Béisbol: Análisis tras la despedida de Ciego de Ávila

Cuando Ciego de Ávila perdía dos veces este domingo ante Granma (5x2 y 5x0), la afición congregada en el estadio Mártires de Barbados era testigo del adiós del equipo de la provincia del mismo nombre a sus posibilidades de incluirse en la segunda fase del béisbol cubano, tal como nos acostumbró en la presente década.

• Así eran las posibilidades ante el compromiso con Granma 

No pretenden estas líneas ser la despedida de duelo de Los Tigres, ni mostrar las posibles causas de esta pobre labor y, mucho menos, el oportunismo de ensañarme en lo que antes no advertí y ahora ante el descalabro digo.

Que el pitcheo iba a darle dolores de cabeza a la dirección, eso lo sabíamos, y se expresó antes de iniciarse la lid. Lo que nadie podía suponer era que el desempeño iba a sobrepasar al adjetivo de pésimo.

Que la defensa iba a tener sus grietas, sobre todo en la línea central, eso se podía predecir, y se predijo antes del primer partido. Lo que era difícil de anticiparse era que esa área iba a ser la responsable de, al menos, siete derrotas en los dos primeros tercios de la campaña.

Que la ofensiva no era un elemento preocupante, eso se pronosticó por la mayoría de los técnicos del patio, lo que nadie pudo augurar fue que se mantuviera por encima de 315 durante toda esa primera fase.

Como puede apreciarse, dos renglones de juego que fueron horribles pesaron mucho más que uno que resultó muy bueno, tal como reflejan las estadísticas que aparecen en el sitio del béisbol cubano.

No me atrevería a valorar si fue bueno o malo el período de entrenamiento de los tricampeones nacionales, pues eso corresponde a los especialistas conocedores del tema, lo que sí puedo asegurar es que los resultados fueron desastrosos en los dos eslabones de juego que ya mencioné.

No se trata de que tras la eliminación ahora solo quede aquello de “en la próxima serie todo será mejor”. El béisbol avileño ha conseguido un prestigio de cuyo alcance ni los propios aficionados tienen la noción precisa.

No podemos olvidar que en el anterior siglo, un noveno puesto para el equipo era una labor de elogios y un lugar entre el 11 y el 13 era hasta aceptable. Por lo que no es desdeñable recordar que el posterior salto hacia la cumbre no fue obra de la casualidad.

Y quiero hacer énfasis en lo siguiente: la labor realizada en la EIDE Marina Samuel Noble con el béisbol es, a mi entender, la principal protagonista de las glorias que ha vivido la pelota avileña.

Es por eso que estas líneas, más que la valoración técnica, lo que pretende es recordar —y esto si lo alerté antes del fracaso— que los equipos escolares y juveniles que allí se preparan deben tener toda la atención que se requiere.

Lo anterior significa que allí deben estar los mejores entrenadores de la provincia y los que no puedan estar de manera continua, al menos, deben tener frecuencias semanales en los períodos de preparación.

El campo beisbolero donde entrenan estos muchachos debe ser atendido para que no suceda lo que, increíblemente, se ha visto en los últimos tiempos, lleno de hierba y no apto para entrenar. Y de esto también hablamos antes de la “hecatombe”.

Por tener menos entrenadores que las restantes provincias, menos población y menos instalaciones, una vez dije, y ahora lo repito como conclusión: “Ciego de Ávila no puede hacer lo mismo que otros territorios para triunfar en el béisbol… tiene que hacer mucho más”. Bastante más.


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