Lázaro Santana, un lanzador que hizo historia

A sus 74 años, el otrora lanzador avileño Lázaro Santana Herrera afirma que el béisbol sigue siendo su gran pasión y vive con la alegría de haberle dado muchos triunfos a la Patria. Con semejante historial aseguró el cariño perenne del pueblo.

Nace en Baraguá, el 24 de diciembre de 1946. Típico de su niñez y juventud fue sentirse a gusto gastando energía, con un alto espíritu competitivo que le permitiría incursionar en disciplinas diversas como voleibol, natación y baloncesto.

De hecho, participa en diferentes eventos provinciales, pero, insatisfecho, determina probarse en el béisbol, bajo las orientaciones de Kenneth Whitaker y Pancho Parrys, quienes lo ayudaron a encontrar nuevos horizontes en el ámbito deportivo.

La decisión fue la mejor: en 1962 integra el equipo juvenil, que, bajo la dirección de Mario Salas, interviene en el campeonato nacional, válido para darse a conocer y demostrar sus potencialidades como pitcher.BéisbolFoto: Tomada de www.baseball.com

No tenía gran velocidad, pero sí un efectivo control. Ubicaba la pelota donde más daño le hacia al bateador. Fue esa una de las principales virtudes durante su larga trayectoria.

El denominado Brazo de Hierro debutó en series nacionales en 1964, con el conjunto Granjeros. Participó en 17 ediciones, siempre vistiendo uniformes de equipos pertenecientes a Camagüey y Ciego de Ávila. Con ellos logra 130 victorias que lo consagran como uno de los mejores lanzadores del béisbol revolucionario cubano.

Santana es el único serpentinero criollo que ha impuesto en dos ocasiones el récord de más hombres retirados de forma consecutiva. En 1968 frenó a 27 bateadores en línea del conjunto Henequeneros, en el estadio Cándido González; en tanto el 26 de enero de 1972 elevó la cifra a 29, tras relevar en la primera entrada a Florentino Alfonso, frente al elenco Vegueros, en el Capitán San Luis, Pinar del Río.

Su actuación en el ámbito internacional resultó relevante en 17 eventos, al acumular 16 victorias sin la sombra de un revés. Bien recordadas son sus actuaciones en el Campeonato Mundial de República Dominicana, en agosto de 1969, cuando la selección cubana derrotó en la final a Estados Unidos y el diestro avileño se anotó triunfos a costa de las novenas de Colombia y Antillas Holandesas.

También ganó medallas de oro en los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, de Medellín, Colombia, 1978, y en el certamen mundial efectuado ese mismo año y en el cual se anotó par de éxitos y en la cita continental de San Juan, Puerto Rico, 1979.

La modestia y la sinceridad figuran entre los dones que distinguen a Lázaro Santana, avileño de ameno diálogo, defensor de criterios justos y, sobre todo, fiel a sus principios y la Patria, más su habitual caballerosidad, que lo distingue dentro y fuera del terreno de juego.

Esta Gloria del Deporte cubano ha merecido diferentes reconocimientos, pero en su memoria laten los cinco encuentros con el líder histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz, el primero en 1962, cuando la Crisis de Octubre, y el último en 1999, en el estadio Latinoamericano, durante el entrenamiento del equipo que se preparaba para los dos encuentros con los Orioles de Baltimore. Precisamente, junto a otras figuras de renombre en la historia del Deporte Nacional, asiste como invitado al partido de vuelta que acontecería en Baltimore en mayo de ese año.

BéisbolFoto: ArchivoFormó parte de la escuadra ganadora en los Panamericanos de San Juan, en 1979

Quien lo conoce sabe que es imposible dejar de ser amigo de este hombre, distinguido por su nobleza, dignidad y amor no solo por el béisbol, sino especialmente por su esposa y sus hijos María Virginia, Zeida y Lazarito.


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