En el barrio donde vivo ha surgido un nuevo negocio de un emprendedor trabajador por cuenta propia. Desde hace unos días un bonito quiosco llama la atención, fundamentalmente de los infantes, por las golosinas que exhibe.
Pellys de diversa tipología, galleticas y otras confituras, de esas que ahora escasean en la red minorista, pueden encontrarse allí, por supuesto que a un precio más elevado que el que habitualmente tienen en los establecimientos estatales.
Pero este no es un caso aislado. En los últimos tiempos revender se ha convertido en un negocio redondo. A la entrada del zoológico, el parque infantil, en terminales de ómnibus y trenes, hospitales o en cuanta fiesta popular se programe, está este parásito social, dispuesto a obtener ganancias sin sudar la camisa.
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Y no me refiero ni siquiera a esos que habitualmente se apostan a la entrada de las tiendas para proponer sus mercancías, a escondidas de los inspectores, sino a los otros que bajo licencia de cuentapropistas no aportan nada de su creación, sino que se limitan a exponer a la luz pública manzanas que, obviamente, nunca cosecharon, refrescos, maltas, pellys y otras confituras salidas del mercado estatal, con valores adulterados.
Así las habichuelas del organopónico de la comunidad o los platanitos de fruta del agromercado, desaparecen rápidamente para reaparecer en la tarima del cuentapropista a un precio muy superior, ante lo cual no queda menos que preguntarse: ¿quién otorgó esas licencias o quién fiscaliza?
Esta situación esconde acciones de acaparamiento cuando sacan a la venta los productos mencionados, a la vez que contrarrestan el empeño del Estado por mantener opciones en sus establecimientos, y motivan el desabastecimiento, lo cual obliga a la población a acudir a los revendedores “autorizados”.
La reciente sesión de las comisiones de trabajo del Parlamento cubano debatió sobre el tema y, al respecto, Margarita González, ministra de Trabajo y Seguridad Social, reconoció que a pesar de los mecanismos de control aplicados para el ejercicio del trabajo por cuenta propia en Cuba, persisten incumplimientos de las atribuciones y obligaciones de los responsables del área de comercialización, donde continúa la venta de productos importados o procedentes de la red de comercio.
Al decir de la titular, el principal problema en los territorios actualmente es la ilegalidad impune, lo cual provoca descontento entre los trabajadores por cuenta propia que sí cumplen con sus obligaciones
Que los gobiernos municipales estén al tanto de lo que ocurre en sus barrios, fue uno de los llamados realizados en esas comisiones de trabajo y es también lo que pide la población, acorde con las enseñanzas de los principales dirigentes de la Revolución y con el actuar del Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en permanente intercambio con el pueblo, durante sus visitas a los territorios.
Nadie tiene derecho a escamotearle a los trabajadores y jubilados los beneficios que recibirán con el incremento salarial, ya sea por revenderles los mismos productos que el Estado pone a su alcance o por una solapada forma de estafa, consistente en disminuir la cantidad o tamaño del producto que antes se ofrecía por un valor determinado.
Bajo la aparente buena actitud de no incrementar el precio se esconde, en ocasiones, una postura deshonesta, cuando percibimos que las frituras de maíz son tan pequeñas que caben en una cuchara sopera, o el mazo de verduras es mucho más finito y hasta el pan liberado y los dulces decrecen.
Estar atentos a estos procederes es deber de los Consejos de Administración en cada instancia y de las autoridades facultadas para velar por la legalidad, pero también de la propia población, que debe denunciar donde corresponda a quien quiere vivir del sudor ajeno sin aportar nada útil a la sociedad.
Brmh
El comentario que a continuación haré, pudiera no publicarse porque la intención directa no es participar respecto a la noticia sino señalar lo que considero un error.
En los dibujos se emplea la palabra tú y creo debe ser tu (sin tilde) porque se refiere al pronombre posesivo (creo que es así como se llama), no al pronombre personal.
Yo no soy un profesional del idioma y pudiera estar equivocado al respecto, pero sugiero revisar.
En los países pobres es una manera decorosa de ganarse la vida. Ellos compran y revenden sus productos sin que nadie les fije los precios.
Esto es un negocio como muchos otros, unas veces rentable y otras no.
Yo personalmente no tengo absolutamente nada en contra de ellos, pero a veces aparece el estafador quien es el que les da la mala reputación. No se puede confundir un revendedor con un estafador.
Aún estuvieran las estanterías abarrotadas de los productos que usualmente compramos, siempre existirán los revendedores. De hecho el revendedor es el último eslabón en la cadena productiva de bienes y servicios.
En tiempos como los que hoy vivimos, de crisis, nos guste o no, tendremos que convivir con los revendedores.
Saludos.
Este es un desgarro social que está desangrando al pueblo cada día, y lo peor es que se multiplica cada vez más, cerrándole las opciones al cubano común.
Es bueno que se debata en el Parlamento, en la Mesa Redonda, pero las palabras no acaban con el problema, hace falta HACER, no decir. Y HACERLO YA, no dentro de 6 meses o un año, porque se está volviendo insoportable la situación.
Para mí ahí tiene que tomar parte el Gobierno municipal, el Partido, el MINCIN, la PNR, la ONAT, y otros organismos que tienen sus obligaciones al respecto.
Lo peor es que los mecanismos existen, pero no se aplican, y no es que los malnacidos se escondan, es que lo hacen a plena luz del día sin temor a represalias de nadie.
!!!BASTA YA DE ROBO Y DESCARO!!!
Definir si la figura del revendedor es buena o mala, creo que no es tan fácil en el contexto cubano. Son entes que tienen tanto defensores como detractores.
Personalmente yo creo que el problema de fondo en nuestro país, es la no tenencia de productos en las tiendas en la cantidad requerida, y eso a veces pasa un poco por chapucerías comerciales, comúnmente asociadas a los revendedores porque evidentemente, ellos forman parte de una cadena.
Si se sabe que un producto X tiene una amplia demanda, y compré 50 y se acabaron rápido, para la próxima compro 100 y así seguimos tanteando el problema hasta que se solucione. Debe destacarse que el mercado y sus vaivenes, son algo impredecibles.
Entonces, lo que creo es que echarle la culpa a los revendedores (con licencia o no) de los problemas comerciales que tenemos, es simplemente detenernos a contemplar las hojas de los árboles perdiendo un poco la perspectiva de la raíz.
Yo como consumidor, si alguien tiene un producto y lo vende a un precio que no me cuadra, no lo compro y ya está; y en cuanto a los precios, los revendedores han tenido como gran maestro al estado, porque lo que se vende en las shopping se hace con una "moneda" potenciada 24 veces, y a eso añadir grandes márgenes comerciales, que a veces conforman más de un 100% de ganancia.
En ese contexto hasta un producto con defectos, sigue porporcionando ganancias respecto al precio original.
El problema de los revendedores, se conforma por múltiples aristas.
Nos atrevemos a culpar y hasta insultar el efecto, pero no quién lo causa.
En fin jugamos con la cadena, pero no con el mono.