Rostros en el tiempo II, exposición personal de Plinio Rolando Sánchez, constituye una muestra del quehacer artístico del retratista en el transcurso de su vida
Quedó inaugurada Rostros en el tiempo II, segunda parte de la recreación de historias humanas retratadas a través del dibujo con grafito en manos de Plinio Rolando Sánchez.
Plinio y sus vínculos con el género retrato ya son historia en esta ciudad; la calidad de su práctica artística, así como la constancia con que trabaja, revelan al autodidacta como exponente genuino del arte en Ciego de Ávila.
Rostros en el tiempo II exhibe propuestas con rúbricas —pertenecientes a diferentes momentos de la vida del artista—, en estrecha relación con su entorno, las circunstancias en las cuales asumió el desafío del retrato, y la posibilidad, también, de atrapar gestos, emociones ajenas.
Retrato de la pintora, y abuela de Plinio, Florinda Monzón
Es la casa del artista el taller-galería por excelencia, y su entorno vivencial está cargado de atipicidades. La morada y su interior es el eje principal del proceso de creación del artista; no obstante, el portal de la casa se ha convertido en el lugar predilecto para retratar; incluso, dibuja rodeado de personas.
Las personas que andan por el bulevar, así como las que lo circundan, constituyen particulares manifestaciones de su bien ganado público.
Colecciones de retratos habitan en la morada del artista, y otros tantos más se hallan en manos de incontables retratados. Es decir, la impronta de Plinio está dispersa, principalmente, en los ambientes familiares de la ciudad de Ciego de Ávila; pero, además, en otras provincias del país, y fuera de Cuba.
No es la primera vez que Plinio Rolando Sánchez exhibe su obra a través de la acogida de entidades sociales, porque dicho artista suele realizar extensiones en aquellos sitios, colaborando, como complemento de la dinámica laboral.
Esta muestra alaba a la vida humana, más allá de la ciudadanía avileña; vivos y muertos renacen en cada retrato, para perpetuar su memoria.
Algunos integrantes del taller de creación
Cada imagen del rostro exterioriza zonas recónditas de la espiritualidad humana, pues asoman fragmentos de episodios de vida; las individualidades son atesoradas desde el modo creativo y conforman una nueva realidad, en colectivo, mientras ciertos presupuestos museológicos y museográficos las relacionan en el espacio expositivo.
Expresiones del rostro a partir de la multiplicidad de causas, demuestran la capacidad del artista para captar la psicología de cada ser humano convertido en su modelo, gracias a sus modalidades de captación: una, retrato “en vivo”; y la otra opción es la variante retratística, a través de la reproducción de óvalos faciales/caras/rostros impresos sobre diferentes soportes con la técnica fotográfica.
También esta exposición demuestra retratos desarrollados a raíz del paso de personas por los portales de la ciudad, o próximos al domicilio del artista; es decir, resultados del azar.
Personalidades de la cultura avileña aparecen, revisitando sus respectivas historias enriquecedoras de lo retratado. Mujeres, hombres, jóvenes, y la infancia, son retratados desde la dimensión artística donde espacio y tiempo configuran una nueva realidad.
Merece destacar cómo en la inauguración de Rostros en el tiempo II hubo presencia del gremio artístico visual; participaron artistas y promotores culturales del Consejo Provincial de las Artes Plásticas, la Sociedad Cultural José Martí, y otras instituciones culturales.
También se integró a dicha actividad una representación del proyecto de las jóvenes que aprenden a tejer, bajo la orientación de Odalys Álvarez, líder del proyecto Manos Mágicas.
Retrato de una mujer, por encargo
Hubo un momento especial durante el encuentro entre artista e invitados: Roberto Bullón, musicólogo y miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, donó a Plinio una fotografía impresa de la pintora Florinda Monzón, su abuela materna.
Las salas expositivas contaron con la presencia de los integrantes del taller de creación artística del profesor Plinio, lo cual marcó la diferencia, pues discípulos y familiares resultaron no solo la mayor concentración de público, sino, también, el segmento poblacional de los avileños que, en sus vínculos con la Galería Raúl Martínez, se convirtieron en espectadores de las artes visuales.