Agricultura marchita

Esta podría ser la noticia más sensacionalista del último quinquenio, aun cuando no la anteceda ningún titular tremebundo: la Agricultura en Ciego de Ávila sembró, apenas, la mitad de lo que debía en su campaña de frío. Con el mes más corto del año concluyó una laaaarga cadena de contratiempos que estranguló los pronósticos hasta dejar las 21 600 hectáreas de esta temporada, al 50 por ciento.

Desde noviembre Invasor seguía de cerca el tema.

Ya en los inicios de la campaña el territorio comenzaba con el 19 por ciento del combustible, y aunque se apelaba a la tracción animal, las grandes extensiones de Ciego de Ávila hubieran necesitado una legión de bueyes para concluir la encomienda, probablemente casi a las puertas de la primavera, su otra temporada. En consecuencia, el suelo quedó desprovisto de semillas por falta de combustible y de fertilizantes, por tensiones financieras; dos constantes que le pusieron rostro al bloqueo norteamericano y a las sucesivas restricciones que lo acentúan.

El estrago ha sido notable en las áreas cosechadas porque los rendimientos están descendiendo, de modo que tampoco podremos exprimir al máximo la tierra cultivada. Y eso no solo lo admite el propio Orlando Pérez Pedreira, delegado provincial de la Agricultura, sino que puede verlo usted mismo en una placita (si en ese momento hay viandas). Fuñíos, raquíticos… le dicen los guajiros a los frutos que no logran convencerlos en tamaño y calidad y ante lo cual tienen su teoría tan sencilla como ellos: “a la tierra no le sirven las rectificaciones, lo que usted no hizo cuando tocaba, ya después es por gusto”.

Así podría resumirse el estado actual de la agricultura avileña, donde, en su momento, no se pudo y las alternativas que hablan, por ejemplo, de bioproductos de cal y tabaquina no alcanzaron a frenar del todo la proliferación de plagas.

Lo contaba Invasor hace unos días con los frijoles, y ahora el delegado suma el boniato y la malanga a la lista de los más afectados. Ilustra el hecho, además, con las frutabombas manchadas en el mercado, producto de hongos, y con la ausencia de calabazas, que se vieron afectadas en su primer ciclo.

Todo ello, más el déficit de recursos, obliga a que cada mañana, justo a las 6: 00 am, los principales directivos se den cita para distribuir los productos y ganar en eficiencia y equidad. Los datos desde Acopio indican, a simple vista, que los volúmenes permanecen estables, incluso, superiores si comparamos enero y febrero de 2020 con igual período del año anterior. En enero y febrero del actual año se distribuyeron unas siete libras percápita de viandas, cifra que representa solo la mitad de lo que debe distribuirse en viandas, según consta en el programa de autoabastecimiento municipal que busca acercarse a la soberanía alimentaria. Según ese programa, serían 30 libras en total, entre granos (2), hortalizas (10), frutas (3) y viandas (15).

No obstante, en enero del 2019 la cifra fue menor, apenas 2.56 libras de viandas por persona, aunque febrero rondó, otra vez, las siete. En ningún caso, como sabemos, lo que llega a los mercados satisface la mesa de los avileños. Y, en lo adelante, hasta Pedro Luis Cardoso, director de la Empresa Integral Ciego de Ávila, donde se concentran buena parte de las producciones que van al viandero de casa, cree que los estragos seguirán siendo visibles, por lo pronto.

Semejantes contratiempos nos obligan a mirar al surco, a pesar de que la mayoría tenga la vista fija en la placita de su esquina, donde no siempre está todo lo que busca o estaba y no alcanzó. Sin embargo, a nivel de conciencia, el efecto se exacerba y la gente se alarma, rumora, especula…, se va hasta las tarimas de oferta y demanda y se pregunta por qué ahí sí está, desconociendo que allí permanecen muchas veces porque muchos no pueden comprarlos, ni estando topados, y porque no todo lo que se produce va a los camiones de Acopio.

La Agricultura es un espejo cuya imagen no siempre reconocemos, y la nitidez de hoy pasa por seguir empeñándonos en los retoños de nuestro pedacito (con las malezas que aún los desgajan) sin desconocer que desde fuera quieren aplastarlos y, sobre todo por eso, lucen hoy marchitos. Solo que marchita no es acabada y eso hasta el guajiro más improvisado lo dice en cualquier guardarraya.


Comentarios  
# barbaro martinez 02-03-2020 15:14
hasta aqui los problemas objetivos.
me niego a creer que en este espeluznante panorama no tuvieron que ver problemas subjetivos,tiene el articulo el objetivo de justificarlos ???
se puede escribir asi desde una computadora en casa.
Katia te queda ahora ir al surco y hablar con los campesinos y obreros agricolas.

brmh

brmh
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