Si la solución demora el problema crece

No deberíamos permitirnos titubear a la hora de tomar decisiones, porque cuando las soluciones se demoran, los problemas crecen.

La historia del ingeniero Alberto Gómez Abreu publicada en estas páginas la semana pasada tiene, como mínimo, dos lecturas. La primera, y tal vez más importante, es su enorme talento, un ingenio cultivado sin descanso y con “hambre” de conocimientos desde que era un chiquillo del Chillante y nadie podría anticipar su futuro de “arréglalotodo”. También de esas ganas por ser parte de las soluciones y no de los problemas.

• No querrás dejar de leer El ingenio del ingeniero y otras redundancias necesarias.

Y podríamos quedarnos embelesados oyéndolo contar sus peripecias, todos los circuitos devueltos a la vida, toda la maquinaria dada por inservible volviendo a latir entre sus manos, todos los elevadores que suben y bajan ―con parsimonia, pero con seguridad―, evitando la falta de aliento de un escalón detrás de otro y otro y otro. Lo más reconfortante es la certeza de que, como él, hay cientos de mujeres y hombres con una avidez tan grande de decir sí donde es casi recomendable decir no, que harían falta dos, tres, 10 periódicos para contar sus peripecias, y todavía no sería suficiente.

Pero había dicho dos lecturas. La segunda no produce esa felicidad genuina de saber que se tiene delante a una persona incrédula de los imposibles, por lo menos, hasta intentarlo un par de veces. La segunda lectura tiene el amargor de los frenos, las dilaciones, el burocratismo. Seis años, estimado lector, ¡seis años!, demoró la aprobación para que Alberto ―ingeniero-ingenioso-cuentapropista―, echara a andar y diera mantenimiento a las lavadoras del Hospital Roberto Rodríguez de Morón.

Más de un lustro en el que la institución de salud y su administración, quizás, sufrieron el desasosiego de un equipo menos, la sobreexplotación del resto a expensas de incrementar el déficit, 500 kilogramos de ropa sucia y con riesgo biológico dando vueltas ya no en las lavadoras, sino en la preocupación de los responsables, como una centrífuga a cientos de revoluciones por minuto exprimiendo la tranquilidad. Mientras, en el mismo municipio, en la misma ciudad, el hombre con la solución esperaba.

Esas son las trabas a las que, hace solo unos días, el Presidente de la República Miguel Díaz-Canel llamaba a eliminar de una vez y por todas si queremos, en serio, que este país avance, a contrapelo de bloqueos y coyunturas.

A la par de regocijarnos con la puesta en marcha de la lavadora en el hospital moronense y mantener en la memoria la sonrisa victoriosa de Alberto frente a la máquina achacosa, deberíamos estar preguntándonos por qué la aprobación para contratar los servicios de un cuentapropista demoró tanto.

El propio ingeniero lo había dicho: “hay que cambiar mucho la mentalidad para aprovechar el talento que tenemos en cada lugar”. Por supuesto, no hablaba de sí mismo, por lo general la gente como él no emplea demasiado tiempo en lustrar su ombligo. Hablaba, y hablo yo ahora, de todas las firmas intermedias que ralentizan los procesos; del “sube y baja” de solicitudes y aprobaciones (al parecer, en elevadores defectuosos); de cierto persistente estigma hacia los “privados”; del temor a equivocarse (olvidando los muchísimos aportes del método heurístico de ensayo y error), que no es igual a equivocarse a propósito.

Casos de malos procederes y pagos indebidos a trabajadores por cuenta propia han existido —incluso antes de las modificaciones en 2019 del Decreto Ley 356, rector de esta actividad―, y existirán. En Camagüey, por ejemplo, en 2018 una auditoría sacó a la luz el pago de 153 000.00 pesos a cuentapropistas por una obra inconclusa; en Ciego de Ávila, la XIII Comprobación Nacional al Control Interno también encontró irregularidades en este sentido. Pero ni una golondrina hace verano ni un delito desdice los aportes que este sector hace todos los días al desarrollo socioeconómico del país.

DECRETO-LEY No. 383 “MODIFICATIVO DEL DECRETO-LEY NO. 356 SOBRE EL EJERCICIO DEL TRABAJO POR CUENTA PROPIA” por Sayli Sosa

De hecho, entre las 12 prioridades de la Economía cubana en 2020, enumeradas así por el Ministerio de Economía y Planificación, la número nueve es “fomentar los vínculos entre todos los actores económicos: sector estatal, sector no estatal e inversión extranjera”. Esto, junto a la solicitud del Presidente para que cada organismo elabore un “banco de trabas” con el fin de “resolver muchas situaciones que hoy entorpecen el desarrollo de la nación”, resultan indicaciones suficientes para dejar atrás cualquier postura conservadora e inmovilista.

Insisto, también, en que el sistema empresarial debe ofrecer respuestas a pequeña y gran escala. Hemos utilizado el ejemplo de Alberto y los seis años proponiendo sus servicios al Hospital de Morón sin obtener el permiso, y podríamos entender, asimismo, que fueron seis años en los que el Ministerio de Salud y la provincia no encontraron una solución en ninguna entidad.

Allí donde la empresa estatal o las unidades presupuestadas no lleguen por falta de recursos humanos, materiales o de otra índole, o digo más, allí donde el servicio de una cooperativa o un cuentapropista llegue más rápido y mejor, no deberíamos permitirnos titubear, porque cuando las soluciones se demoran, los problemas crecen.

Hablando de demoras. Hace 20 años el propio ingeniero Alberto Gómez Abreu elaboró el proyecto de una pizarra inteligente para el funcionamiento de ascensores y ―¡la culpa de esos elevadores rotos que ni suben ni bajan!—, solo en enero último lo han desempolvado para socializarlo.

Saben quién es este joven, un Ingeniero graduado en la especialidad de Control Automático con excelentes resultados...

Posted by Belkis Benitez Gonzalez on Saturday, January 25, 2020


Escribir un comentario


Código de seguridad
Refrescar