince días el porciento de asintomáticos se ha elevado a 80”, precisó el doctor, ante los riesgos que, otra vez, detalló.
Sin dudas, riesgos mayores en los tres países de la región que presentan la peor situación. Estados Unidos, Brasil y Perú.