No solo olores, sabores o determinada melodía pueden traernos a la superficie pretéritos recuerdos, añoranzas, nostalgias, comparaciones y hasta enseñanzas.
También la lluvia suele tener en mí ese retrospectivo “don”.
Lluvia aquella, hace 30, 40 o más años, que dejaba a la ciudad como si una “comunal mano” le hubiera dado cepillo y jabón en cuanto pliegue o grieta tuviese, desde la raíz del pelo hasta la planta de los pies.
La gente solía llamarle “temporal”. Y la definición no era desacertada, porque muy bien podía comenzar el aguacero un día cualquiera de la semana y prolongarse durante jornadas enteras, de forma intermitente o más estable. Era como si el clima o la naturaleza agradecieran desde lo alto, con agua y vida, un poco más del respeto que por entonces le dispensaba, desde abajo, el ser humano.
Pero no es la lluvia, en sí misma, la que moja en este instante el centro de mis recuerdos. Es el conjunto de hábitos, actitudes y valores asociados a ella el motivo que me gotea sobre el teclado. Porque eran días (y tiempos) en que, por mucho que lloviera, a casi nadie se le ocurría dar media vuelta sobre la cama, seguir durmiendo y ausentarse al trabajo o a la escuela.
Eso, tan a la medida de la justificación hoy, sencillamente no le rozaba siquiera la mente a quienes tenían determinada responsabilidad a pie de torno, de sierra eléctrica o serrucho, de obra en construcción, de consulta médica, de pupitre (delante o sentado en él), de línea productiva industrial e, incluso, de cancha deportiva o institución cultural. La gente salía a trabajar y a estudiar “a capa y a espada”.
Décadas de sequía no me han "secado" la imagen de Julito García y Luis Valdivia pedaleando bajo el agua hacia los talleres, donde iniciaron vida laboral como mecánicos, o de los talabarteros Julio y Pedro Valdés, cobijados por un saco, un pedazo de nailon, de cartón, una capa o lo que apareciera, rumbo a aquella fábrica de monturas, cuyas producciones remontaron galope mucho más allá de las praderas espirituanas…
Sí, porque eran los tiempos en que el saquito de nailon se transformaba como por arte de la magia en capa y capucha contra la lluvia, a ritmo de pie y pedal en la máquina hogareña de coser.
Eran los tiempos en que miles de niños y adultos parecían “esquimales del trópico”, envueltos en las mismas capitas “made in casa” que luego ocupaban honroso y habitual espacio en la pared de las aulas o en el sitio previamente destinado para ellas.
Tiempos de barcos de papel echados a la corriente, tiempos de siembra con la misma “religiosidad” del ordeño a luz del candil, tiempos de espera interminable en un portal, tiempos de pantalón remangado y zapatos pendiendo del cuello, pero, sobre todo, tiempos en que lluvia y ausentismo no tenían absolutamente nada que ver, porque faltar al trabajo o a la escuela “por culpa del agua” era una verdadera vergüenza.
Hoy, por desdicha, no llueve igual. Pero… qué pena si, aun así, perdiéramos totalmente aquel “extraño” y divino hábito asociado a los días de lluvia: aquella saludable y arraigada manía que significaba no dejarse atrapar por el agua en casa y, mucho menos, utilizarla como argumento o pretexto para “lavar” con ella la ausencia ante el deber.
Espero la lluvia siempre , amaine un poco , para mejorar en la zafra y cultivos varios que bien necesitan para nuestra aleimentación y economía ....Pero siempre el agua es necesaria ....De aquellos tiempos de temporal .
Prof Ernesto Salcedo .
ANTES del 59 mucha gente ganaba una miseria y cuidaba el trabajito.
he vivido en españa y alli el patrono paga cada dia menos y tienes que trabajar MAS muchos no llegan a fin de mes y la gente cuida el CURRO, pues hay MILLONES de desempleados.
aqui en CUBITA la BELLA cuando mejor se vivia y se VIVIA BIEN , el comandante lanzo la campaña de la JORNADA LABORAL ES SAGRADA.
la respuesta al fenomeno NUESTRO se lo dejo a los sociologos.
si la SOLUCION es que existan MILLONES de DESEMPLEADOS ,es algo muy duro.
sera necesario que exista DESEMPLEO para que la gente cumpla con su trabajo y te brinden un buen sevicio ?
brmh
Disculpéme compañero Pastor , puso usted con sabeduría un simil bien ENTENDIDO SOBRE DOS ÉPOCAS Y LA SITUACIÓN DE LA FORMACIÓN DE VALÑORES EN EL ENTORNO FAMILIAR Y LABORAL .
Gracias .
Espero se trabaje sin campaña , sino sistemáticamente este tema medular , para sostener un proyecto social , que debemos fortalecer y no debilitarlo , como nos llamó en varios momentos el líder de la revolución cubana , el compañero Fidel ...y nada más palpable de sus análisis bien medulares , en el discurso y reflexión en el aula magna de la Universidad de la Habana .
La conciencia , se forma sobre estereotipos dinámicos del comportamiento humano y se no se forman adecuadamente , suceden la no formación de valores que respondan a construir un país con un modelo más justo , humano , transparente y sostenible y se hace sobre la base de la formación de valortes , en la practica cotidiana , no en mitines y discursos , van junto a los valores de ejemlo en el hogar , comuinidad , institucionews escolares de todos los niveles y el trabajop diario .
Esta es mi modesta opión .
El cerebro se condiciona , por qué hay personas que en Cuba no fueron buenois trabajadores y no trabajaron nunca y cuando están en otro país , son excelentes trabajadores y cumplen todo lo que el patrono indica .....?????.
Saquen pues sus propias conclusiones ....ES EL MISMO HOMBRE ...QUE CAMBIA ...LA CONCIENCIA .....PORQUE TE VOTAN O TE DEJAN EN LA CALLE Y EN EL NUESTRO TE PASAN LA MANO , POBRECITO -A --