Muchas veces pasamos de largo sin reparar en su presencia, otras, los vemos como parte del paisaje citadino y, en muchos casos, ni siquiera conocemos su origen o lo que representan.
Pero ellos están allí para recordarnos el valor histórico o artístico de un inmueble, rendir tributo a una fecha, un acontecimiento o una personalidad.
Las tarjas y monumentos preservan la memoria de una sociedad, resultan indispensables para el conocimiento y devienen legado para las futuras generaciones sobre el quehacer de los pueblos, su historia y su cultura.
En la provincia de Ciego de Ávila existen más de 300 construcciones conmemorativas, pero no todas tienen el mantenimiento sistemático que ameritan.
Velar por el cuidado y la preservación de cada una de ellas es deber de toda la sociedad, no solo para educar a las personas, sino también para valorizar en su justa medida el patrimonio cultural y mantener viva su historia y su identidad.
Penosa imagen de un lugar emblemático
Maceo, un ejemplo que debemos cuidar con esmero
¿Quién sabe que se evoca en el libro roto? Tal parece un monumento al abandono y la desidia
Pocos transeúntes se detienen a conocer el origen de esta construcción conmemorativa en el parque Martí de la ciudad capital
En pleno bulevar, hay un llamado para recordar que allí fue mortalmente herido el mártir avileño Raúl Cervantes
Honrar, honra
En un lugar de la ciudad, un busto espera por el cuidado y el homenaje que merece quien lo inspiró
El monumento a las madres es también punto de referencia para orientarnos en la ciudad
Más que mármol, Martí es acompañamiento e inspiración