Las obras visitadas este 30 de diciembre no fueron obras que se inauguraban en Ciego de Ávila saludando aniversarios o con la premura que a veces imponen las fechas, los compromisos, los cortes de cinta y la ejecución del presupuesto.
Al menos estas tuvieron el fin en sí mismas y no en el fin de año. Porque la Empresa Cárnica llevaba mucho tiempo necesitando un matadero donde el único sacrificio fuera el de los animales y no el de sus trabajadores. Una inversión que la tecnóloga Marta Cedeño lleva al extremo cuando dice,“ nunca en la vida”. Nunca en la vida tuvieron un piso de mosaicos ni azulejos en las paredes ni esto ni aquello… y la lista de tan larga podría resumirse en aspectos que costaron más de dos millones de pesos: aprovechar todo el vapor y ahorrar energía eléctrica; alcanzar registros y licencias sanitarias que ya exceden los 40 productos y que mantienen la inocuidad de los alimentos hasta en el acarreo a las bodegas; mejorar las condiciones de trabajo para aumentar la capacidad de procesamiento y la satisfacción de sus trabajadores.
Aunque allí la inversión millonaria no concluye este diciembre y la disponibilidad del cerdo muestra niveles inferiores− si bien logran aprovechar porcientos del animal que equiparan sus rendimientos a la media del país−el 2021 de la Empresa Cárnica en Ciego de Ávila no se parece a su 2020. “Esto es ya otra cosa”, remataría uno de sus trabajadores.
Y lo mismo podrían haber dicho en la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Frutales, un colectivo al que le harían entrega del reconocimiento “ por el sendero de la victoria” y ya había cultivado toda la enana roja de sus planes y enviado guayabas al Turismo y elevado el detalle y el buen gusto de un restaurante al que le siguen llamando comedor obrero por vicio de la costumbre.
Como la minindustria de La Ceiba,que de mini solo tiene el nombre que insisten en ponerle a un proyecto de desarrollo local que surgió a escasos kilómetros de la UEB de Frutales y que también se encadena hacia lo interno: surco- procesamiento- ventas. No obstante, allí “olvidan” que de los miles de pesos ingresados a la cuenta del gobierno avileño, un 25 porciento se destina a apoyar la gestación de otros proyectos de desarrollo, de manera tal que las frutas, vegetales y viandas que se empacan en su reciente centro de beneficio van mucho más allá del Hospital, la Cayería Norte o los Consejos Populares que sortearon la cuarentena con paquetes de La Ceiba. El desarrollo de ella impula el de quienes pretenden imitarla.
Aunque hoy destaca el plátano, en La Ceiba aspiran a procesar hasta el maíz tierno para ofertarlo en paquetes de granos y mazorcas
Para febrero, cuando logren importar nueva tecnología con varios cortes que lleven las dos teneladas diarias a ocho, ya unas 40 mujeres de la comunidad del Plan Piña podrán sumarse a un emprendimiento que les dibuja un mejor futuro. Las hectáreas de aquel lugar crecerán al ritmo de las espectativas. Es un hecho.
Sin embargo, nadie en Guayacanes pensó que tantas espectativas fueran a cumplirse en el mismo año, y casi en el mismo mes, porque los pueblos suelen tener asfalto en las calles primero, y luego pintura en la farmacia y en la escuelita, y después mejoran el círculo social o el ranchón, y más tarde desobstruyen sus cañadas y reparan su terminal de ferrocarril y el parque…
Pero a Guayacanes le cayó un aluvión de agua en noviembre y otro de esfuerzos en diciembre; de modo que permanece inundado de tristes recuerdos y de imágenes que intentan borrárselos. Es una pujanza de la que el tiempo se encargará con el “favor” de las autoridades que ya han hecho lo suyo.
Guayacanes asfaltado. Ahora es más fácil el acceso
No fue cuestión de cuatro semanas (aunque casi) ; ese “récord” lo tuvo Río Azul, por obra de Palmares que tuvo mucho menos que remozar en un sitio que ahora podría ser parada obligada en la Carretera Central. Las pasarelas que antes eran barranco, el cuero de sus taburetes, las barandas, la pintura, el parqueo, el ensanche de la carretera para evitar accidentes… Jorge Luis Hernández Bencomo, director de la sucursal Palmares quedó tan impresionado con el cambio del lugar que su metáfora pareció el mejor de los ingredientes: ahora hasta las ofertas “saben” mejor.
Los avances de otros sectores también serían visibles, no solo de pasada. Por ello, mientras las autoridades del territorio, con el gobernador Tomás Alexis Martín Venegas al frente, se detenían en tierras de la vaquería 29, de Ruta Invasora, las historias de Omar Pérez Soriano merecían el reposo del que no suele disponerse en días de recorrido.
Omar Pérez Soriano, en apenas unos meses ya duplica los litros de leche que, como promedio, alcanzan otras vacas en RutaAsí terminaba el de este 30 de diciembre; a la sombra de las buenas experiencias en unidades, acogidas a convenios de producción cooperada. Por suerte ya Invasor lo había escuchado dos semanas antes, al intentar explicar algunas “obviedades” ganaderas que saldrán del tintero a inicios de 2021.
Hasta cierto punto todos los lugares visitados guardan historias semejantes: si hay emprendimiento, inversiones y voluntad existe una obra sólida que admirar. Y eso perdura más allá de la venia gubernamental o del júbilo de fin de año.