Coser y cantar

Se dice que el surgimiento de la máquina de coser está asociada a la Revolución Industrial europea del siglo XVIII y fue el inventor inglés Thomas Saint, quien realizó la primera patente de algo parecido en 1790, aunque la primera máquina verdaderamente funcional fue creada por Barthelemy Thimonnier en 1830.

Desde entonces se ha mejorado notablemente su eficiencia y productividad, tanto para uso doméstico como en la industria textil.

Aparejado al desarrollo de la costura, asumida fundamentalmente por mujeres, también surgieron costumbres, como la de trabajar en grupo y cantar mientras se realizaban las labores, lo cual dio lugar a una de las expresiones más populares de nuestra lengua: Coser y cantar, para indicar que algo es fácil de hacer.

En la fábrica Juan Antonio Márquez, de la ciudad de Ciego de Ávila, perteneciente a la Unidad Empresarial de Base (UEB) Confecciones Trébol, filial de la Empresa Cumbre, en Sancti Spíritus, un grupo de trabajadores hace honor a la tradición y, aunque no les resulta tan sencillo como el dicho, pone su empeño en vencer dificultades y cumplir planes económicos.

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