Búfalos en el corazón

Cuando en aquella tarde de septiembre de 1972, el equipo Cuba de baloncesto masculino vencía a Italia en aquel memorable partido, Carmelo Ortega, director técnico de los antillanos, les dijo a sus atletas: “ni ustedes mismos saben la hazaña que han hecho”.

Esa anécdota un tanto la parodié cuando el quinteto avileño obtuvo el pasado año su décima corona en lides de la Liga Superior cubana. Esa generación de atletas, que desde el 2005 con su primer título ganó titulares de la prensa cubana, merece estar en lo más alto del historia deportivo de esta provincia.

Ahora, cuando en la actual el equipo está casi “herido de muerte” en sus aspiraciones de clasificación, bien merece que su afición, esa que festejaba junto a sus integrantes cada nuevo lauro, ahora le anime a salir del mal momento.

Es verdad que en lo material, por todos sus lauros, este colectivo debió ser mejor recompensado. No voy a interiorizar si se pudo o no hacer más en ese sentido, pero todos si podemos empujarlos con afectos y los aplausos.

Y que nadie se esconda en aquello de que “de aplausos no solo vive el artista”, que bien sabemos que tampoco de lisonjas. Tratemos de darle lo que merecen en ambos sentidos. Que la historia de este grupo de jóvenes, y la alegría que nos han regalado, bien lo merecen.


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