Embarazo y mercado laboral: malestares añadidos

Llegaron casi juntas, la salida del servicio social y la noticia del embarazo. Después de algunos años de viajes intermunicipales de Morón a Ciego de Ávila para ir al trabajo, decidió quedarse en su ciudad y buscar un nuevo puesto. Pero, mientras la panza crecía, las posibilidades de encontrar un nuevo centro iban por el lado contrario.

Eso me contaba hace unos días una muchacha que conozco; su historia me recordó a la de otras de las que he sabido por terceros y me hizo pensar un poco en las paradojas de la vida.

Nos podría parecer ajeno o imposible que el embarazo sea motivo para vacilar a la hora de contratar a una mujer en un centro laboral. Sin embargo, la realidad delata que demasiadas cosas que no deberían pasar, pues, ahí están.

Por supuesto que no es una justificación que se exprese por las claras, al menos no siempre, y se recurre a otros motivos que se saben falsos.

Detrás están, haciendo sombras, esos “enredos” administrativos que suponen aceptar que ella entre con un tiempo que, de antemano, se sabe limitado: en un plazo corto, debe aparecer quién cubra la licencia y los gastos para la entidad cuando haya que pagárselos. Todo conspira para que sea más fácil decir un no.

Que le pregunten a una mujer si tiene hijos o está esperándolos antes de indagar en cualquier dato imprescindible del currículum vitae, sucede y está atravesado por varios tamices, llamémosles, subjetivos: el del compromiso que tenga quien contrata, con su puesto y con la que llega (si va “recomendada” puede que el panorama sea diferente); las valoraciones que haga de su potencial para ocupar la plaza, los deseos de “ayudar”…

Porque escrito, regulado, no está que se deba dar trabajo a una embarazada. Sin embargo, poner reparos solo por esa condición va en contra de las campañas de las que Cuba se ha hecho eco en el tema de equidad de género y las políticas adoptadas en función de proteger a las madres.

Parece ilógico que si tanto se habla de la tasa de natalidad (en los últimos 30 años ha decrecido de un 17,9 % a un 10,4 por cada mil habitantes, de que cada vez se torna más difícil la decisión de tener hijos, quienes la toman deban enfrentar no solo el peso de nueve meses con el vientre creciendo, sino, además, estigmas que perduran en la sociedad y que limitan su bienestar.

Si tomamos como referencia el contexto regional, donde las mujeres ganan un 17 por ciento menos que los hombres por hora trabajada, podemos notar que en la Isla existen avances. Un trabajo publicado en el sitio Cubahora resaltaba que la Mayor de la Antillas fue el segundo país en ratificar la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer.

Esto da cuentas de por dónde va la voluntad política, que es un elemento imprescindible, aunque no se traduce en que todo está felizmente resuelto.

Algunas estadísticas recogidas en el Anuario de Empleos y Salarios en su edición de 2019 ilustran que la tendencia en los últimos tiempos (2013- 2018) ha sido a la disminución de la población femenina con vínculo laboral, teniendo como base la cantidad de mujeres en edad apta para ello.

Sumarle la sobrecarga en las tareas del hogar que estas enfrentan, reconocida en la Encuesta Nacional de Igualdad de Género del 2016: “las mujeres dedican 14 horas más como promedio en una semana que los hombres; ellas continúan asumiendo las tareas domésticas y de cuidados no remuneradas”.

Con todos estos datos, es un sinsentido que las que quieren continuar trabajando se encuentren con obstáculos para añadirlos a los que ya tienen por el hecho de ser mujeres y continuar el machismo acomodado en demasiados sectores de la vida social.

Al final, la muchacha que me contaba su historia, y tal vez muchas otras, tuvieron “suerte” y encontraron algún lugar donde las acogieron, mientras esperan que llegue la licencia de maternidad. Tendrán todo un año para pensarlo y luego, “volver a probar”. Lo que se necesita no es que ese año pase, sino que esas rígidas estructuras mentales, donde todavía persisten, acaben por transformarse y pongan fin a esos malestares añadidos.


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