Andrés Lago Lazo: instructor de arte por siempre

Los vínculos de Andrés Lago Lazo con el arte no pueden delimitarse en el tiempo con exactitud. Tal vez comenzaron el propio día de su nacimiento, el primero de diciembre de 1943, en Jatibonico, en el seno de una familia de decimistas y parranderos.

Su padre tocaba el bongó y otros hermanos la guitarra, por lo que muy pronto escribió sus primeras poesías y mostró interés por seguir estudios que lo relacionaran con la cultura.

En la Campaña de Alfabetización se encontró su respuesta inmediata y como parte del ejército de alfabetizadores llegó hasta Limones Palmero, en el municipio de Majagua, a enseñar las primeras letras en el hogar de los Hernández.

Terminada la tarea se acoge al plan de becas que ofrecía la incipiente Revolución a los jóvenes y llega por esa vía a La Habana, para formar parte del primer curso de Instructores de Arte del país.

Sin tener conciencia de ello, el muchacho veinteañero comenzaba un camino ligado al arte, del cual no se apartaría.

La casa de Cultura de Jatibonico primero, y la de Ciego de Ávila después, acogen a partir de 1964 al recién egresado instructor, que llega cargado de sueños y ansias de superación.

A finales de la década del 60 se vincula por dos años al movimiento teatral de Camagüey, bajo la dirección de José Angulo Cisneros, y ya en 1970 está de regreso en la ciudad de Ciego de Ávila, para ponerse al frente del Conjunto Dramático.

De esa época han quedado para la historia teatral del territorio, las puestas en escena escritas y dirigidas por Lago: Aquí Nosotros, inspirada en el hermano pueblo de Vietnam; y La Decisión, acerca de la lucha clandestina.

Pero también los montajes de la comedia La cama y el sofá, del argentino Aurelio Ferrette; y Un brindis por el sonso, de Onelio Jorge Cardoso.

Sin desligarse de la esencia de su profesión, Lago ha tenido un largo peregrinar por los caminos del arte, unas veces cual instructor de teatro, asesor de los grupos de aficionados o como Jefe del Centro Provincial Metodológico, a la par que ha velado por su superación, ejemplo de lo cual es el curso de Política cultural, en la República de Bulgaria, en 1982.

Cumplir el deber con amor

Su trayectoria, sin embargo, tiene un punto culminante a partir de su proyecto comunitario Retoño de Razones en el reparto Canaleta, en la periferia de la urbe avileña, no solo por los resultados, sino también por el cariño y respeto que se ha ganado entre los pobladores.

Hasta allí llegó a inicios de la década de los 90 del pasado siglo con el objetivo de incentivar la aplicación de la política de la Revolución en el barrio, a través del arte y la cultura.

Tras un arduo trabajo de base, con la integración de todos los factores de la comunidad, el programa comenzó a dar sus frutos con la celebración de jornadas culturales y la actuación de los propios vecinos.

Lago rememora aquellos primeros pasos, cuando ensayaban en las calles y la gente miraba con incredulidad sus intentos de convertir en actores a los habitantes de la vecindad.

Su vasta experiencia fue puesta en función de la iniciativa local, con el apoyo del centro de Casas de Cultura, primero; y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), después.

Pero en medio de la crisis económica que vivía el país y los interminables apagones, su idea fue ganando poco a poco la aprobación de los pobladores y de los organismos asentados en la localidad.

Por el resultado palpable que mostrar, el Centro de Intercambio y Referencia Iniciativas Comunitarias (Cieric) le concedió el primer lugar nacional en el año 2006 por el impacto del programa y lo ayudó con recursos para incentivar el trabajo.

Comenzó a partir de ahí una nueva etapa, marcada igual por la entrega y abnegación, pero con cierto respiro en cuanto a condiciones, al contar con un equipo de audio, un local para ensayos y otras posibilidades.

Tras años de dedicación a ese empeño, hoy se considera un hombre realizado como artista y satisfecho por los avances que ha conseguido en su radio de acción.

El comportamiento conductual de la comunidad fue otro, dice con orgullo, pues el reflejo de los problemas que existían, a través del arte, hizo a los residentes comportarse de manera diferente.

De las vivencias en ese entorno surgieron sus obras Delirios Tremen, sobre el alcoholismo; Tiempo de Neblina, acerca de la drogadicción; Familia, relacionada con el embarazo precoz; y Arcoiris, sobre el hábito de fumar en niños y adolescentes, interpretados por actores aficionados del vecindario y recogidos en el libro Razones.

Asegura el instructor que significa un antes y un después también en cuanto a conocimientos, oportunidades y relaciones laborales y humanas.

Retoño de Razones propició la realización de talleres con los jóvenes, promociones de salud, actuaciones de teatro y danza, se formaron grupos de títeres, de baile, parranderos y solistas, para animar las actividades en las jornadas de la cultura y en fechas importantes.

Al proyecto le agradece la oportunidad de conocer a los mexicanos Rosario Álvarez Serna y su esposo José Luis, coordinador de la Feria Pedagógica en esa hermana nación, evento que integra a organismos civiles, instituciones y ciudadanos en el afán de reconocer experiencias educativas que inspiren y motiven a humanizar la sociedad.

Y como si fuera poco, los resultados en la barriada de Canaleta lo llevaron más allá de las fronteras de la Isla, para integrar entre el 2010 y 2012 la misión Cultura Corazón Adentro, en la República Bolivariana de Venezuela.

andrésEl largo andar de Lago por los caminos del arte, ya próximo a los 60 años, ha sido reconocido en más de una ocasión con premios de dirección en festivales provinciales y nacionales de aficionados al teatro y el foro Elsa Calle In Memoriam, auspiciado por la UNEAC en el territorio avileño, así como el Premio del Barrio en 2019, conferido por los Comités de Defensa de la Revolución.

Sin embargo, tales estímulos no envanecen al artista, modesto, por excelencia, quien insiste en destacar el valor de la integración de todos los factores que conforman la cultura y el apoyo de la familia, formada por esposa, hijos, nietos y bisnietos para alcanzar el resultado soñado.

Y aunque después de la pausa impuesta por la COVID-19 se hace imprescindible engrasar de nuevo los mecanismos para recobrar la vitalidad de los proyectos, él no descansa en su afán por trasmitir conocimientos e incentivar el talento de quienes le rodean, ahora desde su puesto como profesor en el Instituto Politécnico Armando Mestre, de su querido Canaleta.

Soy un producto de la política cultural de la Revolución, argumenta, y por ello se considera privilegiado por las posibilidades de formación que ha tenido y en deuda para trasmitir esos conocimientos.

Yo sólo cumplo con mi deber, dice con humildad este artista, imprescindible en la historia cultural de Ciego de Ávila.

Esa tarea la acomete siempre con inmenso amor y ahí está la diferencia.


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