Del 27 de abril al 1ro. de mayo, Ciego de Ávila vivió la emocionante aventura de la II Jornada Internacional Danzar en casa
Cuando el homo musicalis hace más de 40.000 de años hacía su música para transmitir emociones, y junto a la danza se fue adueñando de los corazones de sus iguales, jamás pensó que tiempo después surgiría la necesidad de danzar para hacer humanidad.
Con ese fin, también, se produjo y llevó a cabo esta segunda edición de un evento que ya es imprescindible para la salud emocional de la cultura avileña. Y es que a través de la danza se podrían rescatar tantos valores humanos ya subvalorados en nuestra contemporaneidad.
Danzar en casa, entonces, valida el intento y esfuerzo de bailarines, estudiosos, por rescatar la identidad del avileño que sabe memorizar pasos y coreografías; y el deseo del pueblo de devolverse a su cultura de bailar ante cualquier circunstancia de la vida.
Porque el hombre no ha de vivir sin danza. Como sin comidas y lenguaje verbal. Como sin libros y sueños. Luces y sombras. Hombre y mujer. Familia y soledad.
La danza podría ser la otra herramienta afectiva para volver a cultivar patria en donde es yerto el camino y ni el marabú crece. La danza también salva. Y cuando se hace en casa, pues vale el doble.
Calentando el cuerpo
Con Nagó en Primero de Enero, danzar es unir
De la presencia francohaitiana teorizaron Marilyn y Yoelxis
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Cuando no se necesitan las palabras
El rostro de la danza
Sembrando Patria para el futuro en comunión con Eirete, de Paraguay
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