Este viernes Ciego de Ávila sumó 65 casos, con los ocho reportados hoy, y el país alcanzó los 564 enfermos de COVID-19. Los datos fríos aquí nos llevan también a situaciones “en caliente”.
En cifras, aparentemente, esta semana que concluye se parece a la otra, cuando 27 casos y 10 días nos estremecían. Pero al cierre de este viernes la cuenta se duplicaba (y se excedía en 11) para alejarnos, no obstante, de un cálculo frío: porque 27 + 38, no solo es 65; detrás de cada número hay historias que cuentan…la diferencia.
Para una provincia que alberga ahora el 11,5 por ciento de los confirmados del país y se ubica segunda en su tristísima lista, reportando, además, uno de los poblados con transmisión autóctona limitada que nos sitúa a las puertas de la transmisión abierta o fase epidémica, la semana ha tenido una complejidad poco predecible. Hemos estado lejísimo de Cienfuegos, el nuevo “estado de gracia”, con más de siete días sin reportar positivos. Y, como si no bastara, el modelaje de un futuro previsible de la COVID-19 no nos reserva, tampoco, un futuro alentador.
Gráfico presentado en la Mesa Redonda por Raúl Guinovart Díaz, decano de la Facultad de Matemática y Computación, de la Universidad de La Habana
Si bien los científicos explicaban este jueves en la Mesa Redonda que durante todo el mes de abril debe continuar creciendo la cantidad de casos, el escenario más crítico se nos presenta para mayo, cuando el pico podría rozar los 4 000 enfermos. Aunque tales predicciones no establecieron “cuotas” por territorios, cabría esperarse que Ciego de Ávila continúe sobresaliendo en un contexto que podríamos modificar con conductas responsables; algo que, hasta ahora, no nos ha acompañado del todo.
Sin embargo, algunas historias se nos han presentado más aleccionadoras que otras, como si las cuotas de responsabilidad se midieran según el parte diario, y cinco, seis u 11 fueran más irresponsables en sí mismos que uno, dos o tres. ¿Si aún las cadenas de contagios no han sido cerradas y quedan contactos de contactos a la espera de resultados, cómo podríamos determinar cuál caso Cero produjo más infestados? ¿Cuál fiesta, reunión, almuerzo o cola de pollo, aceite (y hasta para ollas y colonia) ha sido más patógena que otra? ¿Quién suma más eslabones a su cadena, en qué medida los asintomáticos que podrían portar el virus y hoy deambulan con tranquilad (y sin necesidad) son menos irresponsables que el que abraza a cuatro en un lugar y luego se sienta en casa con cinco más y días después es detectado con la COVID-19?
Si el reporte de 11 casos en Florencia llamó la atención fue, en parte, porque no se precisaron los detalles y, para cuando se aportaron nuevos detalles e Invasor explicó el salto de 20 casos en un día, debido, también, al resultado de muestras atrasadas que se informaron en esa jornada, ya las redes sociales habían llevado el caso, probablemente, hasta la otra Florencia, en Italia.
El hecho de que la provincia informara este jueves la ofensiva de pruebas, PCR, más sensibles y confiables, a pacientes asintomáticos que podrían estar implicados en cadenas de contagios, al ser contactos de sospechosos, demuestra, sobre todo, lo que tantas veces se ha dicho: el nuevo coronavirus es un arma, muchas veces sigilosa.
Así ha sido aquí hoy viernes, cuando las comparaciones arrojaron lo siguiente: de los 65 pacientes confirmados con Sars-CoV-2, 35 eran contactos asintomáticos de los 30 confirmados restantes. Tal proporción habla de la urgencia de tomar muestras en una población aparentemente sana. Y a escala nacional la tendencia se mantiene: este viernes, en la habitual conferencia de prensa, el Doctor Francisco Durán, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) lo confesaba. De los 49 casos reportados, 26 se encontraban asintomáticos.
Dentro del territorio avileño las alarmas se han encendido, lógicamente, en Morón (17), Florencia (14) y Venezuela (13), municipios con el 67,7 por ciento del total de casos acumulados en una provincia donde otros tres siguen “ajenos” a la epidemia (Primero de Enero, Bolivia y Chambas). De ahí que las recientes medidas definidas por el Consejo de Defensa Provincial para las zonas más afectadas intenten controlar la transmisión. Al parecer, el foco de Venezuela podría ser el más complejo por la cantidad de personas identificadas como posibles contactos de sospechosos y confirmados. El resultado de unos 170 exámenes (entre ellos una treintena pendientes de la toma de muestras) podría refutar o validar tal criterio.
No obstante, la pesquisa activa y profunda, el aislamiento de los contactos directos e indirectos de pacientes confirmados, y la reclusión de quienes nos creemos afortunados, sigue siendo el mejor indicador para controlar la epidemia en cualquier lugar. El parte del MINSAP este viernes, por ejemplo, decía, “se investiga la fuente de infección de un caso”. El caso, es un avileño residente en la cabecera municipal, un confirmado de 20 años que se suma a otros 11 en el país. No podríamos, entonces, dar por sentado que la complejidad aquí está solo en Venezuela, Florencia y Morón (donde reportamos el segundo fallecimiento de la provincia).
Para la semana, sin embargo, resultó aliciente el alta de tres pacientes y el hecho de que el resto se mantenga en buen estado clínico, incluido los dos médicos avileños confirmados con la COVID-19. Fue esta también la semana donde Wuhan puso fin a las restricciones, como muestra de que es posible vencer la epidemia. Ojalá podamos nosotros lograrlo, a corto plazo, sin que detrás de las cuentas diarias haya tristes historias.
96