Tina Modotti o el desentierro como propuesta

Entre los títulos al alcance de los lectores de Ciego de Ávila en la Feria del Libro se incluye Tina Modotti. Mucho más que un cuerpo desnudo

libroPortada del libroEn las últimas líneas de su libro Tina Modotti. Mucho más que un cuerpo desnudo, su autora, Reina de la Caridad Torres Pérez propone desenterrarla, “(…) una y otra vez, mil veces si es preciso (…) en nombre del amor y de la verdad, porque ella fue amor, porque ella fue verdad”.

Lea un reporte de la presentación del libro en La Habana

Se trata de un texto breve, unas 70 páginas, en las que la escritora e investigadora que las suscribe acude a numerosas y variadas fuentes, para asumir la vindicación de quien, en Cuba, es más conocida por su intensa relación amorosa con Julio Antonio Mella, el líder antimperialista al que acompañó en la última etapa de su vida y hasta el momento de su asesinato, que por la avalancha de críticas e injurias que inmerecidamente recibiera la bella y sensible italiana en tiempos en que pasó por encima de las más elementales normas de la moral y la política burguesas.

El libro, a cargo de la editorial Pablo de la Torriente y con una tirada de 3 000 ejemplares, resume el dilema, viejo dilema por cierto, de quien pudo optar bien por la consagración artística —distanciada de revueltas y revoluciones—, que en su caso la conduciría a la celebridad como fotógrafa, o por la entrega a la causa de los explotados y oprimidos del planeta.

Pero la protagonista de la investigación escapaba por mucho, como puede aquilatarse en el cotejo de citas y en las opiniones que asume Reina en el transcurso de la narración, del retrato de mujer típica de los años veinte del pasado siglo, década en que se concentra el relato sociohistórico del libro y que muestra —con hechos y valoraciones de sus contemporáneos y de otros más cercanos en el tiempo—, que reunía en sí los atributos definitorios de los seres excepcionales.

La multifacética personalidad de Tina Modotti pudo desbordarse en una existencia relativamente breve, pero de tal intensidad que 80 años después de su desaparición física sigue molestando a quienes no entienden de la validez de una mujer que se expuso al desnudo artístico con absoluta naturalidad, o de un ser de apariencia frágil; en cambio, capaz de asumir las más radicales posturas políticas al punto de encarar al fascismo, o sencillamente de una persona con inmensa sensibilidad, que se compadecía y sufría por los males del prójimo, y aún más, en un momento de madurez, con suficiente capacidad para entregarse a los demás.

Y por ahí le entra al libro de Reina su trascendencia, en tanto humilde propósito de justipreciar en toda su magnitud y complejidad a quien inauguró una nueva época en la fotografía artística, al punto que se le califica como iniciadora del reportaje social, pero también a quien no vaciló en desafiar dogmas y convencionalismos.

Tampoco puede obviarse que la obra capta con acierto el ambiente social, cultural y político reinante en México en los tiempos en que allí se radicó Tina, tiempos de la postrevolución en ese país y del auge del muralismo de Rivera, Orozco y Siqueiros, aupado por la defensa de las tradiciones y el pasado precolombino, y por la indudable influencia de las corrientes o istmos del llamado vanguardismo.

Asimismo, la autora, a tono con su formación académica, aporta entre líneas las coordenadas que determinan las realidades en otros espacios geográficos en los cuales transcurre la febril trayectoria vital de Tina, por ejemplo, el Trieste natal, España inmersa en la Guerra Civil, Alemania, cubil esencial del fascismo, y la Unión Soviética, cuna de un mundo nuevo.

Después de los primeros acercamientos a las líneas de Tina Modotti... y de apreciar las fotos reveladoras que complementan el libro (fotos de ella y de otros ante ella), tengo la impresión de que Tina Modotti anda por ahí, de la mano de las mujeres que, en el mundo, también en Cuba, osan por desafiar y transgredir cuanto absurdo se les interponga.

Y si al principio de esta invitación a la lectura, citaba la propuesta de Reina de la Caridad Torres Pérez de desenterrar a la gran Assunta Adelaida Luigia Modotti Mondini, o simplemente Tina Modotti, “ (…) una y otra vez, mil veces si es preciso (…) en nombre del amor y de la verdad, porque ella fue amor, porque ella fue verdad”, no me queda otra opción, por legítimo y certero, que aceptar el merecido desenterramiento de quien ahora mentalmente visualizo, (y esto bien lo cuenta Reina), totalmente desnuda, “ (…) tumbada, con los ojos cerrados, luciendo la esbeltez de su cuerpo que parecía apenas rozar el suelo”, mientras el también célebre Edward Weston la inmortalizaba en una de sus sesiones de fotos.

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